domingo, 29 de julio de 2007

Historia de una piscina

Hace unos días me invitaron a cenar una pareja de amigos. En concreto María y Alex, que veranean en Cadaqués.

María es una ex compañera de trabajo de la Marina Port Vell, que tuvo que sufrirme como comisario anti tabaco. Alex es su marido y tienen dos niños, Max y Ágata de cinco y cuatro años.

Como saben que estoy por aquí, los cuatro me hicieron una visita a la Marina. Nos sentamos en una terraza que hay al lado de las oficinas con un ojo puesto en la cerveza y el otro en los niños, que cuando menos te lo esperabas estaban en la otra punta del puerto. Obviamente, los padres tuvieron que advertir a los niños que había que portarse bien y que si lo hacían llegaría recompensa. La recompensa se materializó en un enorme plato de patatas fritas a las que Max recomendó añadir además de ketchup y mostaza, tabasco. Luego picaban, claro. Pero no dejamos ni una.

Alex y María son grandes amantes del Carajillo con Ron Puyol, así que buscamos en la playa un lugar donde nos lo sirvieran. Previamente Max disfruto de un paseo en caballito mecánico y Ágata de una larga sesión de saltos en cama elástica. Pesa tan poco que la cama no cede ante su impulso, pero se lo pasa en grande. Despues de tomarnos los carajillos (prefiero el café a solas) nos vamos cada uno a nuestra casa y quedamos para hacer una cena en Cadaqués un día de estos. A parte de amar el carajillo, la pareja también ama la barbacoa y mi subconsciente me dice que la cena prometida consistirá en barbacoa, así que al día siguiente decido llamarles para concretar una cita lo antes posible. El día siguiente.

Así que el día siguiente me lo planteo de la siguiente manera: desayuno fuerte en el buffet del hotel y comida ligera para disfrutar de la barbacoa. Pero la visita de mi jefe me impide seguir adelante con mi plan de frugalidad a medio dia y tengo que comerme una ensalada caprese y un plato de tagiatelle con porcini y trufa negra. A las cuatro y media estoy a punto de rebentar.

A eso de las siete me escapo hacia el hotel, para cambiarme de ropa, coger el bañador y el coche para enfilar hacia Cadaqués.

Para llegar al pueblo hay que tomar una carretera de infinitas curvas que suben a lo alto del Parque Natural del Cap de Creus y una vez arriba tienes que vover a bajar por otra carretera de curvas que acaba en el pueblo de Cadaqués.

Una vez allí, Alex me viene a buscar a la entrada del pueblo y me guía hasta la casa. La casa está situada en la parte izquierda de la bahía según se mira al mar. Tiene un par de casitas que él mismo ha reformado y una casa central donde duerme la familia. A la hora que llegamos María está practicando el noble arte de la plancha y los niños se acaban de bañar, salen de la ducha cubiertos con la toalla como fantasmas y me intentan dar sustos.

Me cambio y me pongo el bañador. En el jardín hay una piscina. Me tiro y noto como es mucho más difícil nadar aquí que en el mar. Me cuesta más hacer el muerto.

Aparecen los niños ya vestidos y acompañados por María a ella le acompañan una cerveza y un pitillo Golden Virginia recien liado. Los niños quieren que juegue a pilla pilla con ellos, hago el paripé un rato pero me canso rápidamente, con cuatro zancadas los cojo. Pero ellos quieren seguir haciendo algo, inagotables empiezan a dar vueltas al jardín. Max me muestra como sabe trotar como un caballo, incluso relincha y su movimiento de cuello es una adaptación perfecta al cuerpo humano del meneo de cuello del caballo. Me recuerda a mi hermano cuando imitaba perfectamente el mugir de las vacas.

Nos desplazamos a la zona de la barbacoa, ha llegado la suegra de María, Lise, nos dice que Alex, nacido en Barcelona, con sólo pocas horas de vida ya visitó el pueblo, así que casi la mitad de su vida se podría ubicar en el pueblo. Con la introducción de su madre Alex toma la palabra y, mientras enciende el fuego, empieza a contar historias de la casa, de los veranos y fines de semana en Cadaqués, toooodos los viernes después de salir del cole carretera y manta hacia la costa. Se conoce a todas las familias del pueblo. Podría escribir un Best Seller con las historias que cuenta.

Comienza a anochecer y todos empezamos a tener hambre, el fuego ya está casi listo. Chorizos, panceta, pinchitos, hamburguesas y una refrescante ensalada de couscus y taboulé cocinada por Lise. Alex insiste en que es una barbacoa de las guarras, que quería haber comprado carne de la buena pero con el ajetreo de idas y venidas a Figueras no le ha dado más tiempo que entrar en el Mercadona y comprar bandejas envasadas. A mi me da lo mismo, hago un papel muy digno y todo me sabe a gloria.

Los niños se van a la cama y Lise también, nosotros nos vamos a dar una vuelta por el pueblo. Alex sigue con sus historas, es sorprendente cómo de un pueblo tan pequeño pueden surgir tantos relatos.

Me cuenta lo que son los "ous ferrats", pequeñas embarcaciones amarillas y blancas casi cuadradas que sirven para llegar a las boyas a remo donde están amarradas las embarcaciones de los habitantes de Cadaqués. Me hace gracia lo del "ou ferrat" se me ocurre hacer una regata: Ou Ferrat Class.

