lunes, 25 de mayo de 2009

Half Challenge Barcelona-Maresme 2009


Con Gus y Xavi de STP
Lugar: Calella de Mar (Barcelona)
Fecha: Domingo 24 de mayo de 2009

A las 11:30, viernes, hemos quedado Iván, Nacho, Emilio, Carlos, Rafa y yo en el parking del Club para partir hacia Calella. Llego con tiempo para desayunar un poco en la terraza del club. Ya hay gente nadando en la piscina, hace un buen día, hoy va a ser un buen día. Salgo con mis cruasanes y un batido a la terraza donde, bajo un sol bastante aceptable (hace bochorno), están haciendo una sesión fotográfica nada más y nada menos que a Almudena Cid en bikini. No se puede empezar mejor el día.

Vamos seis personas en la furgo, los que he comentado al principio. Antes de partir hemos tenido que cargar 18 bicis en el remolque de la furgoneta lo que nos ha llevado casi dos horas. Entre pitos y flautas, M40, atascos y demás, no salimos de Madrid ciudad hasta las dos.

Paramos a comer algo en una gasolinera, cada uno de nosotros llevamos nuestras propias provisiones, pero todos vamos bebiendo guarradas isotónicas, unos de color azul, otros naranja, amarillo, todo con un objetivo, que el color del pis sea transparente a lo largo de todo el fin de semana.

El viaje se nos hace largo, tenemos ganas de llegar y de comer algo serio, yo ya estoy harto de bocadillos, patatas fritas y de beber aquarius.

Una vez en el hotel: cena. Sólo respiro entre plato y plato. Damos un paseo hasta la feria del corredor por el paseo marítimo y volvemos al hotel a dormir.

Al día siguiente, sábado, casi todos se van a nadar a las ocho de la mañana. Yo, como no tengo todavía neopreno, duermo un poco más. A eso de las nueve y pico me encuentro con todos ellos en el comedor del hotel. Desayuno fuerte. El día va a ser duro: hay que ir a buscar los dorsales, las bolsas de transición, el briefing, alquilar el neopreno en la feria, dejar la bici y las bolsas en boxes, encontrar un hueco para comer. O sea, un puñetero ir venir entre el hotel y los diverso lugares donde se agrupa el circo del triatlón.

Al final nos dan las 8 de la tarde y estoy agotado, y eso que ni he nadado ni he montado en la bici más que para llevarla a boxes.


Ahora solo queda cenar y dormir. A las 5:10 hay que despertarse.

Antes de que suene el despertador ya me he despertado varias veces durante la noche, debido a la clase del turista medio que acude a veranear a Calella y todo el litoral mediterráneo, en primer lugar un grupo extranjero de a saber qué nacionalidad escandinava, en segundo unos hooligans ingleses y en último lugar unas Chonis y Yolis que se estaban peleando entre ellas a grito pelado. La creme de la creme.
Me atrevo a decir que este fin de semana, el nivel del turista medio, habrá subido varios enteros gracias a los 2100 inscritos, sin olvidarnos de sus acompañantes. Lástima que seguramente esto a los responsables del turismo en el litoral catalán les haya importado un par de narices hasta hace bien poco y en muchos casos les sigue sin importar un carajo. Ya veremos si esto se vuelve a repetir. En manos de los políticos está. De momento se va a celebrar el Challenge completo en octubre, que no es poco. Pero ya me imagino que haber cortado la N-II ayer durante medio día habrá tocado las pelotas a más de algún imbécil que acabará escribiendo una carta al director de la Vanguardia quejándose por haber pasado el domingo en un atasco del copón (y encima dirá que creerá que habla por todos si dice que...).

Pero que mis palabras no lleven a confusión, la organización ha sido fantástica, vuelvo a repetir: haber cortado la N-II totalmente entre Calella y Masnou, pasando por Mataró y dejándola a entera disposición de los participantes me ha parecido espectacular, un lujo.

Después de este paréntesis, continúo con la crónica de la prueba. Desayunamos fuerte de cinco y cuarto a seis menos cuarto, ya tenemos todo preparado así que marchamos por el paseo marítimo a eso de las seis y pico. Ya hace rato que ha amanecido. Sopla de levante una brisa que no quita el hipo pero que conforme avance la mañana seguro que aumenta la fuerza.


Una vez en los boxes, comprobamos que todo esté en su sitio y en perfecto orden, a la bici hay que ponerle los bidones de agua y barritas energéticas, miro por última vez que mis bolsas de transición estén en su lugar. Todo correcto. A enfundarse el neopreno. Eso te lleva un buen rato, empiezas por un pié estirando fuerte hacia arriba y luego el otro. Una vez han entrado todo es coser y cantar. Meto la ropa de calle en la bolsa azul para que me la lleven a la meta y luego voy rápido a la playa para meterme en el agua. Para empezar no noto nada el frío del agua. Buen material este neopreno que me han alquilado. Floto más de lo normal con lo que va a ser menos costoso nadar. Hay bastante mar de fondo, olas muy grandes en sentido oblicuo a la costa, al menos no rompen.

Antes de volver a salir hago la operación de vacío que me han recomendado para que no me entre mucha agua dentro del neopreno durante la prueba. Dejo entrar agua en por el cuello y noto como se me empieza a hinchar el mono. Nado un rato y el agua sigue entrando, con lo que me lastro. Acto seguido salgo del agua y noto como todo el agua que ha entrado sale piernas abajo. El vacío está hecho. Ahora hay que ir hacia los cajones de salida, el mío es el verde. Salimos después de los polis, bomberos, (con gorro naranja) pros y atletas (con gorro rojo) con mejores marcas. Yo llevo gorro verde. Además hay gorros azules y morados.

Después de casi un cuarto de hora esperando en la playa bajo el sol que empieza a calentar seriamente, empieza la prueba. La suerte está echada. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Buf!! la segunda boya parece que está en el horizonte, no vamos a llegar nunca… ¿Tanto miden 800 metros? Así impone más que visto desde una piscina de 25 metros.

1ª parte – Nado. 1900 metros (36:57)



Los primeros en partir son los gorros rojos y naranjas. Muchos se meten en el agua a toda pastilla, parece que les persiga un tiburón, otros se meten con más cuidado. Sin prisas, queda mucho rato por delante.
Llega el momento de nuestra salida. Para ese momento, los rojos y naranjas ya han doblado la primera boya.

Adelante, ¡¡al agua!! En los primeros metros se trata de nadar manteniendo tu espacio vital, que no te pasen por encima, que no te comas un pié. Empiezo a nadar fuerte, como los que tengo a mi lado hay más espacio del que esperaba, al cabo de un rato empiezan a agolparse los nadadores cada vez más y más,¿qué pasa? levanto la vista y veo que tenemos la primera boya en nuestras narices, hay que girar a la izquierda. 250 metros menos, ahora vienen los 800. Ni tan siquiera veo la boya a la que hay que ir, pero seguiré a los demás. Poco a poco noto que me voy hacia la derecha, intento corregir, pero siempre estoy separado del grupo. Ahora estoy nadando hacia levante, debido a que sólo se sacar la cabeza hacia la derecha, sólo veo horizonte. No logro tener ninguna referencia visual que me haga ver si adelanto no, no me queda más remedio que nadar a braza y mirar hacia delante y controlar al grupo.



