Dedicada a Adolfo por su bici y compañerismo
a Rober por su apoyo en el momento clave
y a mi madre por su paciencia.
Ahhh!! La rodilla, casi no la puedo ni mover, y el culo. Buf!! Las voy a pasar canutas durante los primeros kilómetros, por no decir durante toda la etapa.
Vamos allá. Efectivamente, hoy empiezo con menos fuerza que otros días, con menos ganas, casi no he podido ni desayunar, me he tenido que meter un plato de arroz hervido con embudo, se nota el cansancio acumulado y como ya he comentado, el dolor en la rodilla y el dolor en el culo se hacen bastante insoportables. El culo es cuestión de tiempo, lo se, pero la rodilla, me hace extraños, a veces va bien y otras veces me da un pinchazo agudísimo que me hace ver las estrellas literalmente.
La etapa de hoy tiene enjundia, mucha subida en la primera mitad y tramo de rodador en la segunda mitad. Despacito y buena letra, con paciencia seguro que puedo hacer una etapa más que aceptable.
De primer plato tenemos una subida en toda regla, nada que envidiar a los puertos de montaña de la Sierra o de los Pirineos. La pista está en buen estado y cruza varios poblados. Muchos niños se dirigen a la escuela a esa hora, los niños te enseñan su palma para que la choques, a las niñas les da más vergüenza, las que lo hacen son muy pequeñas. En subida no pasa nada, pero en bajada o llaneando creo que a más de un niño le habrá salido un buen moratón en el brazo.
Cruzamos un río y nos adentramos en un palmeral en subida, estamos en un pueblo bastante peculiar, el agua debe de abundar por que se ven plantas con flores por todas partes. La pendiente exige plato pequeño y piñones altos (al menos a mi me lo exigen mis piernas), después de este pueblo, queda un poco más de subida, seguidamente una rápida bajada y ya habremos llegado al AV1.
A partir de aquí, la pendiente se acentúa y se puede asegurar que empieza lo peor, a lo lejos se puede ver todo lo que nos queda para subir. Vamos allá. Tiro de plato pequeño todo el rato, en ocasiones hay que poner un desarrollo de molinillo para salvar eventuales cambios de desnivel que requieren aumento de velocidad si no quieres acabar poniendo pié en tierra y acabar empujando la bici desde el suelo.
En estas paso a Sean, Sean es un norte-americano sub-23 que hemos conocido en la Titan, con experiencia en varias carreras de larga distancia en la que destaco la Cocodrile Trophy de Australia. Ha venido con el objetivo de disputar seriamente la general, hasta ahora está entre los 20 primeros, una proeza, y en alguna de las etapas ha llegado a ser el 11º. El problema que se le ha presentado a Sean en este día es puramente logístico y por que no de mala suerte. Las llantas que calza su bici son de 29”, algo más grandes que los que llevamos el resto de los mortales de 26”. La explicación que nos da es que son mucho más rápidas para rodar en terreno pedregoso, pero por otro lado, en Europa son muy poco comunes y nadie lleva recambios de cámaras de este tamaño, así que hoy jueves cuarto día de carrera, se ha quedado sin recambios y va a tener que abandonar. Aún y así sigue empujando su bici con cara de resignación.
Sigo dando pedales, en algún tramo no queda más que bajar de la bici, el cansancio acumulado me impide hacer demasiados cambios bruscos de ritmo, cuesta subir de pulsaciones, supongo que la altura a la que estamos rodando impide que nuestros pulmones capten mucho porcentaje de oxigeno.
Bajada, CP1, queda una larga subida, el primero de tres picos que quedan para abandonar la zona de montaña. Poco a poco noto que mis fuerzas bajan a pasos agigantados. EL cuerpo avisa con antelación “te va a dar una pájara, para a comer algo!!”. Así lo hago, me como una naranja tranquilamente y disfruto un poco de las vistas, a las que no se les hace mucho caso. La imagen que tengo del 80% de la Titans es de mi rueda delantera y de una pista veinte metros más allá, el 20% restante es paisaje, cosa que no deja de ser un pecado, pero inevitable si no te quieres meter un buen morrón.
