lunes, 19 de mayo de 2008

Cabrerès BTT 2008



A las siete menos cuarto de la mañana ya estaba preparado para montar en la bici, había aparcado el coche en el primer aparcamiento especialmente habilitado por la organización de la Cabrerés que encontré en Santa María del Corcó.

El día amenazaba lluvía y la mañana era muy fría y húmeda, así que al quitarme la chaqueta que llevaba y empezar a pedalear hacia abajo en dirección al punto de recogida de dorsales y el de salida se me pusieron los pelos de punta.

Antes de llegar a la zona de entrega de dorsales y chip, pasé por la salida. Rodavía quedaban 10 minutos para dar el pistoletazo y ya había unas cien o ciento cincuenta bicis apelotonadas en el punto de salida.

Llamé a Josep para ver por donde andaba y así, al menos salir juntos. A pesar de decirme que estaba llegando, vi que tardaba mucho y decidí partir solo, me estaba quedando frío. Pero el espectaculo merecía la pena, en la zona de salida, no paraba de escucharse un pitido continuo que emitían las alfombras detectoras de chip, desde hacía más de treinta minutos no había dejado de sonar a penas unos segundos.

Me uní a la cola para salir de allí. Empieza la aventura, sesenta y cinco kilómetros por delante, recorrido ligeramente superior que el de otras carreras que he disputado hasta ahora. Esta es la fiesta de la mountain bike sin lugar a dudas tanto por el recorrido como por la cantidad de corredores.

En un par de kilómetros se avista una enorme subida de color rojo totalmente atiborrada de ciclistas, calculé que delante de mí habían salido unos mil y pico corredores, tanto del trayecto corto como del largo. La pista fue un adelanto de lo que nos esperaba: barro. A pesar de tener que empujar la bici a pié durante unos metros, esa subida era bastante aceptable y comencé a pasar a bicis y más bicis. Después se llegaba a una urbanización y se continua subiendo y subiendo, con algunos tramos de bajada para refrescar piernas hasta que llegamos al primer avituallamiento, justo antes del punto más alto de la carrera, el Collet de Rajols, desde donde se podía disfrutar de unas vistas preciosas. Sólo son las 8:30 y ya llevamos doce o trece kilómetros, el avituallamiento consiste en agua y fruta que me fue muy bien para desayunar. Sólo había tomado un café con leche a las cinco y media en casa. Hasta aquí todo fue coser y cantar y no había mucho barro.




Cuando coronas el Collet tienes una bajada prolongada hasta Rupit, donde puedes escoger entre el recorrido largo o corto mientras te comes un bocadillo de butifarra. Preparar butifarra para tres mil personas tiene mérito.

Yo, por supuesto, escogí el tramo largo. Todo fue bastante infernal a partir de ahi, charcos que cubrían hasta la mitad del muslo, barro a punta pala, subidas muy técnicas y las bajadas, aceptables, sólo que con el barro la rueda de delante patinaba muy fácilmente, casi tan facilmente como con el hielo.



Otro de los puntos a remarcar es que con tanto barro mi freno de atrás, después de más de dos mil quinientos kilómetros sin dar un solo problema, se gastó definitivamente en medio de una bajada fuerte. Apartir de entonces, las bajadas se me hicieron infernales, tenía que ir despacio, sin embalarme y en los tramos más técnicos, con un pié fuera de la cala, cosa que hizo que acabase en el suelo un par de veces, una de ellas con avería de maneta de freno trasero.

No era el único con problemas mecánicos, la mayoría de bicis sufrieron un montón, sobre todo en cuanto a cambios y frenos. De todas maneras, no recuerdo haber puesto el plato mediano más que un par de veces en toda la carrera.


Pero todavía quedaba el último tramo de subida, donde me lo pasé de maravilla adelantando a un montón de gente, en una de las pocas pistas donde no habia ni gota de barro y a pesar de que oía que alguno de mis frenos rozaba con el disco, y eso suponía ir ligeramente frenado, decidí no desesperarme y tomármelo como un entrenamiento con dificultad añadida.

En el cuarto avituallamiento afrontas la última bajada, muy trepidante, con saltos muy divertidos, por un momento me olvido que no llevo freno trasero y caigo otra vez por culpa de bloquear la rueda delantera. Por suerte sólo he me hice daño en el dedo pulgar izquierdo y eso hacía que todavía me costase más apretar el freno delantero y aguantar el manillar en la fuerte bajada.



Ya sólo quedaban dos kilómetros para acabar la carrera. Finalicé en cinco horas y diez minutos, en la posición 253 de 1300 personas que eligieron el recorrido largo.

Verdaderamente, es la carrera más emocionante que he realizado hasta el momento y el hecho de ver tantisimas bicicletas juntas, unas tres mil, te llena de emoción. Como siempre, lo mejor viene después de la carrera, había cerveza gratis y estuve esperando a Josep y compañía durante un buen rato para comer con ellos, pero no llegaron hasta la octava cerveza. Después de una duchita fresca y un manguerazo a las bicis, comemos en una terraza con toldo que para las gotas de la lluvia. La lluvia nos respetó y no nos lo puso más dificil durante la carrera.




4 comentarios:

pfp dijo...

que locuelo eres Pablo, pero comprendo lo bien que te lo pasas...¡ah¡¡Y no se te olvide arreglar los frenos SIN FALTA¡ Besos mm

javi duque dijo...

yoyoyo

estas hecho un crack. te ha llegao el email de nike de la carrera esa de un millon de personas en madrid??

están flipaos estos...

bueno dale duro nigga. en una semana mas o menos tendrás tus zupas y tu ipod por ahi, right??

LUC dijo...

Wow, tio. Impresionante!!! Sabes como eligir las carreras! Lo del freno es una lastima, pero seguro es la ultima vez que te ha pasado eso! Y igualmente lo ha hecho toda la experiencia un "poco" mas memorable - he he.

Anyway, cuidate tio - y no te haces dano - hay mas carreras enfrente!

Por aqui, todo bien!
Suerte.

Anónimo dijo...

Enhorabuena. Veo que tu afición no tiene límites. Si quieres apuntarte, Manolo y yo nos iremos a los PIRINEOS el fin de semana 6, 7, 8 y posiblemente 9 de junio, para hacer el Aubisque, el Marie Blanque y alguna otra cosita que se nos ponga a tiro. Iremos con bici de carretera y por supuesto disfrutaríamos con tu presencia. (También pensamos comer foie y cositas del terroire...)