viernes, 24 de agosto de 2007

Arrancando motores


Ya hace una semana que he realizado la mudanza junto con la inestimable ayuda de mi amigo y colega Carlos Cruzado (colega de la universidad Carlos III), mi no menos amiga Begoña y por su puesto mis padres, en especial mi madre que decidió sacrificar su hora de siesta a cambio de una buena paliza de desempaquetar enormes cajas de cartón llenas de comida para la despensa.

Por fin he dejado de vivir en el hotel y he comprado por primera vez en el supermercado (hipermercado, perdón) para rellenar mi nevera, que permanecía vacía desde hace bastante tiempo.

Dicen que lo que más estrés produce en esta vida es el cambio de trabajo, cambios de casa y transtornos de la familia. Pues bien, la suma de los dos primeros cambios la vengo padeciendo desde hace varios meses y todavía parece que estoy en la cresta de la ola.

EL viernes llegué a Barcelona en tren y me dirigí a recoger la furgoneta que había alquilado. Me dirigí presto a la Zona Franca a realizar compras varias de bricolage. La unión es barstante cañí: furgoneta, Zona Franca y bricolage. Aunque la Zona Franca ya no es lo que era. Valga como muestra la foto de arriba en la que vemos como se está construyendo a base de bien.

El sábado pasado empezó pronto y no del todo bien: "La Flauta" había cerrado sus puertas y no pude despedirme de mi ex-barrio como a mi me hubiese gustado, es decir, desayunandome un par de flautas del el dia que seguro hubiesen sido de butifarra con queso.

Por suerte La Farga estaba abierta y pude comerme un cruasán plancha con un kilo de mantequilla y otro kilo de mermelada.

Al poco rato llegaron Carlos y Begoña a meter mano a todos los trastos y cajas que pululaban por la casa. Los cargamos en la Fiat Ducato que había alquilado para hacer la mudanza el día antes y marchamos rumbo a Figueres.

La AP7 a la hora de comer era un continuo atasco que nos impidió disfrutar de la comida con mis padres en el hotel Almadraba. Llegamos a las tres a Figueres con el tiempo justo para comprar un pollo asado y un poco de fideos en una casa de comidas que está enfrente de mi nueva casa.

Descragamos los trástos rápidamente y nos volvimos a Barcelona. Una vez allí vaciamos la casa definitivamente y Begoña se despidió de nosotros.

Carlos condujo la furgoneta de vuelta a Figueres y llegamos a las 20:00. Todo un record. 450 kilometros recorridos y dos cargas completas de furgonneta.

A la llegada a Figueres nos esperaba un baño inaugural en la piscina de la comunidad y después una obra de teatro dentro del recinto del Castell de Peralada, la obra se llama "Los Persas, Requiem por un soldado", de Calixto Bieito, basada en un antiquisimo relato de la Batalla de Salamina de Esquilo, datada del año 480 a.c.

Trata de un destacamento de agerridos soldados españoles en Afganistan al cual se les manda una misión de desalojo de una escuela. Lamentablemente la misión no puede cumplirse y los soldados empezarán a mostrar los verdaderos motivos por los cuales se alistaron al ejercito. Los actores eran a la vez músicos y cantantes que interpretaron canciones de Janis Joplin (Cry Baby), Pink Floid (In the Flesh) y Edwin Starr (War), además de un himno nacional español tocado a lo Jimmy Hendrix. Igual que en la versión que vi en la Kommische Oper de Berlín de la Madamme Buterfly en la que Pinkerton se quedaba en pelotas sólamente cubierto por una bandera de los Estados Unidos, en Los Soldados, uno de los protagonistas se queda en pelotas sólo con la badera española atada a la cintura. Pese a estar en Cataluña, algunos espectadores abandonaron sus butacas a media representación.

Una obra curiosa y divertida sin dejar de lado la vertiente trágica, crítica y antbelicista.

Desde luego, lo mejor que he visto en el Festival de Peralada en toda la temporada.

Más tarde llegó la merecida cena para Carlos y para mi en la que nos tuvieron que llamar la atención por deborar tantos langostinos.