Después de la naranja sigo tirando, viene una pequeña bajada en la que bajo piñones para ganar velocidad y posteriormente, en el cambio de rasante subo piñones… en estas noto un ruido raro y noto que los pedales no transmiten fuerza a la cadena, debe de haberse salid. Mi sorpresa al bajarme de la bici es mayúscula cuando veo que no solo se me ha salido la cadena si no que he roto la patilla del tensor trasero. Tras unos momentos de no saber que hacer decido acabar lo que queda de puerto a pié. Junto con otro corredor que esté tan cansado que prefiere subir andando que pedaleando. Vamos charlando con tranquilidad. Se que muy probablemente esta avería signifique al abandono en esta etapa y por tanto la descalificación de la general. Me resigno, hay que saber perder. Una vez arriba queda un par de kilómetros de bajada hasta el AV2, decido que los hago montado y dejarme llevar por la gravedad. Una vez en AV2 me refresco y me miro con más calma la avería, es insalvable, mis conocimientos de mecánica no llegan a tanto y, a parte, necesito una pieza nueva, me he cargado la patilla por completo. Decido esperar al coche escoba, así al menos, disfrutaré del paisaje. Espero y espero, van llegando corredores al AV2. Doy todas mis barritas energéticas a los niños que nos observan con cara de asombro. Me relajo, bebo agua y vuelvo a disfrutar del paisaje.
En estas llega Roberto, uno de los madrileños, me empieza a convencer para que le pida la bici a alguno de los que abandonen. Al principio no me convence, pero tiene razón, hay que acabar, como sea. Debajo de la carpa del AV2 se encuentra un chaval con claros síntomas de pájara suma, Adolfo Quiles Pérez. Le comento mi situación y no me pone ningún problema. Cambio los dorsales y el chip, pongo el sillín a mi altura y continúo. Habré perdido una hora y media o más, la verdad es que he perdido la noción del tiempo. El GPS me falla y no llevo ni reloj ni cuenta kilómetros.
La bici que me ha dejado es una Trek, parecida a la mía, más ligera, pero me cuesta un poco acoplarme a ella al principio, en las subidas no, pero en las bajadas, me no le cojo el truco a sus frenos. No dejo de decirme para mis adentros que tengo suerte de poder continuar.
Una subida, otra segunda subida que hago a ritmo bastante rápido, se nota que he estado descansando bastante, el parcial debe de haber sido bastante bueno desde el AV2 hasta el CP2 (en la cima de la última subida). Lo mejor son las vistas A partir de allí todo es una larga bajada que conduce a una enorme explanada en la que sólo se ve una población y una pequeña montaña en medio de la explanada que tiene forma de huevo duro cortado por la mitad.
La bajada la hago con cuidado, no me quiero cargar la bici que no es mía y tampoco quiero acabar una vez más por los suelos. Las bajadas suelen ser duras, por mucha amortiguación que lleven las bicis, los brazos acaban por cansarse mucho y se debe de hacer mucha fuerza con las piernas.
En fin que cojo la parte de llaneo con bastante gusto. Además llevamos bastante viento a favor y el tramo que queda unos 40 y pico kilómetros es con tendencia hacia abajo. Aun y así no hay que confiarse. Voy a buen ritmo y el único problema es que cada cierto tiempo debo de bajarme a subir el sillín. Al haberlo cambiado de la posición a la que lo lleva Adolfo, su dueño, la abrazadera de la tija no agarra como de costumbre, a parte creo que me he cargado la el tornillo de la abrazadera de tanto apretar con la llave Allen.
Bueno, llega el AV3, que en esta etapa es donde se sitúa el avituallamiento frío, normalmente se sitúa en el AV2, pero esta vez se ha dispuesto así dada la dificultad de acceso para el camión frigorífico a la zona de montaña.
Un poco más y llegamos al CP3, 6 kilómetros a meta, asfalto y un poco de pista rápida. Esta vez en la meta me espera mi madre, si, mi madre que se ha animado a venir a pasar unos días a Marruecos y aprovechar para ver de que trata esta locura. Su opinión ha sido que esto es surrealista. Al menos hoy no me verá la cara de demacre que tenía ayer.
Ahhh!! La rodilla, casi no la puedo ni mover, y el culo. Buf!! Las voy a pasar canutas durante los primeros kilómetros, por no decir durante toda la etapa.
