miércoles, 16 de septiembre de 2009

Montgenevre


Briançon - Del 28 de junio al 4 de julio de 2009

Estoy empezando a oír voces que no tienen nada que ver con el sueño, me son familiares, una voz dice algo así como “No se, macho, estoy acojonado” otra le responde “Bueno, joder, con tranquilidad… si hemos subido cosas peores” una nueva voz, más fresca, entra en escena “¿cuantos kilómetros tocan hoy?”, nadie contesta, la segunda voz vuelve a intentar calmar los ánimos de la primera “pero que lo más duro ya lo pasamos ayer, joder, a partir de ahora es todo más suave”. Montgenevre, Sestriere, L’Izoard, Lautaret, Galibier y Alpe d’Huez.

Se oye casi todo perfectamente, un poco distorsionado, y eso que estoy en la buhardilla de la casa. No tengo puertas en mi habitación, las voces se cuelan por las escaleras, rebotan en el techo y llegan a mis oídos, alguna palabra no la oigo bien, pero la tensión se podría cortar con un cuchillo.

¿Estos tíos ya están desayunando? Habíamos quedado a las ocho ¿Qué hora debe de ser? La luz entra a raudales por una de las dos ventanas incrustadas en el techo. Me incorporo… Estoy jodido. Menudo tute llevo encima. La pedals de este año me ha dejado destrozado, 17h:11min, los cuadriceps los tengo como auténticos troncos, me han pesado hasta en sueños. Menuda paliza con pajarón en el kilómetro ochenta. La madre que los parió, cambiaron un par de tramos que nos fastidiaron a todos, el año que viene no vuelvo. En comparación con el primer año me ha parecido como darme de cabezazos contra un muro. Y ayer todo el día en el coche, Vielha, Toulouse, Montpellier, Marsella, Provenza, Embrun y Briançon. Si yo siento algo ahora es que también, como la primera voz, estoy acojonado.

Desde la terraza de la casa se ve, Briançon. Siguen hablando de los planes de la semana. Que si Lautaret está a la izquierda, Montgenevre al frente, Izoard a la derecha. Da igual donde haya que ir, todo desde el primer momento va a ser subiendo.

Montgenevre – 29 de junio de 2009

Metro cero. ¿Qué hace este? Ya empieza a hacer el gracioso de buena mañana. Jaja, me rió mirando a los demás con cara de no haber digerido el desayuno, ellos no le encuentran la gracia. Yo empiezo a no encontrar ni tan siquiera el sentido, pero le tengo que seguir, es mi tío. Estamos en las calles de Briançon, plato de 39 de buen comienzo. A nadie le ha dado tiempo de calentar y este ya va a tope, y no es una gracia, me pongo a su altura y le miro, no está de coña. Tiene esa expresión en la cara a medias entre el esfuerzo, miedo y una media sonrisa de loco.

En pocos momentos hemos sacado bastantes metros a los demás. Salimos de Briançon, falso llano hasta el principio de la ascensión a Montgenevre. Este va con su platazo desde el primer momento y no lo quita hasta la primera curva. Me lleva con el corazón a mil. ¿Cómo lo hace? Que este tío me dobla la edad, y yo voy a cumplir treinta la semana que viene. ¿Cómo se puede subir así con sesenta palos, dos nietas, la mano vendada y sin haber calentado? No se, o está como un toro o se ha levantado inspirado… o ambas cosas a la vez. Concéntrate Pablo por que le vas a perder la rueda. Vete, vete, no, no, déjate que me llevas jodido. Miro hacia abajo, y un par de curvas hacia abajo llegan Manolo, Luís y Esteban. Y otra vez, tira, tira, que no, que yo sigo a tu rueda, pero si quieres que te marque el ritmo me lo dices y acabamos juntos. Este pasa de todo, sube a su ritmo, que ya es un poco más normal. Se acaban las curvas. Ahora se sube ladeando, allí está la estación, me dice, ya lo veo. Allí les esperamos. ¿Tu llevas reloj? Si, pues en cuanto lleguemos a la rotonda esa mira a ver cuanto les sacamos, me dice jadeando. Bueno, pues han sido cuatro minutos treinta y cinco.

1 comentario:

z dijo...

Está bien que cuentes sólo la tercera parte de la etapa, luego, tu tío, subió bastante bien Sestriere, pero la segunda subida de Montgenevre, de Italia hacia Francia, casi se queda tirado por las cunetas. Y es que las alegrías en la bici siempre se pagan.