miércoles, 17 de junio de 2009

24 horas BTT Lisboa Monsanto

Esta era la primera vez que iba a participar en una carrera en versión 24 horas, nada más y nada menos que en Lisboa. La carrera me la había recomendado uno de los mejores compañeros que tuve durante la Titans 2009 de este pasado año, el portugués Paulo Quintans.

Paulo es un fanático de la bici de montaña y de las maratones. Durante nuestras cenas comidas y desayunos de antes y después de cada una de las etapas, no paraba de comentarme la gran cantidad de pruebas de larga distancia que se celebran en todo Portugal. Desconocía que existiese tanta afición en nuestro país vecino a la bici de montaña. Una de las pruebas que me comentó que iba a disputar era las 24 horas de BTT de Lisboa. El formato de 24 se ha exportado del mundo del motor a la bicicleta hace relativamente poco tiempo pero que ya es una modalidad bastante popular.
Así que aquí estoy, en Lisboa, 35º a la sombra recién llegado de Madrid, a pesar del GPS me he perdido por las circunvalaciones de esta ciudad y estoy hasta las narices de coche. Paulo y yo hemos quedado en la recepción del camping donde se disputa la prueba. Intento hablar en portugués con la recepcionista del camping pero apenas me salen algunas palabras en portuñol. Con lo bien que hablaba yo el portugués, es que ya han pasado ocho años desde mi erasmus lusitano... ¡¡Como pasa el tiempo!! El caso es que Paulo no ha llegado todavía y tampoco contesta al teléfono. Así que no se exactamente donde tengo que aparcar el coche y tampoco me hace gracia dejar la bici a la vista. Veo la piscina al final de la calle de entrada del camping y sueño con darme un baño y luego comer algo.

La primera vez que oí hablar de esta modalidad fue hace casi un año referente a las 24 doce de San Agustín de Guadalix. En aquel momento me pareció un tanto absurdo y no le encontré la gracia, pero ahora, amigos, después de haber disputado mis primeras 24 horas os puedo decir que es la leche.

Las competiciones de 24 horas celebran en estas fechas por mayor número de horas de sol y menores probabilidades de precipitaciones. Se puede competir en varias modalidades: en categoría SOLO (tanto femenina como masculino), por parejas, grupos de cuatro o grupos de ocho (estas tres últimas categorías pueden tener componentes del mismo sexo o ser mixtas).
Lo bueno de una 24 horas es que combina la larga distancia con la velocidad de un open. Para que nos hagamos a la idea, cada vuelta es de 12 kilómetros y pico que se suelen hacer de media en menos de una hora, con lo que cada participante de un cuarteto o un trío, como fue nuestro caso, puede hacer más de cien kilómetros si suma todos sus relevos.

La prueba consiste en dar el máximo de vueltas a un circuito durante las 24 horas siendo el fuera de control la hora 25.
Las 24 de Lisboa se celebran en Monsanto, el parque forestal más cercano a Lisboa, desde donde se ve una vista espectacular del Tajo y el Puente 25 de Abril. La meta está situada en el camping de Boavista, donde nosotros y todos los demás participantes han plantado su chiringuito. Paulo ha sido precavido y ha aparcado su rulote en la misma meta de la carrera. Así estamos al lado de la zona de transición y de la feria del ciclista.
En mi caso, nos apuntamos en un equipo de 4 personas: Paulo, Ricardo, Hilario y yo. Todos portugueses, menos yo. El que menos es un friqui de la bici.

Paulo, yo, Hilario y Ricardo

A Paulo, como ya he comentado, lo conocí en Marruecos durante la Titans, Ricardo es su cuñado e Hilario es amigo común de ambos.

Hilario es el más mayor de todos, dueño de una tienda de bicicletas en Cadaval, era uno de los patrocinadores de nuestro equipo y tuvo que trabajar durante el sábado y nos dejó solos ante el peligro hasta la noche. No obstante a los tres, Paulo, Ricardo y yo no nos importó lo más mínimo, al menos al principio puesto que teníamos unas ganas de bici impresionantes. Así que decidimos atacar la prueba de la siguiente manera: turnos de dos vueltas hasta el anochecer, que sería cuando empezaríamos a relevarnos cada vuelta.
Decir que estos dias en Lisboa se celebra la fiesta de San Antonio, que nació allí y murió en Padova. Los lisboetas lo celebran saliendo a la calle literalmente, cocinan en la calle, bailan, cantan, comen y beben. Las ruas están intransitables, si tienes agorafobia mejor no vayas por ahí esas fechas, especialmente por los barrios de la Mouraria y Alfama. El olor a sardina asada invade cada rincón de estos barrios. El ambiente es de lo más auténtico. Aunque según Paulo todo ha cambiado mucho.