Vamos allá. Efectivamente, hoy empiezo con menos fuerza que otros días, con menos ganas, casi no he podido ni desayunar, me he tenido que meter un plato de arroz hervido con embudo, se nota el cansancio acumulado y como ya he comentado, el dolor en la rodilla y el dolor en el culo se hacen bastante insoportables. El culo es cuestión de tiempo, lo se, pero la rodilla, me hace extraños, a veces va bien y otras veces me da un pinchazo agudísimo que me hace ver las estrellas literalmente.
La etapa de hoy tiene enjundia, mucha subida en la primera mitad y tramo de rodador en la segunda mitad. Despacito y buena letra, con paciencia seguro que puedo hacer una etapa más que aceptable.
De primer plato tenemos una subida en toda regla, nada que envidiar a los puertos de montaña de la Sierra o de los Pirineos. La pista está en buen estado y cruza varios poblados. Muchos niños se dirigen a la escuela a esa hora, los niños te enseñan su palma para que la choques, a las niñas les da más vergüenza, las que lo hacen son muy pequeñas. En subida no pasa nada, pero en bajada o llaneando creo que a más de un niño le habrá salido un buen moratón en el brazo.
Cruzamos un río y nos adentramos en un palmeral en subida, estamos en un pueblo bastante peculiar, el agua debe de abundar por que se ven plantas con flores por todas partes. La pendiente exige plato pequeño y piñones altos (al menos a mi me lo exigen mis piernas), después de este pueblo, queda un poco más de subida, seguidamente una rápida bajada y ya habremos llegado al AV1.
A partir de aquí, la pendiente se acentúa y se puede asegurar que empieza lo peor, a lo lejos se puede ver todo lo que nos queda para subir. Vamos allá. Tiro de plato pequeño todo el rato, en ocasiones hay que poner un desarrollo de molinillo para salvar eventuales cambios de desnivel que requieren aumento de velocidad si no quieres acabar poniendo pié en tierra y acabar empujando la bici desde el suelo.
En estas paso a Sean, Sean es un norte-americano sub-23 que hemos conocido en la Titan, con experiencia en varias carreras de larga distancia en la que destaco la Cocodrile Trophy de Australia. Ha venido con el objetivo de disputar seriamente la general, hasta ahora está entre los 20 primeros, una proeza, y en alguna de las etapas ha llegado a ser el 11º. El problema que se le ha presentado a Sean en este día es puramente logístico y por que no de mala suerte. Las llantas que calza su bici son de 29”, algo más grandes que los que llevamos el resto de los mortales de 26”. La explicación que nos da es que son mucho más rápidas para rodar en terreno pedregoso, pero por otro lado, en Europa son muy poco comunes y nadie lleva recambios de cámaras de este tamaño, así que hoy jueves cuarto día de carrera, se ha quedado sin recambios y va a tener que abandonar. Aún y así sigue empujando su bici con cara de resignación.
Sigo dando pedales, en algún tramo no queda más que bajar de la bici, el cansancio acumulado me impide hacer demasiados cambios bruscos de ritmo, cuesta subir de pulsaciones, supongo que la altura a la que estamos rodando impide que nuestros pulmones capten mucho porcentaje de oxigeno.
Bajada, CP1, queda una larga subida, el primero de tres picos que quedan para abandonar la zona de montaña. Poco a poco noto que mis fuerzas bajan a pasos agigantados. EL cuerpo avisa con antelación “te va a dar una pájara, para a comer algo!!”. Así lo hago, me como una naranja tranquilamente y disfruto un poco de las vistas, a las que no se les hace mucho caso. La imagen que tengo del 80% de la Titans es de mi rueda delantera y de una pista veinte metros más allá, el 20% restante es paisaje, cosa que no deja de ser un pecado, pero inevitable si no te quieres meter un buen morrón.