Las olas son pronunciadas pero se pueden superar bastante bien, lo peor es el meneo que te dan, el sube y baja me produce un poco de mareo, más pronto de lo esperado veo la segunda boya, también veo como solo una persona y yo pasamos la boya por la derecha, mientras la mayoría pasan por la izquierda y se van directos a la tercera boya, tramposines. A estas alturas veo a gente con gorros de todos los colores, excepto el morado. La tercera boya está cerca, meto la cabeza y recupero la horizontalidad le doy fuerte a los pies, al poco veo los pies de otras personas, he logrado establecer contacto con los que se han saltado la segunda boya. Ahora giramos hacia poniente y por fin veo la costa, estaremos a unos cien metros de la playa o un poco más. Sólo queda una boya, que no veo por ningún lado. A pesar de tener la referencia visual de la costa, sigo sin tener la sensación de avanzar. Me acuerdo de cuando estudié el titulín y náutica de la demora, las referencias visuales desde una embarcación con la costa no sirven para orientarse a no ser que las midas con un instrumento, es decir, siempre te da la sensación de que estás en frente del mismo punto de referencia, además se me han empañado las gafas, siempre igual. Paro y me las quito unas cuantas veces durante el recorrido para aclararlas pero no hay manera. Última boya, a la derecha y ya veo la gente saliendo del agua, que ganas tengo ya de llegar, se me ha hecho más corto de lo que pensaba. Aprovecho las olas. Al poco rato ya empiezo a ver el fondo, piedras y cantos, unas brazadas más y tocaré fondo con las manos. Una ola más me lleva a la mismísima orilla. Me levanto, los primeros pasos los hago como un borracho, me cuesta mantener la verticalidad.

1ª transición (5:09)

Corro en dirección a los boxes mientras me quito el neopreno. Primero la cremallera, tira hacia arriba de la cinta en la espalda, luego el brazo izquierdo hasta la muñeca y lo mismo con el derecho, tironcito del derecho y después del izquierdo y el neopreno baja solo hasta la cintura, debajo ya llevo puesto el mono de triatlón. Voy a por la bolsa de la bici, la verde. Me meto en la carpa de transición y me saco el neopreno de las piernas, hay que doblarlo y meterlo en la bolsa verde, junto con las gafas de nadar y el gorro. Ahora me pongo el casco, los calcetines, las zapatillas con calas y las gafas de bici. Corro hacia la bici.

2ª parte – Bici. 90 kilómetros (2:26:20)



Nadie se ha llevado mi bici por equivocación, cosa que me hubiese extrañado. Ahí está esperándome, hay que ir a pié con la bici hasta la salida. Las primeras pedaladas cuestan, tengo las piernas frías y me pasan algunos corredores. Los primeros tres kilómetros transcurren por Calella, calles estrechas, a toda velocidad. Veo los primeros tortazos. Hasta que no salimos de Calella rumbo sur por la N-II voy con el plato pequeño de 39 dientes y mucha cadencia, aún y así noto que todavía no se me han calentado las piernas. Una vez en la N-II afrontamos el primer repecho. Levanto el culo y bajo piñones. El primer repecho es corto. Una vez arriba, se ve la bajada que acaba en San Pol de Mar. Meto plato grande para no quitarlo hasta que vuelva a Calella, 52 dientes a mover, se acabó la tontería, esta es mi prueba. El perfil no es llano, entre pueblo y pueblo hay pequeños repechos que exigen subir algún que otro piñón y levantar el culo, San Pol, Canet, Arenys hasta Caldetas, a partir de allí es llano, pasando por Can Sanç y Mataró. Después de Mataró, giramos hacia la derecha y subimos por una carretera hacia Argentona y Dosrius, es el único tramo que realmente tira hacia arriba, aún y así, no bajo de plato. Mi estrategia consiste en no parar a repostar líquidos. Llevo dos litros de bebida isotónica, un pastillote de sales minerales y barritas energéticas en la bolsa que llevo atada entre la pipa de la bici y el cuadro. Al principio, debido a la sed con la que he salido del agua y del sabor a salitre que se me ha quedado, bebo mucho. Poco a poco, iré perdiendo el sabor salado y se me irá quedando un gusto dulzón.



A partir de la Bajada de Dosrius hasta Mataró todo cambia, bajamos en grupo. Ya advirtieron que, a pesar de la prohibición tacita de formar grupos, se permitiría en contadas ocasiones tales como la bajada o estrechamientos en la calzada.
Aumentamos el ritmo, llegamos a la N-II otra vez y seguimos hacía Vilasar de Mar, Premià de Mar y Masnou, todo ese tramo con viento a favor y llano completamente lo hacemos en grupo. Está prohibido, pero no queda más remedio, el grupo te absorbe y a no ser que frenes y dejes pasar al pelotón es imposible adelantarlo. Solo cuando ya tienes al siguiente grupo muy a la vista puedes saltar y anticiparte a la caza del grupo que va a ser absorbido, así es más fácil esquivarlos.
Una vez en Masnou, damos la vuelta y volvemos hacía Calella, sólo quedan 32 kilómetros. La vuelta es trepidante, a veces vamos a casi 50 Km/h, me preocupo más de no sufrir ningún accidente que de cualquier otra cosa. El pelotón siempre lleva problemas de convivencia. Es la prueba en la que puedes jugar más en equipo, pero también en la que más probabilidad de accidente tienes. Pasamos las rotondas de Mataró a toda velocidad, gritos y susurros los de atrás se quejan por todo y los de adelante les piden que pasen a tirar. Yo llamo al orden a un francesito que se me estaba subiendo a la chepa, “¡¡callate la bocaza ya macho!!” Y un par de improperios más. No se si me entiende pero no vuelve a dirigirme la palabra en lo que queda de bici.
Sin darnos cuenta llegamos a San Pol, algunos se relajan, ya están pensando en la transición, otros bajan plato y empiezan a soltar piernas, otros aprovechamos para seguir tirando y tratar de entrar en el pueblo en mejor posición sin tanta aglomeración. Pasado San Pol hay una caída multitudinaria en la parte derecha del grupo, entre seis y diez personas al suelo, vaya gracia. A mi derecha hay un tipo que está a punto de caerse y se apoya en mí. Por suerte se recupera y no nos caemos. Bueno, fuera de aquí no quiero caerme a dos kilómetros del final de la prueba por culpa de un toli.
A todo esto me he bebido dos litros de isostar que me han dejado la boca como un pastizal. Tengo sed de agua y hasta el kilómetro 2 no hay avituallamiento.
Entramos en Calella a tope, en fila india, avanzamos en paralelo a la vía del tren y llegamos a la zona de transición. Me bajo en marcha.

2ª transición. (3:24)


Corriendo me dirijo al parking de bicis. La dejo en su lugar tras un pequeño despiste, en vez de entrar por mi pasillo entro por el anterior. Mi compañero de box no ha llegado todavía ni muchos de los demás que hay a mi alrededor, así que la cuelgo por su lado.
Corro hacia la zona de bolsas. Cojo la bolsa naranja, me quito el casco, las zapas de bici y me pongo las zapatillas de correr. Me doy cuenta de que me he olvidado poner la gorra.