Al día siguiente: relax y vida. Excursión en kayak desde la playa de Almadraba hasta una cala de piedras y agua transparente, sesión de sauna, para llegar a mesa puesta y degustar un arroz con balao y un poco de cohinillo mientras observábamos gotas caer a mogollón.
Una vez acabado el fin de semana empieza lo que va a ser mi nueva vida aquí. Todavía quedan muchas cosas por montar y muchos trastos que ordenar. Una casa nueva que hay que rodar antes que funcione al 100%.
Cada vez que me voy a la cama Mitshubishi Motors tiene la gentileza de darme las buenas noches.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Entre todos los perdedores, el mejor.

Hace algún tiempo que me pasaba por la cabeza hacer mención a Sir Thomas Johnstone Lipton.

La explicación es bastante simple, la asociación de mar y té hace un par de fines de semana me trasladó ineviablemente a la 32ª edición de la Copa del America, que se celebró en la ciudad de Valencia. Con motivo de la regata, que es el evento deportivo más antiguo de la historia contemporanea, se reemitieron varios reportajes sobre la historia de este campeonato en los que me enteré de la existencia de este personaje.

Sir T.J. Lipton hijo de padres irlandeses con raices escocesas (Ulster Scots), nació entre 1848 y 1850 en la ciudad de Glasgow, Escocia. Los padres de Thomas regentaban una tienda de alimentación varia en Glasgow, lo que aquí se vendría a denominar mantequería, ultramarino o colmado.

Desde los 5 años hasta los 15 recibió educación en la Escuela Parroquial de San Andrés (Patrono de Escocia) en Glasgow. A la edad de 15 años abandonó esa escuela para ayudar a la subsistente economía de la familia Lipton con ingresos extras derivados de trabajos como mensajero, recadero etc, mientras seguía con sus estudios nocturnos en la escuela del barrio Gorbal, Glasgow.

En plena adolescencia y con el consentimiento paterno, Thomas se enroló como tripulante de una embarcación que zarpó rumbo los Estados Unidos y allí decidió empezar una nueva vida dedicada a viajar y trabajar.

Thomas trabajó en plantaciones de tabaco y de arroz, como vendedor de enciclopedias a domicilio, recadero, contable en sitios tan diversos como Virginia, Carolina del Sur, Nueva Orleans, Nueva Jersey y, por supuesto, en Nueva York.

Las vivencias y viajes por las americas ampliaron las miras de Thomas y en 1870 consideró que era una buena fecha para volver a su tierra natal.

Una vez vuelto a Glasgow, con 23 años, estuvo un año ayudando a sus padres con la tienda y al cabo de un año abrió su propia tienda, Lipton's Market tuvo bastante éxito y Lipton supo replicar el modelo de la primera tienda para abrir otras más. Primero extendió la marca a la ciudad de Glasgow, para seguir con Escocia y acabar conquistando toda Gran Bretaña.

En 1888 su red llegaba a los 300 establecimientos y estaba destinada a la incipiente clase media. Sin embargo, el éxito total estaba por llegar.

Durante esa época, el mercado del té estaba monopolizado por unos pocos comerciantes, como consecuencia los precios del té eran demasiado elevados para la working class y por lo tanto el té no gozaba de la popularidad actual.

Thomas Lipton encontró el mecanismo para romper el monopolio y ofrecer té a precios astronomicamente más baratos de lo que se vendia por aquel entonces. Además Thomas Lipton comercializó el té bajo lo que sería una de las primeras marcas blancas (quizás la primera): Lipton Tea, todavía existente, perteneciente al grupo Unilever y junto con PepsiCo creadores de la marca Lipton Ice con más de 35 años de historia.

Por aquel entonces, ya reconocido como Sir Thomas J. Lipton, el chico de los recados se había convertido en una compañía transatlántica con presencia en Europa, Estados Unidos y Canadá, con una flota propia de barcos a vapor.

¿Pero como logró Lipton ampliar su mercado hasta el otro lado del Atlántico? Obviamente el marketing (o como dicen los uruguallos: mercadotecnia) no se ha descubierto ayer. Abrir 300 locales en poco tiempo, no es fruto del azar, proporcionó a Lipton un conocimiento para seguir los mismos pasos en Norte América. Sin embargo Lipton aplicó por primera vez lo que hoy conocemos por patrocinio o esponsorización, es decir financiar una actividad, en este caso deportiva, a través de la publicidad. Algo que hoy es muy habitual dentro del deporte pero que a finales de siglo XIX se veía con muy malos ojos. Eso si, la esponsorización de hace un siglo no tenía nada que ver con la de hoy en dia. (Observar las velas desnudas del Shamrock V en 1930).