A todo esto, María y Alex no saben quien tiene el mechero "¡Lo tienes tuuuuuu!", "¡¡No, lo tienes en tu bolso!!", al final resulta que los dos tienen su respectivo mechero, jaja, demasiadas cosas en la cabeza!!

Ya es tarde, estos dos estan de vacaciones, pero yo no. Mañana hay que ir a trabajar. Así que subimos hacía casa. La cuesta debe de ser de un 15%, mínimo, casi tenemos que ayudarnos de los brazos para subir, ahora me acuerdo que, antes, con el coche he utilizado la primera para llegar a la casa. Con los chorizos en la panza se hace difícil la subida, pero a los tres se nos abre el apetito. Nos hacemos unos bocatas de fuet en un plis y nos los comemos en la piscina. Allí María me pregunta si Alex me ha relatado la historia de la construcción de la piscina. Le digo que no, esa, precisamente, no. Alex me la cuenta. Sin lugar a dudas es de las más divertidas.

Cuenta que los constructores de la piscina, a pesar de haber tenido el dudoso honor de ser los importadores de la técnica del gunitado de hormigón, debían ser unos chapuceros y que, debido a los dolores de cabeza que supuso la construccion de la piscina. Alegando daños y perjuicios decidieron no pagar por la obra. No merecían ni un duro. Así que los constructores demandaron a la familia mediante un prestigioso abogado caradura cuya estrategia consistia en no ponerse nunca en contacto con el abogado de la familia de Alex. Típico pica pleitos que pretende alargar los procesos de negociación hasta el infinito abismal con tal de minutar.

Así que un día Lise, harta de tanto papeleo, procedimientos administrativos y burocráticos decidió acudir sin cita previa al despacho del abogado demandante. Acompañada por Alex, cruzaron las calles de Barcelona en Vespa y llegaron al lujoso despacho del abogado. A todo esto estamos hablando de mediados de los ochenta.

Una vez en el despacho pidieron cita con el abogado, la secretaria dijo que esperasen en el vestíbulo y fué a avisar al abogado de la visita sorpresa. Pero no se dió cuenta que Lise y Alex se colaron en el despacho pegados a su culo, con lo que ya habían logrado presentarse en el despacho personal del abogado de los constructores. El abogado mandó a la secretaria que llamase a la policia y ésta dejó a solas en el despacho al abogado, Alex y Lise.

Lise reprochó el comportamiento del abogado y le sugirió que se pusiese inmediatamente en contacto con su abogado, a lo que el abogado respondió que se largasen antes que llegase la policia.

Pero a Lise no se le ocurrió otra cosa que cojer el primer jarron de porcelana que tenía a mano y amenazar con romperlo a no ser que el abogado llamase en ese preciso momento a su abogado. El abogado siguió con la cantinela de la policia y el jarrón cayó al suelo. Y así con todos los jarrones hasta que llegaron los grises. Lise sacó de su bolso un pasaporte suizo (se me ha olvidado comentar que la familia de Alex es suiza) y los policias no los detuvieron y los dejaron marchar sin dar al abogado posibilidad alguna de demandar a madre ni hijo. Así que el abogado se quedó sin jarrones y además recomendó a los constructores que retirasen la demanda a la familia, cosa que hicieron.

En fin, una bonita y humana historia de pérdida de paciencia que acaba bien. Aunque por lo visto hoy, despues de casi 20 años, la piscina tiene que repararse otra vez puesto que filtra agua hacia el jardín.

Este invierno Alex quiere repararla otra vez. Así que la historia de la piscina sigue viva. Veremos si da para escribir un libro.

Cuando acaba la historia nos quedamos sentados en el borde de la piscina y nos callamos. Aquí si que se ven estrellas. Poco a poco nos entra el sueño. Nos vamos a la cama. Me despierto pronto y lo primero que veo es la fotografía de arriba, el sol se refleja en el mar casi igual que como en un espejo. Saco otra foto, esta de abajo y me voy a trabajar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

recoger las historias y anecdotas de una familia dan para mucho, no dejes de hacerlo.

javi duque dijo...

tu pepito piscinas, es tu vida una constante barbacoa o qué está pasando??

oye que me han dicho que ya tienes kelfo, a ver cuando te marcas una entrada contandonos un poco el tema. y a ver cuando te marcas una llamada...

take care fella!!

pjdfp dijo...

ok tí@s

la próxima (muy probablemente questa notte) hablo de mi newhouse.
Efectivamente hace unos cuantos años que mi vida es una continua bbq.
Lo más seguro es que acabe cambiando el nombre de mi blog por "vidas alrededor de una brasa".

Anónimo dijo...

pedrinnnnnnnn........

Que paxa? contando las intimidades de una family!!!!

Bueno, bueno, bueno..ja veig q guai por esas tierras costeras! Las BBQ están siempre presentes...By the way...prepara't perque al Setembre faré una bona BBQ en honor a mi recuperación!!!! Vuelvo al ataquerr y soy peor q antes!!! jajaja!!! Empieza a encargar tu peazoooooooo xuletón!!!!!

apa..petonet!!!!

Ingrid

Anónimo dijo...

me alegro que te gustase la carne del Mercadona... los gerentes no estais acostumbrados... je,je.
espero que podamos repetirlo este Julio 08.
Por cierto, no has comentado nada de los gintonics que te zampaste...
besos de la familia