3ª parte – Correr. 21,095 kilómetros, ½ª maratón. (1:51:32)



Cierro la bolsa naranja con las zapatillas de bici y el casco. Salgo de la carpa. Me estoy meando. Veo los retretes químicos de la organización que están en la salida de la carpa. Levanto las vallas que separan el circuito de los espectadores ante el estupor de una señora que no entiende nada hasta que no ve qué es lo que voy a hacer, “ahhhh noi!!!!” oigo. Ahora se lo explica todo la señora. Así mucho mejor. Tendría que haberlo hecho al entrar en el agua, pero con la emoción, se me ha olvidado.
Me pongo a correr hacia poniente, lo primero que noto es el calor que hace y el sol en el cogote, con lo fresquito que se estaba en la bici. Con calma, poco a poco que hay que acabar. Me pasan un montón de corredores, da igual. Tengo que encontrar mi ritmo y sobre todo quitarme este gusto a isostar. Necesito agua. Al poco veo el primer avituallamiento, estoy salvado. Paro y bebo agua, no me cuesta reiniciar, es más creo que empiezo a coger mejor ritmo. Giramos hacia levante, toma sol. Desde ese kilómetro hasta el 5 voy bien. Es a partir de entonces que empiezo a notar una pequeña rozadura en la planta del pie izquierdo. Llevo casi un mes sin correr y he perdido los callos de los pies. La rozadura me molesta pero podré acabar. Me sigue pasando gente pero cada vez menos. En todos los avituallamientos me paro a beber agua. A pesar que esta es la prueba que peor se me está dando (al final en el agua he ido más rápido de lo que pensaba) ya empiezo a ver la luz al final del túnel. Empiezo a ver a muchos que van andando, han pinchado. Por favor que no me pase a mí.


Llego a Calella, dos kilómetros a meta. No se por qué me emociono. Yo creo que nunca me había pasado. Es una sensación placentera pero a la vez traicionera, puesto que provoca asfixia, trato de controlarme. Canalizo la emoción hacia la euforia, almenos esta sensación tira del carro y gusta más a la gente. Empiezo a aplaudir a la gente que anima en la calle y ellos devuelven el aplauso con intereses aumentados. A tope, ya solo queda la subidita del final que lleva al estadio. Un auténtico Mortirolo repleto de gente a rebosar, con los aplausos y gritos que voy dando me gano al público. Entre ellos varios participantes de la Titans que me reconocen. Me alegra verlos allí. Entro en el estadio. Los dos cientos últimos metros los hago con alas y gritando como un energúmeno. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en el final de una carrera.

domingo, 10 de mayo de 2009

NTD 2009- Etapa 4, día 5. El final.



En esta vida todo llega a su fin. Hoy toca la etapa final de la Titans 2009.

Hoy hemos dormido una horita más, bueno, tres cuartos de hora, se ha notado, y he descansado bien. Mi bici está como nueva, ayer los mecánicos me la dejaron que da gusto verla. No obstante, mi rodilla está hoy peor que nunca, me he aplicado un poco de Radio Salil a ver que pasa. Al menos la barriga está abierta, desayuno unos cereales de chocolate, como cuando era peque, pan con mermelada, un zumito y empiezo la rutina de todas las mañanas:

Entro en la haima a por mi neceser, encuéntralo, si puedes, entre todos los trastos que tienes esparcidos en tu maleta: la camelbak, la ropa de calle, la ropa de bici, las herramientas, las pomadas, las pastillas, las tabletas, las barritas, la linterna, el casco, la otra mochila, las zapatillas, las chancletas, camisetas, la botella de agua, los bidones… y multiplícalo por seis tíos. En la leonera falta un poco de orden y concierto. A pesar de ese aparente caos, todo acaba apareciendo (la linterna con los calzoncillos, los calcetines con las herramientas, el cuenta kilómetros con el GPS, todo tiene una lógica titánica aplastante).

Luego toca visita a los baños, la zona cero. A la derecha duchas y a la izquierda retretes. Me voy a ahorrar la descripción de lo que hay dentro de los retretes, pero os diré que tanto el farolillo rojo como el primero pasando por todos los que estamos en medio estamos hechos de lo mismo.

Después de la visita al aseo, tornamos a la haima. Toca cerrar el maletón. Cuesta, cada día más, pero al final cede. Arrastra la maleta hasta el camión y vuelve a la haima a por el casco, guantes, gafas, GPS, cuenta kilómetros, bidones, camelbak (dentro de esta lleva siempre: alimentos, 4 cámaras nuevas, troncha, eslabones de cadena y mancha) y road book. Parece mentira que te acuerdes de todo esto antes de cada etapa. Olvidarte algo puede ser motivo cuanto menos de abandono, descalificación y pájara gorda en el peor de los casos. Así que cuidado.

Luego toca control de firmas, siempre hay alguien que se olvida pero para eso está el hombre del megáfono (Félix Dot) que siempre recuerda a algunos despistados tal y como lo haría un profesor con los alumnos que no han entregado sus redacciones a tiempo.

Recoger el agua, todos los días hay que coger obligatoriamente 3 litros de agua.

Y ya sólo queda esperar a que se de la salida encima de tu bici, la fiel compañera.

Este último día salimos a las 8 de la mañana. Es una etapa rápida y todos soñamos con una cerveza mientras nos damos un baño en la piscina del hotel.

Venga, a por ello. Vamos a dejarnos lo que nos queda en esta etapa. Que no se diga.

Salimos hacia la derecha, dirección Ouarzazate, es una etapa rápida, a los que todavía les queden fuerzas las pueden gastar sin miedo al mañana. Yo por mi parte me siento como si me hubiesen frenado las ruedas, tengo las piernas bloqueadas y la rodilla, a pesar del masaje que me he hecho antes de iniciar la etapa, me sigue doliendo bastante.

Hoy no hay a penas dificultades técnicas en el recorrido. Pista ancha bien pisada, una futura carretera en obras. Me sorprende que nos dejen transitar por las obras, Lo más complicado son los dos puertos que hay que subir, largos y tendidos. Para subir voy bien, estoy cansado pero al menos no me duele la rodilla, no obstante, en bajada y llaneando la rodilla me molesta, no se si por que se enfría o por que hay un cambio de postura solo que en circunstancias normales no noto.

Aún y así decido echar el resto, sólo un poco más, no me voy a venir abajo en el último momento, pero me molesta, puedo decir que voy a acabar pero hecho un cromo!! Que mala pata haberme caído el primer día, que mala pata haber tenido diarrea, mala pata la úlcera en las posaderas. Ya me vale macho. Así cuesta disfrutar de la bici.

Entre pensamiento y pensamiento, un pequeño susto, no es nada, no llego a caer, pero a punto he estado. Venga macho, a lo que estamos, aprieta los dientes y acaba ya de una vez. Dejamos la superpista y pasamos por el último avituallamiento, yo no paro, tampoco he parado en el AV1. Sólo queda pasar por el CP2 que está a 10 km de la meta y todo habrá acabado. Intento seguir el ritmo de unos pero no puedo. LA rodilla la debo de tener al rojo vivo, que rabia. Además, no tenemos viento a favor, como ayer. El viento sopla de cara desde que hemos comenzado el descenso del último puerto. Así que hay que pedalear con fuerza.