La obsesión de Lipton por la vela y la competición le llevó a patrocinar sus propios barcos de regatas, el Shamrock I, II, III, IV y V, específicamente diseñados para derrotar a los defensores de la Copa del America, representados por el americano New York Yacht Club.

Lipton, pese a su fortuna no formaba parte del Royal Yacht Squadron, club desafiante hasta entonces y primer defensor de la Copa de las Cien Guineas. Debido a sus origenes humildes no fué admitido como miembro hasta 1930, así que Lipton disputó sus cinco America's Cup siendo miembro del Royal Ulster Yacht Club.

Una vez tras otra, Lipton perdió todos sus desafíos: en 1899, fue derrotado ante el Columbia, en 1901 vencido otra vez por el Columbia, en 1903 machacado por el Reliance, en 1920 perdió ante el Resolute y definitivamente en 1930 aplastado por el Enterprise.


Columbia, Reliance, Resolute y Enterprise

Mas de treinta años como desafiante de los veleros defensores le valió a Thomas J. Lipton, por parte de los yankees del NYYC, el cariñoso sobrenombre de "Best of all loosers".

A pesar de perder todas estas veces, a T.J. Lipton le quedó el consuelo de ganar una envidiable cuota de mercado y de ser admitido, por fin, en el Royal Yacht Squadron.

La alegría le duro poco por que a la edad de 83 años, en 1931 falleció en su hogar de Londres, eso si, fué enterrado junto con sus humildes padres en el cementerio de Glasgow.

martes, 14 de agosto de 2007

Los primos visitan Barcelona

Deprisa, deprisa, os resumo lo que ha dado de si este pasado fin de semana.

En la última entrada os hablaba de mi pasión compartida con mis primos por los bocadillos del Frankfurt Pedralbes. La cita tuvo como resultado una factura de aproximadamente 80€, lo que incluye unas cuantas cervezas y unos 16 bocadillos, 12 de los cuales cayeron en manos de Jorge, Charles y yo, los otros cuatro se los repartieron primos por parte paterna de Jorge y Charlie. Así que se puede llegar a la conclusión que los Franco Duque (apellidos de mis primos) han heredado el mismo gen que yo he debido de heredar, un poco suavizado, eso si. Ni que decir tengo que en lo que a ingesta de alimentos se refiere, no me llegan ni a la suela de los zapatos, bueno, digamos a la rodilla.

Luego nos tomamos unos mojitos en un garito que encontramos por casualidad en el Born, unos mojitos dignos de ser mencionados. El camarero nos contó la historia que Ferran Adrià le había enseñado esta técnica de preparar mojitos que consistía en la maceración de la hiebabuena junto con el limón y el ron dentro de una botella de sifón. Rumbo a Gracia inteno enseñar la supermarcha nocturna de Barcelona a mis primos con resultado bastante negativo. Al final acabamos en lo que sería el equivalente del Mercurio en Barcelona: el María, un local decorado con posters y ediciones limitadas de discos de los Doors, Beatles, Jimmy Hendrix, The Who, Led Zeppelin, Rolling Stones y demás glorias del Rock and Roll. Aproximadamente a la una nos vamos a la cama. Ellos duermen en casa de su prima Astrid y cojen un taxi, yo me monto con ellos para ahorrarme un paseo de 500 metros y me arrepiento debido a lo pesado que es el taxista. Típico amargado que se caga en todo con un largo repertorio de topicazos tipo: "Menuda mierda de país!! que pocas cabezas ruedan!! Si yo fuese presidente esto sería otra cosa!! Que me dejen a mí y ya veras como cambio esto en dos días!! Yo no he tenido vacaciones en mi puta vida". Para colmo Charlie le da coba: "el país ha mejorado mucho, está bien que no exista la pena de muerte, es importante de vez en cuando cogerse vacaciones para desconectar..." Salto del taxi casi en marcha antes de estrangular al peseto y les escribo un msm de buenas noches a mis primos en el que escribo: "que se cayeeeeee, dile que se caaaayeeeee, dile que se cayeeeeee, de una puta veeeeez!!!!!" (entonar tipo cántico hooligan)

Al día siguiente la resaca (de bocadillos) se deja notar, cenar cinco bocadillos de esos te deja más deshidratado que 10 horas a pleno sol.