A vuestro amigo Pablo le tocó ser el que empezase con todo el mogollón. Las doce en punto del medio día. Como siempre nervios. La salida de una prueba de circuito entraña varios problemas: aglomeración en las subidas muy inclinadas que impiden hacer la subida encima de la bici, y embudos y atascos en las trialeras.

Lo primero que me chocó del circuito es que era muy técnico. Cambios constantes de pendientes, subidas muy empinadas, senderos en los que casi no cabía ni uno mismo, bajadas de vértigo, alguna que otra pared, piedras… Por la noche las vamos a pasar canutas.

Dando el relevo a Ricardo
La primera vuelta la hago fuerte, intentando ponerme entre el grupo del principio para evitar aglomeraciones en los sectores más críticos, pasada la mitad de la segunda vuelta la rueda delantera me resbala en una bajada fácil y me caigo encima de mi lado derecho, me levanto sin problemas, al menos ya queda poco hasta llegar a la zona de relevos y Ricardo me estará esperando. Lo más problemático es que me he caído encima de la patilla trasera y el cambio de los piñones se me ha estropeado. Bueno, no está mal, 1:23:35. Ya hemos hecho parte del trabajo. Me ducho, me dirijo a los servicios sanitarios, llevo la bici a arreglar, lavo la ropa sucia de polvo, la tiendo, luego como y me da tiempo de conversar con los vecinos de tienda, hablamos del recorrido, aunque a mi todavía no se me ha quedado grabado del todo el orden de los sectores ni mucho menos de las curvas. Entre pitos y flautas ya han pasado casi tres horas y cuarto y me va a tocar entrar en acción. Me dirijo al área de relevo.
Rasguños de guerra
En el área de relevo todos los relevos miramos hacía el mismo punto, el lugar de donde vienen tus compañeros. Sabes que va a llegar en cualquier momento aunque la espera puede prolongarse varios minutos, cosa que te hace poner más nervioso todavía.

Empiezas a repasar el circuito y te das cuenta que ya sabes de memoria el primer tercio, dejas a la derecha las piscinas del camping, subida prolongada, hay que darle con el plato mediano, fuerte puesto que después viene un ligero llano en el que puedes darte un respiro para afrontar la siguiente subida que también se puede hacer con plato mediano, pero con piñones más grandes y con más calma. Luego llega una pequeña bajada que lleva hasta una de las muchas carreteras que cruzan el parque, hay que tomar esa carretera (siempre vigilada por la guardia municipal que da preferencia a los ciclistas) unos metros y girar a la derecha, subida y pronto girar a la izquierda para afrontar una larga subida en la que ves todos los participantes que van delante de ti, poco a poco la pendiente va aumentado hasta que de repente te da un suspiro para que bajes hacia un camino compartido en el que ves los que vuelven y te llevan algo de distancia. Sigues bajando hacia la derecha hasta que cruzas otra carretera y te metes en otro camino que empezará a subir, siempre con el plato mediano hasta que llegas a un descanso en donde puedes bajar piñones por poco tiempo, llega la primera subida de molinillo requerido, plato pequeño y piñones grandes, muchas revoluciones y ojo que no pierdas el equilibrio ni resbale la rueda trasera, para eso tienes que ir muy revolucionado y con la barbilla tocando la potencia del manillar para repartir bien el peso en las dos ruedas, antes de que se salga el corazón por la boca ya se ha acabado la subida infernal, a todo esto, hay que ir gritando a los que se han bajado de la bici y suben el sendero a pié empujando al bici, estos deben de dejarse adelantar. Seguidamente llegas a la primera trialera, hay que bajarla con plato mediano para procurar aprovechar la inercia. Esta trilaera será de algo más de seiscientos metros y está plagada de raíces, socavones, piedras y varias rampas casi verticales. La última rampa te lleva al camino compartido, aquí hay que bajar de plato puesto que de repente es subida de nuevo, y si bien puedes ir con plato mediano es mejor preparar el pequeño puesto que nada más cruzar la carretera que hemos cruzado anteriormente en sentido contrario debemos afrontar otra subida de molinillo tratando de evitar los márgenes sucios para no resbalar y perder pedalada. Después de esta subida, se acaba lo peor. Aunque todo esto no ha sido más que los tres primeros kilómetros y medio. A partir de aquí los adelantamientos serán más fáciles, la velocidad un poco más constante y el plato pequeño no deberá ponerse más que una sola vez más.

Como os he comentado lo que más me preocupaba era la noche. Si ya me he caído durante el día ¿Cómo no me voy a caer durante la noche? Toquemos madera. Hasta la fecha, pocos habían sido las ocasiones en la que había practicado bici de montaña en horas nocturnas. A decir verdad creo que habían sido tres veces en las que prácticamente ya estaba amaneciendo o acababa de anochecer.