La pista vuelve a ser de las normales, rápida pero las piedras ya son insoportables. Por suerte no es un tramo muy largo y pronto cogemos un tramo hormigonado. Al fondo se ven los montes del Atlas nevados en sus cumbres y mucho más cerca la meta, los colores alegres de la banderas de los patrocinadores ondean con fuerza.

Bloqueo la suspensión, plato grande, levanto el culo y comienzo a bajar piñones, uno, dos, tres y cuatro, siento culo y le doy fuerte, ¡¡¡vamos!!! Hay que desviarse hacia la derecha y abandonar el hormigón, las últimas piedras, el último tramo de arena. ¿Seguro que voy a echar de menos esto? Entro, ya está, se acabó. Esto es todo, ya eres un Titan. ¿De esto se trataba? Lo primero que hago al llegar es beber Powerade para que pasen los dos Ibuprofenos de 600 para aliviar el dolor de la rodilla.

Esperamos al resto de compañeros de Madrid, lo hemos conseguido todos,

Ya solo quedan 7 kilómetros hasta el hotel. Sólo pensamos en la piscina y en una cama como es debido. Todo lo demás nos da igual. El palo es grande, Yo creo que esto ha sido una victoria pírrica. No se si volvería a repetirlo. Los veteranos me comentan que es normal pensar eso nada más haber acabado, pero que lo más seguro es que al cabo de poco tiempo se me olviden las penas y mitififique la prueba hasta el punto de olvidar todos los males. Vamos a tomar una birra en la piscina.

Epílogo a la NTD 2009

Estas notas, que quede claro, las he escrito después de mi llegada a Madrid. De memoria, no había tomado más que notas mentales y he tratado de reflejar mis sensaciones lo más veridicamente que me ha sido posible.

Ahora, desde la distancia, una semana después de haber acabado, ya empiezo a degustar la victoria, a darme cuenta de lo que hemos hecho allí, de las personas que he conocido, de la convivencia durante una semana con gente que comparte tus mismas y extrañas aficiones: la larga distancia, la bicicleta, la aventura y el deporte.

¿Volveré? No se, hay muchas otras carreras en otros países que merecen la pena, Canada, Suiza, Italia, Costa Rica, Alemania, o Australia. Poco a poco, sin prisas.
Una cosa tengo clara: esto no se me va a olvidar.
Otra cosa: recomiendo a todo el mundo que le guste la bicicleta que lo haga, que quite pereza. Que le ponga un par de narices al asunto, que no se lo piense tanto. Que se deje guiar por el instinto (que por algo lo tenemos), que se lance a la piscina. Yo lo he hecho y me ha dado buen resultado. Y si vosotros no lo podéis hacer recomendádselo a vuestros hijos, sobrinos, hermanos, nietos, amigos...
Seguro que van a volver siendo mejores personas de lo que ya son.

viernes, 8 de mayo de 2009

NTD 2009 - Etapa 3, día 4. La Montaña.


Dedicada a Adolfo por su bici y compañerismo
a Rober por su apoyo en el momento clave
y a mi madre por su paciencia.

Ahhh!! La rodilla, casi no la puedo ni mover, y el culo. Buf!! Las voy a pasar canutas durante los primeros kilómetros, por no decir durante toda la etapa.

Vamos allá. Efectivamente, hoy empiezo con menos fuerza que otros días, con menos ganas, casi no he podido ni desayunar, me he tenido que meter un plato de arroz hervido con embudo, se nota el cansancio acumulado y como ya he comentado, el dolor en la rodilla y el dolor en el culo se hacen bastante insoportables. El culo es cuestión de tiempo, lo se, pero la rodilla, me hace extraños, a veces va bien y otras veces me da un pinchazo agudísimo que me hace ver las estrellas literalmente.

La etapa de hoy tiene enjundia, mucha subida en la primera mitad y tramo de rodador en la segunda mitad. Despacito y buena letra, con paciencia seguro que puedo hacer una etapa más que aceptable.

De primer plato tenemos una subida en toda regla, nada que envidiar a los puertos de montaña de la Sierra o de los Pirineos. La pista está en buen estado y cruza varios poblados. Muchos niños se dirigen a la escuela a esa hora, los niños te enseñan su palma para que la choques, a las niñas les da más vergüenza, las que lo hacen son muy pequeñas. En subida no pasa nada, pero en bajada o llaneando creo que a más de un niño le habrá salido un buen moratón en el brazo.

Cruzamos un río y nos adentramos en un palmeral en subida, estamos en un pueblo bastante peculiar, el agua debe de abundar por que se ven plantas con flores por todas partes. La pendiente exige plato pequeño y piñones altos (al menos a mi me lo exigen mis piernas), después de este pueblo, queda un poco más de subida, seguidamente una rápida bajada y ya habremos llegado al AV1.

A partir de aquí, la pendiente se acentúa y se puede asegurar que empieza lo peor, a lo lejos se puede ver todo lo que nos queda para subir. Vamos allá. Tiro de plato pequeño todo el rato, en ocasiones hay que poner un desarrollo de molinillo para salvar eventuales cambios de desnivel que requieren aumento de velocidad si no quieres acabar poniendo pié en tierra y acabar empujando la bici desde el suelo.

En estas paso a Sean, Sean es un norte-americano sub-23 que hemos conocido en la Titan, con experiencia en varias carreras de larga distancia en la que destaco la Cocodrile Trophy de Australia. Ha venido con el objetivo de disputar seriamente la general, hasta ahora está entre los 20 primeros, una proeza, y en alguna de las etapas ha llegado a ser el 11º. El problema que se le ha presentado a Sean en este día es puramente logístico y por que no de mala suerte. Las llantas que calza su bici son de 29”, algo más grandes que los que llevamos el resto de los mortales de 26”. La explicación que nos da es que son mucho más rápidas para rodar en terreno pedregoso, pero por otro lado, en Europa son muy poco comunes y nadie lleva recambios de cámaras de este tamaño, así que hoy jueves cuarto día de carrera, se ha quedado sin recambios y va a tener que abandonar. Aún y así sigue empujando su bici con cara de resignación.

Sigo dando pedales, en algún tramo no queda más que bajar de la bici, el cansancio acumulado me impide hacer demasiados cambios bruscos de ritmo, cuesta subir de pulsaciones, supongo que la altura a la que estamos rodando impide que nuestros pulmones capten mucho porcentaje de oxigeno.

Bajada, CP1, queda una larga subida, el primero de tres picos que quedan para abandonar la zona de montaña. Poco a poco noto que mis fuerzas bajan a pasos agigantados. EL cuerpo avisa con antelación “te va a dar una pájara, para a comer algo!!”. Así lo hago, me como una naranja tranquilamente y disfruto un poco de las vistas, a las que no se les hace mucho caso. La imagen que tengo del 80% de la Titans es de mi rueda delantera y de una pista veinte metros más allá, el 20% restante es paisaje, cosa que no deja de ser un pecado, pero inevitable si no te quieres meter un buen morrón.