Y hablando de sol vamos a la playa de Torredembarra, no sin antes tragarnos un atasco de pelotas en la AP7 dignos de postal vacacional mediterranea. Nos consolamos diciendo que un verano sin atasco es como un jardín sin flores.

En Torredembarra mis primos se encuentran con bastantes amigos suyos de la infancia y adolescencia. Varias rememoraciones de momentos míticos de sus veranos, una fidehuà notable y unos bañitos en un agua increíblemente transparente y volvemos a Barcelona. Yo he quedado con mi amigo Carlos Muniesa, excompi de master que se ha enganchado a la bici.

Carlos es fumador y me sorprende que se haya aficionado. Así que decido ir a comprobar su estado de forma.

El tío aguanta mejor de lo que pensaba, hacemos unos 20 km suavemente y volvemos a casa. Bravo por Carlos, tiene futuro.

La cena con los primos consta de un par de pizzas, que nos dejan KO. Casi no puedo ni respirar y llego a casa reptando cual Boa Constrictor rellena de puerco espín.

Ya es domingo. Me despierto pronto y desayuno un cruasán plancha en la Farga rodeado de abueletes de la Diagonal que leen el ABC o la Vanguardia. Hace un día nublado y mis primos están sobaos 100%, los teléfonos desconectados les delantan. Al cabo de un rato me llama Charlie y le pregunto: "¿Todavía estas sobado?" él responde con voz pastosa "No, no, tío, todavía estoy despierto, te llamo luego". Tardarán unas cuantas horas en confirmarme la hora a la que debo encontrarme con ellos. Así que aprovecho para acabarme "Esperando a Godot" de Samuel Becket. Obra de teatro en dos actos que debería leerse en una hora pero que me ha costado leer un mes. Bastante surrealista. Empiezo a leer "Una mujer cualquiera" de Arthur Miller que tiene pinta de ser más potable.

Charles & George están preparados para la visita del museo Picasso, pero al final acudimos al MACBA, se nos queda la misma cara de incredulidad que se me ha quedado a mi después de acabar con "Esperando a Godot". Charles se indigna, como viene siendo habitual desde que tiene uso de razón.

¡¡¡Este es el careto que se le queda a Jorge!!!


¡¡Pero eso no nos hace perder el hambre!! Nos vamos al Port Vell y nos jamamos unos boquerones, unas navajas, un ensaladote y una paella.

Carlos Muniesa me vuelve a llamar para ir en bici. Vale, me parece buen plan. Esta vez hacemos 40 kilómetros, se lo pongo un poco más difícil y veo que el tío aguanta pero todavía no está hecho un autentico perro de presa. Pero vuelvo a repetir: apunta maneras y creo que este invierno voy a tener un buen compañero de rutas ciclistas. Bien, bien, me gusta la idea.

Después de la ducha me pasan a buscar Charlie con Cristina y, junto con Carlos, (Jorge a vuelto a los Madriles) nos vamos a cenar a un Lizarran donde me encuentro con José María, su mujer, Conchita y su hijo. Que pequeño es el mundo. Me pongo de chistorra hasta arriba.

Pagamos la cuenta y nos disponemos a salir del bareto cuando se pone a llover torrencialmente, así que no nos queda más remedio que pedir un postrecito y esperar a que amaine.

Carlos se ha dejado el casco en la moto y se le ha empapado por dentro, jeje que putadilla más gorda!! Cristina y Charles se montan en mi coche y cruzamos Barcelona desierta y a oscuras. Me recuerda a Bucarest. Las ramas de los árboles llegan casi hasta las aceras, y tapan la tenue luz de las pocas farolas que todavía funcionan, mientras caen las últimas gotas de la tormenta y los truenos suenan cada vez más tarde de la aparición de los relámpagos. Por la calle no hay nadie. Barcelona es una ciudad fantasma.

Et le weekend c'est finnit!!

viernes, 10 de agosto de 2007

Placeres de la vida


Como viene siendo habitual en este blog, me voy a hacer eco de lo bien que me lo monto.