Después de la naranja sigo tirando, viene una pequeña bajada en la que bajo piñones para ganar velocidad y posteriormente, en el cambio de rasante subo piñones… en estas noto un ruido raro y noto que los pedales no transmiten fuerza a la cadena, debe de haberse salid. Mi sorpresa al bajarme de la bici es mayúscula cuando veo que no solo se me ha salido la cadena si no que he roto la patilla del tensor trasero. Tras unos momentos de no saber que hacer decido acabar lo que queda de puerto a pié. Junto con otro corredor que esté tan cansado que prefiere subir andando que pedaleando. Vamos charlando con tranquilidad. Se que muy probablemente esta avería signifique al abandono en esta etapa y por tanto la descalificación de la general. Me resigno, hay que saber perder. Una vez arriba queda un par de kilómetros de bajada hasta el AV2, decido que los hago montado y dejarme llevar por la gravedad. Una vez en AV2 me refresco y me miro con más calma la avería, es insalvable, mis conocimientos de mecánica no llegan a tanto y, a parte, necesito una pieza nueva, me he cargado la patilla por completo. Decido esperar al coche escoba, así al menos, disfrutaré del paisaje. Espero y espero, van llegando corredores al AV2. Doy todas mis barritas energéticas a los niños que nos observan con cara de asombro. Me relajo, bebo agua y vuelvo a disfrutar del paisaje.
En estas llega Roberto, uno de los madrileños, me empieza a convencer para que le pida la bici a alguno de los que abandonen. Al principio no me convence, pero tiene razón, hay que acabar, como sea. Debajo de la carpa del AV2 se encuentra un chaval con claros síntomas de pájara suma, Adolfo Quiles Pérez. Le comento mi situación y no me pone ningún problema. Cambio los dorsales y el chip, pongo el sillín a mi altura y continúo. Habré perdido una hora y media o más, la verdad es que he perdido la noción del tiempo. El GPS me falla y no llevo ni reloj ni cuenta kilómetros.
La bici que me ha dejado es una Trek, parecida a la mía, más ligera, pero me cuesta un poco acoplarme a ella al principio, en las subidas no, pero en las bajadas, me no le cojo el truco a sus frenos. No dejo de decirme para mis adentros que tengo suerte de poder continuar.
Una subida, otra segunda subida que hago a ritmo bastante rápido, se nota que he estado descansando bastante, el parcial debe de haber sido bastante bueno desde el AV2 hasta el CP2 (en la cima de la última subida). Lo mejor son las vistas A partir de allí todo es una larga bajada que conduce a una enorme explanada en la que sólo se ve una población y una pequeña montaña en medio de la explanada que tiene forma de huevo duro cortado por la mitad.
La bajada la hago con cuidado, no me quiero cargar la bici que no es mía y tampoco quiero acabar una vez más por los suelos. Las bajadas suelen ser duras, por mucha amortiguación que lleven las bicis, los brazos acaban por cansarse mucho y se debe de hacer mucha fuerza con las piernas.
En fin que cojo la parte de llaneo con bastante gusto. Además llevamos bastante viento a favor y el tramo que queda unos 40 y pico kilómetros es con tendencia hacia abajo. Aun y así no hay que confiarse. Voy a buen ritmo y el único problema es que cada cierto tiempo debo de bajarme a subir el sillín. Al haberlo cambiado de la posición a la que lo lleva Adolfo, su dueño, la abrazadera de la tija no agarra como de costumbre, a parte creo que me he cargado la el tornillo de la abrazadera de tanto apretar con la llave Allen.
Bueno, llega el AV3, que en esta etapa es donde se sitúa el avituallamiento frío, normalmente se sitúa en el AV2, pero esta vez se ha dispuesto así dada la dificultad de acceso para el camión frigorífico a la zona de montaña.
Un poco más y llegamos al CP3, 6 kilómetros a meta, asfalto y un poco de pista rápida. Esta vez en la meta me espera mi madre, si, mi madre que se ha animado a venir a pasar unos días a Marruecos y aprovechar para ver de que trata esta locura. Su opinión ha sido que esto es surrealista. Al menos hoy no me verá la cara de demacre que tenía ayer.
3 comentarios:
sigue contandooooooooooooooo!!
Adolfo es el super hero por prestarte su bici. Un desconocido colega de otra vida. Que GRANDE!!! Pero frenar? Porque frenar??? Vaya sueno de carrera! Y tu madre en la meta? Es una madre de verdad. Espero que con este apoyo pudiste salir en buen espirito a la etapa final! Vaya tio, te estaba empujando desde aqui.
Aunque sabía lo del cambio de bici, he vivido tu retirada como si no supiera el final. Me está pasando como en esas óperas que te abstraes de lo que de antemano sabes y esperas que esta vez a Siegfried no lo maten por la espalda o que llegue el médico con Rifampicina y salve a Mimi de su tisis.
Buen tío el Adolfo ese y buenos c... los tuyos
Publicar un comentario