Lo primero de lo que te das cuenta es que vas un poco más despacio, no mucho más, pero ese poco hace que vayas más seguro, notas mejor las vibraciones de las ruedas y puedes leer mejor el camino. Te fijas menos en la forma de la carretera y más en el equilibrio de la bicicleta. Curiosamente, un par de curvas en las que tuve problemas casi todas las veces que pasé durante el día no presentaron ningún tipo de dificultas durante la noche. Eso, también es cierto, es debido en parte a que ya han pasado tantas ruedas que se ha limpiado el camino y la rueda agarra mucho mejor que durante las primeras vueltas.

En cualquier caso los peores tiempos durante la noche los achacaría más al cansancio acumulado que no a la falta de luz.


Atendiendo a los mass media

Vuelta Tiempo Acumulado
1 0:41:24 0:41:24 Pablo Día
2 0:42:11 1:23:35 Pablo Día
3 0:49:42 2:13:17 Ricardo Día
4 0:57:38 3:10:55 Ricardo Día
5 0:48:14 3:59:09 Paulo Día
6 0:47:11 4:46:20 Paulo Día
7 0:41:04 5:27:24 Pablo Día
8 0:41:09 6:08:33 Pablo Día
9 0:45:34 6:54:07 Ricardo Día
10 0:53:23 7:47:30 Ricardo Tarde
11 0:47:11 8:34:41 Paulo Tarde
12 0:52:23 9:27:04 Paulo Noche
13 0:49:18 10:16:22 Pablo Noche
14 0:50:31 11:06:53 Ricardo Noche
15 1:01:22 12:08:15 Paulo Noche
16 0:56:48 13:05:03 Hilario Noche
17 0:45:07 13:50:10 Pablo Noche
18 0:56:01 14:46:11 Ricardo Noche
19 0:58:10 15:44:21 Paulo Noche
20 0:47:28 16:31:49 Pablo Noche
21 0:50:35 17:22:24 Pablo Noche
22 0:54:36 18:17:00 Ricardo Noche
23 0:58:45 19:15:45 Ricardo Amanecer
24 1:01:27 20:17:12 Paulo Día
25 0:55:04 21:12:16 Paulo Día
26 0:42:14 21:54:30 Pablo Día – lluvia
27 0:59:04 22:53:34 Hilario Día – lluvia
28 0:52:16 23:45:50 Pablo Día – lluvia
29 0:46:00 24:31:50 Pablo Día – lluvia

Al final fui el que más vueltas di durante la noche, no obstante también creo que soy el que mejor descansó de todos, puesto que después de mi turno nocturno de dos vueltas (entre las tres y las cinco de la madrugada) pude dormir al menos tres horas que me hicieron recuperar bastante bien del cansancio acumulado de todo el día.


Vááámos yaaaa!!!

Corredor Tiempo corrido vueltas Km Tiempo medio por vuelta
Pablo: 8:18:46 - 11 - 139,70 - 45’21”
Paulo: 7:11:02 - 8 - 101,60 - 53’53”
Ricardo: 7:06:10 - 8 - 101,60 - 53’56”
Hilario: 1:55:52 - 2 - 25,40 - 57’56”


Curiosamente me levanté a eso de las siete pensando que ya no tendría que hacer más vueltas, pero Paulo había roto su bicicleta con lo que tuvo que coger la de Hilario que no utilizan el mismo tipo de pedales automáticos y por lo tanto antes de hacer el relevo tenían que cambiarlos, cosa que requiere fácil tres y cinco minutos. Así que salí yo. Me daba un poco de pereza, eran las ocho de la mañana y estaba ya un poco hasta las narices. Pero fue subir las primeras cuestas y el café hizo su efecto, ya estaba despierto y disfrutando de una fresca y bonita mañana de verano en Lisboa. Poco a poco, la mañana se fue torciendo hasta el punto que empezó a llover y las últimas cuatro vueltas fueron bajo el agua. Al final hubo final feliz puesto que nadie sufrió daño alguno. Mi penúltima vuelta fue la más lenta de todas puesto que los últimos metros estuvimos pensando si hacer otra vuelta más o no. Al final me lancé, ya me daba lo mismo hacer 8 que ochenta.

Los vencedores hicieron lo siguiente:

SOLO:

Sandra Araújo: 25 vueltas (317 km)
Ricardo Melo: 31 vueltas (393 km)

Parejas:

Masculino: 34 vueltas (431 km)
Mixto, 32 vueltas (406 km)

Equipos de cuatro:

Masculino, 40 vueltas (508 km)
Mixto, 29 vueltas (368 km)
Femenino 9 vueltas (114 km)

Equipos de ocho:

Masculino, 35 vueltas (444,5 km)
Mixto, 38 vueltas (482 km)