Hoy sin embargo, no tengo mucho tiempo para escribir por que voy de culo y tengo ganas de largarme a Barcelona a descansar. Además vienen mis primos de Madrid a pasar el fin de semana y como entrante, hemos quedado directamente en el mítico Frankfurt de Pedralbes, en frente del cuartel del Bruch.

El popular Frankfurt Pedralbes es un clásico dentro de los restaurantes de bocadillos de Barcelona que funciona desde hace casi 47 años. Don Isidre Vallès fue el fundador de la casa Vallès, nombre específico del Frankfurt Pedralbes, y actual propietario de un imperio butifarrístico y salchichero con más de diez locales y una fábrica que concentra sus ventas en la ciudad de Barcelona y cercanías de la ciudad condal.

El ducado del Sr. Vallès tiene sus raíces en una plancha móvil que podía desplazarse desde las tórridas playas del litoral catalán atestadas de los primeros turistas de sol y playa en verano hasta la Zona Universitaria de Barcelona durante las demás estaciones del año. Pronto, en el año 60 abre el primer local dedicado a bocadillos de salchichas variadas.

Situado en la calle Jordi Girona, en plena Zona Universitaria de Barcelona, el local goza de una enorme reputación entre los actuales universitarios, los padres de estos e incluso los abuelos. Es bastante normal ver a padres de familia con sus hijos en el local disfrutando de la ingesta masiva de bocadillos cuyos nombres nos trasladan a la Europa central, frankfurt, cervela, krakoski, bratswurth, húngara...

Yo, personalmente, me enorgullezco de ser uno de los muchos barceloneses que acuden a menudo a recordar viejos tiempos, ya sea con mi hermano, con amigos que desconocen el local (algo imperdonable), y hoy mis primos. Recuerdo, cuando todavía mi cabeza no rebasaba la barra del local, cómo mis padres me prohibían comer más de dos bocadillos, pero mi abuela nunca me ponía límite. Es más, la abuela Lili siempre se jactaba que jamás comeríamos tanto como su hijo Enrique, tío Enrique debe de tener el record total y absoluto de frankfurts del local. Puedo imaginar a mi tío casi enfermo de perritos y mi abuela diciendo insistentemente: " come, hijo, come".

Ahora mismo, voy a desconectar el ordenador y comienzo mi fin de semana. No es mala forma de empezar hacer un viaje tanto en el espacio como en el tiempo. Mientras las agujas del reloj avanzan inexorablemente, mi cabeza, y la de mis primos, se trasladaran a un pasado no tan lejano en el que todas nuestras preocupaciones se limitaban a llegar a comer tanto como nuestro tío.

lunes, 6 de agosto de 2007

Tea in the sea

¿25 o 30 metros de eslora? ¡Esa es la cuestión!

Otro fin de semana más que ha pasado, que dejamos a nuestras espaldas y que me dispongo a describir antes que el tiempo se lo lleve cual grano de arena en la playa.

El sábado salí tarde de trabajar y llegué a las cinco a una Barcelona ya desierta. La zona azul de mi barrio estaba completamente vacía y además varias vallas impedían aparcar tanto en vía Augusta como en la calle de Marques de Salvatierra. ¿Obras de verano? ¿Posible rodaje de una escena de la película del Mr. Allen? A saber.

Después de las lavadoras habituales de los sábados y de llevar al sastre un par de pantalones para que me recogiese los bajos y que me devolviese una flamante chaqueta azul celeste de Carolina Herrera (obsequio de mi madre), quedo con Simon, John y Gemma para cenar en un restaurante del Born especializado en fondues. Nos metemos entre pecho y espalda la aberrante cantidad de cuatro fondues, una de carnes, dos de quesos y una de chocolate. Salimos rodando. Simon me comenta que el domingo por la mañana tienen previsto salir a navegar con los dueños del Spica, Marion y Allan (irlandeses) y que si quiero puedo ir con ellos. Me falta el tiempo para aceptar.

A las nueve de la mañana y después de haberme tomado un Alka-Seltzer para asentar las fodues ya estoy esperando en la puerta del pantalán G de la Marina Port Vell. Entre la llegada de los invitados, la preparación de la zodiac, rellenar el depósito de la moto de agua y calentar motores del Spica casi pasa un par de horas, el Spica debe de tener unos 30 metros de eslora y tres pisos de alto, con lo que los motores tienen que estar un rato en movimiento para poder arrastrar semejante mole.