Después de la naranja sigo tirando, viene una pequeña bajada en la que bajo piñones para ganar velocidad y posteriormente, en el cambio de rasante subo piñones… en estas noto un ruido raro y noto que los pedales no transmiten fuerza a la cadena, debe de haberse salid. Mi sorpresa al bajarme de la bici es mayúscula cuando veo que no solo se me ha salido la cadena si no que he roto la patilla del tensor trasero. Tras unos momentos de no saber que hacer decido acabar lo que queda de puerto a pié. Junto con otro corredor que esté tan cansado que prefiere subir andando que pedaleando. Vamos charlando con tranquilidad. Se que muy probablemente esta avería signifique al abandono en esta etapa y por tanto la descalificación de la general. Me resigno, hay que saber perder. Una vez arriba queda un par de kilómetros de bajada hasta el AV2, decido que los hago montado y dejarme llevar por la gravedad. Una vez en AV2 me refresco y me miro con más calma la avería, es insalvable, mis conocimientos de mecánica no llegan a tanto y, a parte, necesito una pieza nueva, me he cargado la patilla por completo. Decido esperar al coche escoba, así al menos, disfrutaré del paisaje. Espero y espero, van llegando corredores al AV2. Doy todas mis barritas energéticas a los niños que nos observan con cara de asombro. Me relajo, bebo agua y vuelvo a disfrutar del paisaje.

En estas llega Roberto, uno de los madrileños, me empieza a convencer para que le pida la bici a alguno de los que abandonen. Al principio no me convence, pero tiene razón, hay que acabar, como sea. Debajo de la carpa del AV2 se encuentra un chaval con claros síntomas de pájara suma, Adolfo Quiles Pérez. Le comento mi situación y no me pone ningún problema. Cambio los dorsales y el chip, pongo el sillín a mi altura y continúo. Habré perdido una hora y media o más, la verdad es que he perdido la noción del tiempo. El GPS me falla y no llevo ni reloj ni cuenta kilómetros.

La bici que me ha dejado es una Trek, parecida a la mía, más ligera, pero me cuesta un poco acoplarme a ella al principio, en las subidas no, pero en las bajadas, me no le cojo el truco a sus frenos. No dejo de decirme para mis adentros que tengo suerte de poder continuar.

Una subida, otra segunda subida que hago a ritmo bastante rápido, se nota que he estado descansando bastante, el parcial debe de haber sido bastante bueno desde el AV2 hasta el CP2 (en la cima de la última subida). Lo mejor son las vistas A partir de allí todo es una larga bajada que conduce a una enorme explanada en la que sólo se ve una población y una pequeña montaña en medio de la explanada que tiene forma de huevo duro cortado por la mitad.

La bajada la hago con cuidado, no me quiero cargar la bici que no es mía y tampoco quiero acabar una vez más por los suelos. Las bajadas suelen ser duras, por mucha amortiguación que lleven las bicis, los brazos acaban por cansarse mucho y se debe de hacer mucha fuerza con las piernas.

En fin que cojo la parte de llaneo con bastante gusto. Además llevamos bastante viento a favor y el tramo que queda unos 40 y pico kilómetros es con tendencia hacia abajo. Aun y así no hay que confiarse. Voy a buen ritmo y el único problema es que cada cierto tiempo debo de bajarme a subir el sillín. Al haberlo cambiado de la posición a la que lo lleva Adolfo, su dueño, la abrazadera de la tija no agarra como de costumbre, a parte creo que me he cargado la el tornillo de la abrazadera de tanto apretar con la llave Allen.

Bueno, llega el AV3, que en esta etapa es donde se sitúa el avituallamiento frío, normalmente se sitúa en el AV2, pero esta vez se ha dispuesto así dada la dificultad de acceso para el camión frigorífico a la zona de montaña.

Un poco más y llegamos al CP3, 6 kilómetros a meta, asfalto y un poco de pista rápida. Esta vez en la meta me espera mi madre, si, mi madre que se ha animado a venir a pasar unos días a Marruecos y aprovechar para ver de que trata esta locura. Su opinión ha sido que esto es surrealista. Al menos hoy no me verá la cara de demacre que tenía ayer.


jueves, 7 de mayo de 2009

NTD 2009 - Etapa 2.2 - 2ª parte de la Etapa Maratón




Esta noche, después de haber dejado la bici como una patena, toca dormir en haima común, directamente en el suelo, sin colchones ni ducha previa, dentro de nuestros sacos de dormir.

Ha sido un infierno de noche, no he podido pegar ojo más de media hora seguida y como yo tantos otros a juzgar por las caras que he visto durante el desayuno. Al menos el cielo me ha recompensado con un montón de estrellas y nebulosas cuando me he despertado a hacer pis a eso de las 3 de la madrugada.

Se oye el generador que suministra electricidad al campamento, arriba!!

Hoy nos han prometido que la etapa nos va a gustar mucho, que a pesar de lo larga (es la más larga de las cinco que vamos a disputar, 118 km) es rápida y entretenida.

Para empezar, antes de dar la salida hay que cruzar el río, la poco agua que lleva y parte del lecho seco como la mojama, que es un pedregal de mucho cuidado. La etapa consiste en ir remontando este río seco montaña hacia arriba hasta llegar a una mina a cielo abierto y luego debe de ser gran parte pista rápida. Al menos eso es lo que nos han dicho. Mucha gente empieza a no creerse nada.

Bengalazo de salida. Estoy en la plazas del medio tirando hacia atrás, veo como hay que volver a cruzar el río por y nada más cruzar enfrentarse a un buen desnivel en curva hacia la derecha y luego gira a izquierda para coger la pista principal por la que ya avanzan los primeros, allí se amontonan un mogollón de ciclistas, el clásico embudote MTB. Por suerte el tío que va delante se da cuenta de un atajo que evita esta subida y que lleva, girando hacia la izquierda antes de la subida, hacia la pista principal evitando la aglomeración. Le sigo a tope, una vez en la pista principal, me doy cuenta que debo de haber salvado 30 puestos de golpe.

Vía libre, los primeros veinte kilómetros son un rompe piernas con continuos giros, subidas y bajadas cortas (con tendencia hacia arriba) y numerosos cruces del río. Subo de pulsaciones, este es el ritmo que me gusta. Pero hay que reservar, además, al haber ganado posiciones con tanta facilidad estoy rodando con gente bastante más preparada que yo.

Hasta el AV1 me encuentro fenomenal, voy rodando con un chaval del equipo Buff, que se dedican a promocionar la marca realizando raids de esta guisa en todo el mundo, y un par de hombres que pasaran de lo 40. Los tres ruedan que se las pelan. 10 kilómetros después del CP1 los dejo ir, no puedo seguir ese ritmo.

La etapa en este punto es preciosa, hemos llegado a los 1200 metros de altitud, el paisaje es de montaña, montaña completamente pelada, aunque las pendientes siguen siendo suaves. Estamos llegando a la mina. Se ve desde lejos, es una mina enorme… de color verde turquesa, parece abandonada, solo he visto a un operario montado en Vespino que me ha adelantado por la pista, pista que en este punto se ha convertido en hiperpista por donde podrían circular dos, la bici va como la seda puesto que el terreno empieza a presentar desnivel negativo, sólo hay que levantar el culo en los pequeños repechos para mantener un buen ritmo.

