domingo, 21 de septiembre de 2008

El gran mito de la maratón (I)


La marathon es una de las pruebas más importantes del atletísmo olímpico y popular, probablemente la más épica de todas puesto que su génesis está basada en la leyenda y se remontan a las mismisimas guerras entre griegos y persas, cinco siglos antes de que naciese ese al que llamaron Jesús, en la ciudad de Maraton, situada al noroeste de la capital griega.

A pesar de lo altamente civilizados que estaban, ya por aquel entonces, los griegos, no existía la telecomunicación tal y como la conocemos hoy, es decir, no existía ni Wifi ni ADSL ni tan siquiera los móviles con Bluetooth.

No obstante la telecomunicación existía como concepto y recordemos que el sufijo tele- proviene del griego y significa distancia.

La leyenda de Filípides

Así que cuando los atenienses ganaron la guerra contra los persas mandaron a un heraldo con la buena noticia a Atenas. El nombre de este heraldo es incierto y ha sido bastante discutido por historiadores de todas las épocas, aunque la versión más generalizada sobre el mismo es el de Filípides.

Así que el mensajero Filípides comenzo a marchar raudo hacia Atenas, puesto que si no comunicaba la nueva rápidamente, las mujeres de Atenas matarían a sus hijos antes que llegasen los persas y secuestrasen a los niños atenienses para incorporarlos de peones en sus ejércitos de bárbaros.

Cuando llegó a Atenas, a Filípides sólo le dió tiempo de decir algo de que le dolían mucho los piés por que a las Nike Air JesusCrist se les había petao la cámara de aire y lo había pasado muy mal en la subida final de la escarpada colina del Panteón y sin decir más se desvaneció asfixiado y abandonó la vida.

Filipides, no era ningún matado dentro del cuerpo de mensajeros del ejército Ateniense, y por lo visto cuenta con otra proeza, a la que por suerte no se le ha hecho mucho caso (y ahora sabréis por qué lo digo) y gracias a tenerlo en su CV le escogieron a él para marchar a Atenas ese día y pasar a la historia. Por lo visto el tío contaba con el récor de larga distancia de entonces y en dos días había llegado a correr 240 kilómetros para requerir más tropas en algún punto de la Grécia antigua.

Por suerte los señores del COI se decantaron por la leyenda más light, aunque hoy en día nos encontramos con gente empeñada en recuperar la cara oculta de Filípides y fruto de ello han surgido pruebas tipo Ironman, Marathon des Sables y otras nimieces distancieras.

Los Juegos Olímpicos modernos

Al Barón de Coubertin le ponían los mítos sobre los juegos olímpicos de la Grécia antigua de tal modo que consiguió convencer a varios países por aquel entonces para que se retomara la tradición perdida. Obviamente greci fué uno de ellos y además fué la anfitriona de los primeros juegos olímpicos. Rápidamente se escogieron los deportes en los cuales habría competición y se decidió que la prueba reina sería una carrera de larga distancia basada en los 40 kilómetros que corrió Filípides a la cual llamarían Maratón.
Esa competición la querían ganar los griegos. Un oficial griego, llamado Papadamiantopoulos se encargó de formar a la selección de maratonianos (trece en total frente a sólo cuatro de otros países) y entre ellos estaba un pastor de cabras que había realizado la mili a su servicio y que Papadamiantopoulos recordaba que tenía gran resistencia física. Su nombre era Spyridon Louis.

Louis entró por detrás de un atleta muy preparado de Australia en el estadio y en la última vuelta lo alcanzó en medio del delirio de todos los espectadores helenos.

El rey de grecia lo gratificó con un carro para que pudiera transportar agua desde el pozo más cercano a su casa. Algo comparable a que hoy te recompensasen con un Hummer.




1 comentario:

javi duque dijo...

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