A las once de la mañana largamos amarras y salimos del puerto de Barcelona por la bocana norte rumbo a Masnou. Playa de San Sebastià, desde donde se ven las obras del futuro Hotel de la Vela, la Barceloneta, Port Olímpic, Nova Icaria, Bogatell, Mar Bella, Nova Mar Vella, Port Forum, Besós, Badalona, Mongat y Masnou. Hace un día espléndido y no se me ocurre ningún otro lugar ni ninguna otra forma de pasar mejor el domingo. Simon no parará de decir durante buena parte del día: "That should be life". Cuando anclamos en Masnou, hacemos el animal con la zodiac y la moto de agua durante un buen rato a lo Miami Vice. Es la primera vez que llevo una moto de agua y me parece que no va a ser la última, es muy excitante, aunque hay que reconocer que es muy peligroso. La sensación de volar a toda velocidad por encima del agua es increíble. Sin embargo cansa mucho los brazos (hoy tengo la espalda que no me puedo ni atar los cordones de los zapatos) y si no llevas gafas tus ojos acaban escociendo por la gran cantidad de agua que te tragas.

Después de experimentar largo rato con la moto, se decide por unanimidad que cocine una tortilla de patata. La cocina del Spica seguramente sea la envidia de muchas parejas y habitantes de los antiguos pisos de Barcelona. Sin problema, cocinar mientras ves pasar una regata de catamaranes desde la ventana es bastante surrelista. Mientras pelo las patatas en la cocina del Spica, Marion se hace una inevitable taza de te y me dice que "Would you like a cup of tea? we, the Irish, drink gallons of tea", a lo que respondo "I apreciate but, at this time, I prefer a glass of cold beer". Así que me trabajo una tortilla de las buenas. No sobra nada y todos me felicitan. Me alegro que les haya gustado, ¡¡que menos!!

Una vez finalizada la comida cada uno hace lo que quiere, unos duermen la siesta otros charlan y Simón y menda nos lanzamos al agua para hacer el locuras con un flotador gigante atado a la moto de agua. eso resulta más divertido todavía pero es bastante difícil de manejar por lo que desistimos.

Es hora de volver. Que rápido pasa el tiempo cuando te lo pasas bien. Ya son casi las seis de la tarde llegamos a puerto y amarramos de popa. Al otro lado del pantalán una pareja de jubilados acaba de llegar con un flamante velero de 25 metros y un mástil con bandera australiana, en la popa se lee: Jackson Port, Sidney. A ver si yo me jubilo de la misma manera.

Mientras tanto me despido de todos y les doy las gracias por tan amable invitación. Llego a casa y tengo una llamada de Karlos. Me ducho y voy a su casa. Begoña, novia de Karlos y hermana de Itzi, ha llegado de pasar unos días en Ávila y ha traído unos hermosos ejemplares de chuletón con denominación de origen de la zona. Karlos los cocina con romero y menta para darles un toque a campo. Sólo dejamos los huesos.

Gran día, gracias a todos. Nos vemos en la próxima.


A mis espaldas un gran día. En frente una nueva semana.

miércoles, 1 de agosto de 2007

¡Figuerencs! ¡Ja soc aquí!

Ya tengo las llaves de mi futuro piso en Figueres. Consta de tres habitaciones, un buen salón, cocina (de gas), dos cuartos de baño, terraza, trastero, plaza de parking y piscinita.
He comunicado a los del piso de Barcelona que me largo el 31 de agosto. Así que durante este mes voy a poseer tres pisos, como los señores.

Figueres parece una ciudad agradable. No es que sea París ni NYC, pero tiene potencial. En torno a los 38.000 habitantes, es la capital de la Comarca de l'Alt Empordà y la segunda ciudad más grande de la provincia de Girona después de la ciudad de Girona, seguramente una de las regiones más bellas de Cataluña, límitrofe con la frontera de Francia, y con las comarcas de la Garrotxa, Gironés, Baix Empordà y Pla de l'Estany y por supuesto, con el mar.