Conato de pájara y la rodilla que me esta empezando a dar molestias más que serias. Paro a comerme una naranja y tomarme un antiinflamatorio (me lo debería haber tomado en el desayuno), mientras me pasan machines que todavía están pagando el error de la primera curva, aunque parece que están recuperando tiempo a base de bien. Algunos llevan un ritmo imposible de seguir. Yo a lo mío, saboreo la naranja y bebo un buen trago para que pase el pastillote. Arriba otra vez.

Parece que ya estamos abandonando la zona de montaña, ya queda poco para el CP2 y el AV2. Tengo en el punto de mira a parte del equipo Contador y al sevillano de Dos Hermanas con su camiseta verde loro se le ve a la legua, es uno de los más cachondos del pelotón, siempre que se baja en los avituallamientos le quedan fuerzas para hacer alguna broma, siempre va bien un poco de alegría. En el AV2 ya los he cogido: “A mi me vah a poneh un montaito pollo unah friturah y ponte unah cañitah bien fresquitah hasta que me valla pisha…”

10 kilómetros hasta el CP3, 25 km hasta el AV3 y 40 hasta meta, esto va cogiendo color. Los diez hasta el CP3 se hacen rápidos. Pista rápida sin complicaciones, zona limítrofe entre montaña y lo que vuelve a parecer desierto… una vez más, a eso hemos venido ¿no? Pasamos una aldea, más niños, más adobe, “Bonjour monsieur, un stylo s’il vous plaît!!”

CP3, teóricamente quedan más de 25 kilómetros a meta, y 15 al AV3, sin embargo, el puntero del GPS marca 10 hasta el AV3, el GPS siempre te marca la ruta más corta en línea recta. En línea recta es imposible seguir, debería subir una montaña, el instinto me dice que siga recto y tarde o temprano deberé girar a la derecha. La pista se ha convertido en un pedregal relleno de arena, o arena o piedra, un infierno, y los kilómetros no bajan del GPS, estamos dando un buen rodeo. Al final toca girar hacia el Suroeste a partir de ese mismo momento la distancia empieza a bajar. Ya comienzo a notar otra vez el cansancio. Piedras, piedras, piedras, arenaaaaaaaal.

Hay que cruzar el lecho de otro río seco y parece que ya llegamos a civilización, hay una gran población en la otra orilla que dejamos a nuestra derecha, tomamos una carretera de asfalto y giramos a la derecha donde se encuentra el AV3. Poco menos de 15 kilómetros a meta. Hace un calor de cojones. El agua que bebemos en este avituallamiento es caldo.

Lo que nos queda ahora es seguir paralelamente a una carretera en obras, es un tramo aburrido y pastoso, a pesar de ser una pista muy buena y rápida tiende hacia arriba y es interminable. Tras unos siete kilómetros a plato jugando con los piñones no me queda más remedio que bajar a plato mediano. Me empieza a costar, el coco empieza a ir por un lado que yo no quiero que vaya. Se me pasa por la cabeza que hoy no voy a poder.

Al final me da la pájara, no deben de quedar más de 2000 metros pero no puedo más. Me bajo de la bici a respirar un poco, empiezo a andar empujando lo bici, solo queda un repecho y llegar a la meta, me vuelvo a subir a la bici justo antes de acabar el repecho. Ya s ve la meta, hay que dar un poco de rodeo para llegar hasta allí, la meta está justo por detrás del campamento… Un último esfuerzo. Al fin he llegado.

A pesar de ser la mejor etapa que he hecho hasta el momento es en la que peor me voy a sentir después de acabar. La pájara me ha dejado fatal. Me ducho, como y me tumbo en la haima para descansar un rato. El calor en la haima es demoledor. Aún y así, me quedo dormido, me despierto con sensación de fiebre, la cabeza me arde y tengo diarrea.

Salgo fuera de la haima, fuera se está mejor, bebo agua a raudales. Visito al médico. Me dice que me hidrate, y que mejor no tomar Fortasec hasta volver a estar encima de la bici. En cuanto a la rozadura del culo… ya se ha convertido en una pequeña ulcera. Tendré que ponerme crema cicatrizante y después de la etapa de mañana un parche.

Vamos a descansar como podamos. Mañana toca montaña. 98 kilómetros.

miércoles, 6 de mayo de 2009

NTD 2009 - Etapa 2.1 - 1ª parte de la Etapa Maratón


Nada más llegar al campamento me ducho y me limpio la herida, que está en carne viva… ahhhhjjjj!!! que impresión me da ver toda esa sangre y carne al descubierto. Intento no obsesionarme, disfruto de la ducha y me quito de encima un kilo de polvo que se me ha pegado en todo el cuerpo, no deja de sorprenderme el poder ducharme con agua bien fresquita en medio de la nada después de una paliza semejante, que placer!!

Voy al médico, que ya está atendiendo a dos tíos tirados en unos colchones que tienen pinta de haberse pillado una insolación, una diarrea brutal o ambas. Le enseño el estropicio, rápidamente me desinfecta y me venda la herida. ¿Y para el dolor Doctor? Tomate un par de antinflamatorios después de comer y otro antes de ir a la cama. Ok.

Como, me empastillo y duermo un siestón dentro de la haima de la que me despierto con todo el pescuezo sudado.

Quita pereza como sea, todavía tengo que ajustar la bici (los cambios no van muy finos y el polvo se me ha comido casi toda la grasa de la cadena), así que me voy a la zona de mecánicos. “Mírate esto, mírate lo otro, este radio se me ha partido…” los tíos están desbordados de trabajo, trabajan a destajo desde que llega el primer ciclista hasta entrada la noche, cenan en el taller los tenedores y cuchillos se mezclan con las llaves Allen y las llaves inglesas, troncha cadenas, bridas, grasa, desengrasante…

Ceno, pastillita y a sobar, del tirón (primera vez desde que he aterrizado en este continente).

Cinco de la mañana, hace frío, me vuelvo a vestir de romano. El camino hasta los aseos está plagado de malas caras, por el aspecto que presentan los baños las diarreas empieza a aflorar y alguno que otro vomita hasta la primera papilla. Yo, por mi parte me he levantado con el estómago cerradito. No me apetece desayunar a estas horas. Pero no quedan más huevos. Ala, pa dentro!!

Pistoletazo de salida, 116 kilómetros por delante, muchos de los cuales son de navegación, es decir, sólo nos podemos ayudar de nuestra intuición y de nuestro GPS. Al final del primer kilómetro toca bajarse de la bici y empujar como puedas. Hay que subir la única duna que vamos a tener que sortear en el total de etapas.
Efectivamente, a los pocos metros de la salida es imposible pedalear, las ruedas se hunden totalmente en la arena, además el desnivel es muy considerable.
Una vez sorteada la duna, hay que seguir unos cientos de metros más corriendo con la bici a hombros debido al pedregal en el que nos encontramos.
Luego llega el primer tramo ciclable a través de un sendero en el que a penas caben las ruedas. Es un tramo corto pero rápido, hay que estar muy atento no sea que te salgas de la trazada y te vayas contra las piedras, caida asegurada en caso de despiste tonto. Pronto torcemos a la izquierda y llegamos a una pista con bastantes piedras y arena.

