viernes, 25 de mayo de 2007

All way up to Essen










Este fin de semana he estado en Alemanía. El caso es que acompañé a mi colega Raoul a Werden-Essen en su Defender-Destructor (1500 km desde barcelona, 15 horas apretando el acelaerador). Es un pueblo pequeño a orillas del Ruhr. Salimos el viernes a las 18.00 de Barcelona con el sol pegando fuerte hartos de la humedad mediterranea. Empecé a conducir yo. La Jonquera, Roussillon, Perpignan, Montpellier, Nimes, Valence, Lyon, Dijon, Besançon, Mulhouse (aquí ya me quedé dormido) y luego ya se pasa a Alemania donde los nombres de las ciudades son un poco más complicados de escribir, pero más poéticos, como el de la foto: Bergstrasse, que significa "Caminolmonte", como se observará no tiene ni punto de comparación. El caso es que llegamos a la zona de Koln, Düsseldorf, Essen, Leverkusen, Dortmund, Wuppertal y tantísimas otras medianas ciudades (ninguna sobrepasa los 750.000 habitantes) pero que conforman una de las zonas más densas del planeta. Sin embargo la densidad de población no está reñida con la masa forestal y dar un paseo al rededor de esas poblaciones puede ser comparable a una tarde en la Sierra de Madrid. Aire puro.

Una vez en Essen me sentía como la primera vez que cruce de vuelta a España el Atlántico, auténtico Jet Lag. No saber ni en que hora ni que día se vive. Llegamos a las 9, me había despertado a las 6, normalmente me despierto a las 8, así que tenía el cuerpo como si fuese medio día. Después de un buen desayuno, intenté descansar en el sofá de la buhardilla donde los Farer esperan mientras llega el día D de su vida para trasladar su existencia a North Carolina. Intentar descansar en un hogar donde viven dos bebés junto con sus padres (que no se ven más que de pascuas a ramos) debe ser equiparable a haber pretendido tomar el sol en la playa de Dunkerke el día 6 de junio de 1944. El pequeño Luc, de tan solo 3 añitos, domina a la perfección la tortura china consistente en despertar al que está en fase de adormilamiento ligero, es decir propinar un chillido "esgarrifoso" en el pabellón auricular justo cuando empiezas a quedarte dormido... que lindo el nene, repitió dicha tortura unas tres veces en casi media hora. Más tarde fuimos al parque, para jugar con los niños, yo me quedé dormido y tirado en la arena cual colilla de cigarro hasta que el sol empezó a chamuscar las pocas neuronas sanas y salvas de mi desorientado cerebro. Helado de nueces, nata y chocolate. Luego una pinta en la plaza central de Essen en una terracita y vuelta a Werden para cenar con los Farer. Pasta al Pesto for ever. Wiskis y a la piltra. Por fin.

La misma canción se repite una y otra vez en mi sueño, John Wayne cabalga sin dejar respirar a un pobre potro al que mata de cansancio mientras una niña suplica que John de una tregua al pequeño potro. Luc, Lya, Sabinne y Raoul llevan despiertos hace mucho rato. Los niños juegan con un aparato que reproduce canciones del Far West. Ya es domingo. Al menos he podido dormir ocho horas, no está nada mal. Hoy toca correr con el matrimonio, con Raoul ya he corrido otras veces pero con Sabinne es la primera vez. Vaya campeona. Hemos corrido 10 kilómetros a un ritmo muy conservador. Los cinco primeros no he tenido problemas, pero los cinco últimos han sido más complicados. Por supuesto Raoul no se despegado de su mujer y yo también he mantenido el ritmo de Sabinne para ir charlando tranquilamente con ambos. Al final Sabinne ha dicho que para nosotros había sido un paseo, intentándose quitar mérito. Pero 10.000 metros son 10.000 metros, ningún paseo colega!! Además Raoul me ha retado (después de "estrecharnos") a un sprint a casa de sus padres sólo para ver hasta cuanto le subian sus pulsaciones con el reloj pulsador que le han regalado sus excompañréis de la fábrica de Parets. 176 pulsaciones por minuto. No está mal para lo viejo que está, jeje!! Siempre me dice lo mismo: "cuando tengas 35 y dos hijos me llamas para ver que tiempo haces en los 10.000", y tiene toda la razón.
De propina, desayuno alemán en casa de los padres de Raoul. Los desayunos alemanes distan de ser frugales, en la mesa podemos encontrar quesos, embutidos, vegetales, huevos revueltos y duros, mermeladas, varios tipos de pan, mantequilla, ensaladas de tomate y mozzarella, pastas de hojaldre, zumos, café y champagne.
Después de desayunar, descansamos un poco hasta las tres, a esa hora fuimos a una fiesta de cumpleaños del bebé de unos vecinos. La mesa del comedor estaba llena de tartas y pasteles caseros. Parecía una ilustración de cuento de niños en las que aparece tartas de chocolate a tutiplen, de merengue de bizcocho de café listas para ser devoradas por los padres de los niños. En este caso la mayoría de niños que asisten a la fiesta no sobrepasan los 5 años y están más ocupados jugando en el jardín que papeando. Los padres y yo nos inflamos a tartas y ¡más cava bitte!
De vuelta a Barcelona, esta vez cruzo Europa de forma más rápida y cómoda, en avión, me permito echar una sietecita reparadora.

Cambio de tercio. Efectivamente, como comenta mi hermano en su blogg particular, caminar por las calles de una ciudad y mantener los ojos bien abiertos, a pesar de no haber dormido, puede darte la idea del desarrollo cultural y social de sus habitantes. Él está ahora en Bristol y parece que no le gusta mucho el consumismo de los ingleses, aunque parece ser que Bristol es otro tema un poco más cuidado. La verdad es que coincido con él. Que diferentes son los alemanes de los ingleses... Y cuan sabios son.

Por ejemplo una de las cosas que me sorprenden de los pueblos ingleses, y de los barrios londinenses, es de la carencia de identidad propia. Sus High Street o Major Roads son siempre replicas exactas: Starbucks, KFC, Burguer Kings, McDonald´s, Pret a Manger, Eat, Orange, Vodafone, HSBC, Barclays, Royal Bank of Scotland etc etc...

No obstante, y por suerte, los alemanes, que carecerán de otras virtudes, han sabido conservar su identidad propia. En este preciso pueblo no existe ni un mierdonals ya que el consejo de ciudadanía lo prohibió expresamente, sólo hay una multinacional alimenticia (Subway). Todo lo demás son carnicerías, panaderías, fruterías y heladerías que ya las quisiera yo tener a mano en mi barrio.









1 comentario:

LUC dijo...

Vaya viaje! Todavia estoy esperando la foto que me han hecho en Francia - bueno bueno - yo me pondria cualquier otro dia a este tipo de viaje contigo! Ninguna broma, tio! No has dicho nada del secadero y el lavaplatos que estaban viejando con nosotros - que lastima que ya son tan lejos estas historias. Encantado de haber hecho este viaje contigo - ya te espero aqui para el 4 de julio del 2008...y nos cogemos el fin de semana para conducir a Las Vegas...