Figueres es conocida por ser la ciudad natal de Salvador Dalí. Sin lugar a dudas, su museo es uno de los reclamos turísticos más potenciados de la ciudad. ¿Qué decir sobre este personaje que no se haya dicho ya? Artista polémico hasta la muerte con gran visión comercial que bien merece cientos de tesis.

Sin embargo, voy a centrarme en otros ilustres ciudadanos de Figueres.

Uno de los que más me ha llamado la atención es Pep Ventura, hasta hoy sólo había asociado a este tipo con la remota estación de la línea 2 del Metro de Barcelona, antiguamente línea 4.

Si Figueres es la madre de la sardana catalana, Ventura es el padre. Hijo de militares catalanes, Ventura nació en Jaén en 1817 y, todavía bebé, volvió a Cataluña. De adolescente, ya en Figueres, empezó a ejercer de sastre en la sastreria de un Capitán de las Tropas Reales. Parece que entre agujas y dedales, en Pep le debía de dar algún vespunte a la hija del Capitán y como consecuencia, en Pep y la hija del Capitán tuvieron que contraer matrimonio. Vistas las circunstancias y para que el chaval tocase otra cosa a parte de su mujer, el suegro debió de iniciar a Pep en la música, precisamente en la banda del ejercito destacado en Figueres.

Poco a poco Ventura destacó en la composición de la música, exclusivamente en el de la Sardana. Por lo visto, la Sardana antes de Ventura, ya existía, pero él consiguió evolucionar el estilo, (sí, ¡¡antes la Sardana debía de ser todavía más aburrida!!). En fin, un personaje con el que me comprometo a actualizaros en futuras entregas.
El otro ilustre figuerenc es el empresario Narcís Monturiol, nacido en 1819. Para que os hagáis a la idea, este tío es tan ilustre que cuando Salvador Dalí nació, lo hizo en una calle que llevaba el nombre de este señor. Monturiol (que no era ingeniero naval como erroneamente se suele decir) es más conocido por ser el inventor de la primera nave sumergible de la historia, el Ictíneo. Este personaje era un soñador que en unas vacaciones en Cadaquès se le ocurrió inventar una nave sumergible para facilitar la recolección de coral, ¡¡eso es un visionario y lo demás son cojonadas!! El chaval debía de proceder de buena familia y por el módico precio de 10.000 pesetas fundó una sociedad en Barcelona sólo para el diseño, construcción y comercialización del sumergible, el equivalente a esas 10.000 ptas, hoy deben de ser unos cuantos millones de euros.

Parece que no salió bien el proyecto y el diseño se vió modificado en tres versiones Ictíneo: I, II y III. Las tres fallidas debido a la dificultad de propulsar el aparato. Sin embargo creó las bases para la futura creación del submarino que tantos beneficios ha dado al mundo... del cine.
Por lo visto los proyectos del Ictíneo se vendieron, pero como chatarra. Más tarde acabó bien colocado como director de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Y nada más, espreo acabar siendo un ilustre figuerenc ya que voy a ser el primer pillao que va a intentar regularizar la situación de mi querida Marina d'Empuriabrava.

Bajando a terrenos más materiales y descriptivos: el piso forma parte de un edificio que en su alzado se compone de cuatro plantas más ático y planta baja. En planta consta de cuatro portales con dos viviendas por portal. Lo que suponen 40 viviendas en el edificio. La promoción se llama Vila Jardí y tiene cinco edificios más, casi idénticos dispuestos en planta triangular. Esto suponen 200 viviendas. Cada dos edificios comparten una piscina, con lo cual hay tres piscinas separadas en el interior del triangulo que forman los seis edificios.
El administrador de la finca pertenece a un grupo de administradores de fincas bastante presente por la zona. Aparte de cobrar la comunidad y encargarse de la limpieza y mantenimiento de las zonas comunes, parece que se encarga de crear un poco de added value para los propios vecinos con actividades tipo "Noche Ibicenca" y "Paellada". No está mal, a la primera no llego por que es el lunes que viene y todavía no voy a hacer la mudanza. Pero la paellada no me la pierdo ¡¡Voy a demostrar que soy el vecino que más paella puede comer de todos!! O quizás sea un poco más cauto y decida no demostrar nada no sea que a partir de entonces nadie me quiera invitar a cenar a su casa.

Os espero a todos por Figueres.