La arena se camufla perfectamente con el resto de elementos, como ya me parece haber escrito, solo la adviertes por la profundidad de la huella que han dejado las bicis que han pasado con anterioridad: “Más hacia la derecha se han hundido dos tíos y a la izquierda hay uno que ha pasado sin problemas” luego, hacia la izquierda. Al margen de decidir si se pasa por la derecha o por la izquierda, hay un tema que está claro: hay que ir muy revolucionado, no poner peso en la rueda delantera y mucha velocidad, una vez dentro del banco de arena, según vas perdiendo velocidad hay que subir revoluciones subiendo piñones, el caso es no desaprovechar la inercia.
En estas paso a Nuria Lauco, la primera fémina de la edición anterior, tiene muy mala cara, debería de estar con la cabeza y yo, en circunstancias normales, no debería de haberla pasado, debe de estar chunga.

CP1, giramos a la derecha, rumbo sur. Pista de piedras, no me acostumbro a estos pedregales, intento contactar con un grupo de 15 ciclistas pero no llego. Cuesta, tampoco quiero obsesionarme con rodar en grupo, entre tanto paso a alguno, y otros me pasan a mi, las bicis y sus jinetes empiezan a ser familiares, el tiempo pone a cada cual en su lugar ¿Por qué los del ministerio de fomento marroquí no se piden para reyes una apisonadora? Además, la espalda ya se me empieza a cargar y el brazo derecho se me duerme, llevo la mochila muy cargada con el saco de dormir (hoy dormiremos en haima común, la organización nos lleva nuestra maleta directamente al final de la etapa 2.2, parte de la aventura) En fin… AV1, llegamos al río que nos ha hecho ampliar esta etapa en 26 kilometrazos, efectivamente, corre agua y hay que pasarlo por el único puente de hormigón que debe de haber en 100 kilómetros a la redonda.

En la otra orilla hay un pueblo bastante grande, con sus huertos y palmerales cercados por muros de adobe, anecdota totalente circunstancial: Josef Ajram nos pasa como un rayo con cara de pocos amigos, ha debido de pinchar. Entre huerto y huerto, hay un camino que serpentea y nos lleva hasta la calle principal del pueblo. Sólo los niños y niñas hacen acto de presencia. Todos los pueblos que vamos a ir cruzando me van a recordar a la Ciudad de los Niños Perdidos.

Salimos del pueblo, nos hemos agrupado bastantes personas, entramos en una pista que conduce hacia una gran llanura en la que va a comenzar la parte de navegación, pronto la pista se bifurca y yo opto por la parte de la izquierda mientras el resto toma la derecha, adelanto a todo el grupo que parece que se ha equivocado, este acierto me da alas y cruzo el CP2 a tope. Empieza la navegación.

Mis únicas referencias como las de tantos otros participantes son un waypoint (el WPx) intermedio que la organización se ha dignado a facilitarnos y el AV2, a más de 30 kilómetros. A la izquierda un acantilado de unos cuatrocientos metros de altura que nos observa mayestáticamente por encima de los hombros, en frente, el infinito parece engullir a algunos puntos alargados y coloridos que intuyo que deben de ser ciclistas, muy a lo lejos, probablemente a unos cuantos minutos de mi, aunque parezca una verdadera eternidad la que nos separa, a la derecha, la nada más interminable, detrás, más de nada. Estos treinta y pico kilómetros hasta el AV2 se hacen duros. Desaparece la pista por primera vez desde ayer, y lo más grave, deben de haber 70 que han pasado antes que yo por aquí, pero no hay ni rastro de sus huellas. Sigo el puntero del GPS que poco a poco va restando los kilometros estimados que faltan hasta el WPx y el AV2, poco a poco, poco a poco. La espalda me mata, pero por suerte el brazo ya no se me duerme.

Paso el WPx, todavía 8 kilómetros y medio más hasta el AV2, uf.

A eso de dos kilómetros se empiezan a divisar las banderas del AV2, a lo largo de la carrera los participantes asociaremos banderas con bebida fresca y un pequeño descanso. Cada vez que se está llegando a uno de estos puntos el GPS cambia las unidades de medición de KM a M, los metros bajan mucho más rápido, alegría, alegría, solo queda un poco menos de la mitad.

En medio de la nada no vive nadie, o eso es lo que te imaginas Pablo. Sin embargo allí al fondo hay algo que parece ser una persona, vestida de rosa. Es una niña cubierta con telas rosas y blancas y un mochilón de escuela… ¿de donde viene? ¿a donde va? Se lo podría preguntar pero cualquier respuesta sería improbable. No obstante la sensación de incredulidad debe ser mutua, por que ella me mira con la misma cara con la que debo de estar mirándola a ella. Sigo, mejor dicho, no he parado.

Al poco rato y gracias a haber pasado un arenal de cien metros de longitud a toda pastilla sin tener que bajarme, enlazo con un grupo. Todos tienen las piernas depiladas y van a muy buen ritmo, solo quedan 25 kilómetros. A ver si puedo aguantar este ritmo caribeño. Estan hablando de no parar en el AV3 e ir directamente al CP3… Buf, eso no se si lo voy a aguantar. La providencia debe de haber querido que no siga con semejantes energúmenos y la rueda de delante pincha.

Otra situación surrealista: arreglar un pinchazo en medio de la nada. Le doy la espalda al acantilado, la vuelta a la bici, un buen trago de agua, que parece sopa, y me pongo a cambiar la cámara. Antes de introducir la nueva cámara reviso la cubierta. Encuentro la causante del pinchazo: un pincho de arbusto del tamaño de una garra de felino, la adaptación al medio puede con la industria del caucho.

AV3, pkm 98, ya que voy solo aprovecho para refrescarme. Sólo 18 kilómetros a meta. Más piedra, pero al menos se acabó la zona de navegación, que empiezo a sospechar que me ha hecho perder algunas plazas… Al poco rato me pasan los componentes del Nike ACG, me dicen que me ponga a su rueda. Van a tope pero les aguanto el tirón. Muy buenos ultimos 10 km. Les animo los últimos 800 metros en agradecimiento por haberme llevado a rueda, aunque en MTB dudo que esto sirva de mucho es de agradecer encontrar a un grupo que te anima a seguir su rueda.

EL culo empieza a escocer. Yo pensaba que lo tenía hecho, pero va a ser que todavía tengo muchas cosas que aprender.

Mañana Etapa 2.2.

martes, 5 de mayo de 2009

NTD 2009 - Etapa 1



Todo empieza hace un año, una noche en Figueres, delante del televisor y del ordenador. En la tele, tengo sintonizado Teledeporte, como no, retransmiten tenis, seguramente el master de Madrid, ya no me acuerdo. En el ordenador seguramente trato de maquillar algún número para los presupuestos del próximo verano. De lo que si me acuerdo es del reportaje que retransmiten a continuación: la Nissan Titan Desert del 2008 que se ha celebrado hace poco. Polvo, arena, MTB, y kilómetros para aburrir. Yo tengo que estar allí el año que viene.

Entre esa noche y hoy han pasado muchos entrenamientos, muchos días encima de la bici, en el gimnasio, litros de sudor, estrés por los preparativos del viaje y alguna lesión que otra.

Hoy ya puedo decir que soy un Titan del desierto más.

Hasta que no facturo el equipaje no me creo que estoy embarcado en semejante viaje. El escepticismo me ha perseguido implacablemente hasta que recibí el billete elctrónico, es decir, la última semana antes del evento.

Una vez en Barajas conozco a los diez participantes que junto conmigo han tenido la suerte de no desplazarse hasta Barcelona para ir hasta Casablanca y posteriormente a Ouarzazate. El que más y el que menos tiene pinta de friki de la bici. Ya en el avión empiezan las incertidumbres, las preguntas inútiles de última hora antes del examen que siempre he odiado: ¿la etapa maratón se puede hacer sin parar o es con parada obligatoria? ¿has traído saco para la maratón? ¿La cuarta etapa es realmente de montaña o los desniveles no están dibujados a escala en la web? ¿Te dan la ruta entera o solo waypoints y lo demás debes navegar? Cada uno tiene su idea, vaya empanada de datos, yo prefiero comerme los bocadillos que me ha preparado mi madre, uno de jamón y otro de queso.

Llegamos a Ouarzarzate a la una hora local, tres de la noche española, mañana domingo hay que madrugar, nos vamos a Tazzarinne, donde el lunes empezará la carrera.
Una vez en Tazzarine recogemos nuestras bicis y las montamos bajo el sol, yo sudo como un pollo durante la hora que me cuesta montar la bici, hace un calor bastante considerable, aunque el viento que sopla por suerte refresca. Después de cenar todos nos vamos a nuestra haima asignada, la mía es la 29, esperando que mañana no sople este viento.

Hoy nadie puede dormir a gusto, demasiada tensión acumulada: un año esperando esto, demasiadas dudas: aguantaré? Mi bici aguantará?, demasiadas incógnitas: sólo nos dan 7 waypoints (3 de puntos de control uno de la meta y tres avituallamientos) en medio de un mar de arena y piedras, nos vamos a perder, demasiados kilómetros por delante.

Etapa nº 1, Tazzarinne – Zagora

La primera noche en Haima ha sido un infierno. La realidad se ha mezclado con mis sueños: viento, ronquidos de mis compañeros de haima y los rezos de la mezquita de Tazzarine (los primeros a las 2 de la madrugada y más tarde a las 4) han hecho que no pegase ojo más de media hora seguida. Desde las cuatro y media de la mañana he estado esperando a que sonase el despertador deseando que todo empezase a funcionar. Me siento como un idiota siendo el único despierto de todo el campamento, aunque más tarde me daré cuenta que no he sido el único en padecer insomnio.

Por fin oigo a los primero inquietos que ya se han despertado antes de las cinco y están deambulando por el patio de las haimas. Me levanto y me visto de romano, salgo de la haima y por lo menos hay 50 tíos a tope preparando las bicis. Desayuno y a las seis el parking de las bicis está lleno a rebosar de ciclistas. Queda una hora para que la Titans 2009 haya empezado. Compruebo la presión de los neumáticos y los cambios, todo va bien.
Ya son casi las siete. Nos damos las manos con las personas que tenemos al lado y nos deseamos suerte mutuamente. Nos vemos en la llegada.

Por fin el gobernador de la provincia de Zagora nos da la salida, todos le damos las gracias gritando como energúmenos. Por fin ha llegado el momento. Tenemos 4 kilómetros y pico de salida neutralizada hasta que nos den la salida especial ya en pleno terreno desértico. Me quedo un poco en la retaguardia del pelotón para ver el panorama. Un coche de la dirección de carrera hace de tope a un centenar de ciclistas espíricos que avanzan a la velocidad del 4x4 que se encargara de dar la salida definitiva.

Se lanza la primera de las cinco bengalas que esperamos ver. En el tiempo que superamos el primer repecho los que estamos en la cola nos da tiempo de ver por donde avanzan ya los primeros del pelotón. No vale la pena ni si quiera intentarlo, ruedo unos momentos con la gente de Madrid hasta que veo que mis piernas me piden un poco más de ritmo. En solo pocos kilómetros nos encontramos con los primeros bancos de arena a los que nos deberemos de acostumbrar. No obstante, los primeros tramos del día hasta el primer check point son bastante rápidos y exemptos de dificultades. No obstante como ya he dicho, se nos presentan los elementos que van a ser compañeros de viaje durante la semana: piedras, arena y sol.

Llegamos al primer check Point, (a partir de ahora CP), donde aprovecho para ajustar la tija y el sillín, que noto que no están donde deben de estar. Pierdo varias posiciones, pero no importa, recupero en poco tiempo los diez o doce puestos que he perdido. Al cabo de poco rato llegamos a un oasis, en donde hay una aldea. Lo cruzamos a toda velocidad. Salvo en la zona de huertos, la aldea es paupérrima, los habitantes nos miran con cara de indiferencia. Hay un montón de gente en las calles en silencio. Justo después llega el Avituallamiento nº 1 (a partir de ahora AV). Lleno mis bidones de agua a pesar que no he bebido casi nada. A partir de este momento la pista se vuelve especialmente pedregosa y debemos avanzar poco a poco, al menos yo no se pedalear en semejante pedregal a toda velocidad, sufro por las ruedas y los posibles pinchazos que pueda conllevar una velocidad excesiva en este tipo de terreno, sólo he traído ocho cámaras de repuesto a la prueba y pienso llevar en cada etapa cuatro como mucho, así que hay que conservar un poco y repartir bien el peso.

Después de varios kilómetros entramos en una llanura inmensa de tierra muy compactada, giramos hacia el oeste y el viento nos va a favor, empiezo a rodar a 30 – 35 km/h pudiendo sentar mi culo tranquilamente en el sillín (que alivio!!), puedo rodar incluso con el plato grande, esto si que es disfrutar de la bici. En poco tiempo llegamos al AV2. Aprovecho para beber Powerade (del que todos vamos a acabar hasta los mismísimos a lo largo de la semana). Reemprendo la marcha. Unos pocos kilómetros más de regalo rodador para pasar a otro infierno de piedras que dura hasta pasado el CP3 (en el pkm 65).

A partir de ahí me relajo, ya noto que las fuerzas han menguado y empiezo a comprender la magnitud de la prueba. Constato que voy a acabar hasta las narices de bici, empacho garantizado.

En estas que, a quince kilómetros de la meta, a punto de darme la primera pájara, intentando coger un poco de glucosa que tengo en el bolsillo trasero, pierdo el control del manillar y sufro una caída de lo más tonta que hace que me de un golpe en la rodilla. Veo las estrellas y me cago en todo un rato. La herida es espantosa y por un momento se me corta la respiración, sangre a tope, me lo limpio con un poco de agua. Aquí no te puedes despistar ni un momento.

Acabo como puedo, pierdo unas cuantas posiciones, pero llego. Estoy cansado y dolido, pero ya estoy en casa sano y salvo. Tengo todavía 15 horas para recuperarme para el siguiente tute.