Acontecimiento largamente esperado y anhelado por la mayoría de personas que rodean al Sr. Alejandro Padrell. El evento se celebró durante el fin de semana del 21 y el 22 de julio de 2007. Muchos de los que acudimos no olvidaremos esta fecha.
El que escribe estas líneas, cómo no, decidió acudir al lugar antes que el homenajeado para reconocer el terreno, Sant Julià de Vilatorta. Llegué en lo que se dice "un pedo", puesto que no salía de Barcelona sino de mi Ampuriabrava adoptiva. Diferencia de paisaje y de temperatura, St. Julià está en el centro, cerca de Vic (tierra de fuets y demás embutidos suculentos).
La primera impresión de St. Julià que se lleva él que lo visita por primera vez es de un viaje a finales de s.XIX: casas de viejas y acaudaladas familias de la Ciudad Condal construidas para respirar aire fresco durante los calurosos meses de verano. Me viene a la memoria la novela de "La montaña mágica", y puedo imaginar a personas con tuberculosis tumbados al sol en sus interminables jardines y poniendose hasta la bandera de fuet y llangonises varias bien regado de vino tinto, con la excusa de estar malitos.
Pero volvamos al s.XXI, he llegado demasiado pronto y todavía no hay nadie más que los padres de Alex. Me dan una vuelta por el jardín y me comentan que antes era todavía más grande, por lo visto la carretera que pasa por detrás cortó en dos el bosque y ahora lo que queda es la mitad. A pesar de esto se podría hacer una piscina olímpica y un par de canchas de tenis rodeada por un velódromo peraltado que rodease el cedro de 30 metros que gobierna el jardín y sobraría espacio.
Al fin llegan Alex, Vania y Ahim. Visitamos Vila Carme que es la casa donde vamos a pasar el fin de semana. Aproximadamente tiene unas treinta estancias repartidas en tres pisos y es de planta casi cuadrada, enorme y muy bien conservada, para llenar esa casa necesitas muchos invitados, pero en caso de exceso de invitados siempre queda Vila Conchita, que es la casa de al lado, la hermanita pequeña de Vila Carme.
Es hora de cenar y vamos todos a un pueblo de cuatro casas vecino de St. Julià, una de las casa es un restaurante y otra es una iglesia románica. Tambien hay unos columpios para niños de 3 años, en los que, obviamente, tanto Vania como yo hacemos el mongui a base de bien. Todavía quedan pueblos así, con lo básico. La cena consiste en un plato lleno de embutits de la terra y pan con tomate a tutiplen. Los demás me dicen que no hace falta que me acabe los embutidos, que alivio!! El padre de Alex se tira el rollo y nos invita a todos, thaaaanks a loooot.
Para bajar la cenorra, y dejnado a buen recaudo los padres de Alex y a su tía, nos vamos a estirar las piernas y jugamos unos futbolines. St. Julià está de fiesta mayor. Atraídos por la música que viene de la parte baja del pueblo, llegamos a un parque en el que debe de haber algunos cientos de chicos y chicas jovenes meneandose al son de "Te quiero para toda toda tooooda la vida". Definitivamente no es nuestro rollo. Volvemos a casa cabizbajos por que, pese a sentirnos jovenes, sabemos que los 16 ya hace unos cuantos años que han pasado.
Pero a la mañana siguiente me importa un huevo no tener ni 16 ni 17 ni 18 años, de hecho hay cosas que con esa edad no se pueden hacer, por ejemplo: celebrar que un colega tuyo es Arquitecto.
Y bueno, hay que preparar todo, vamos a Vic, compramos verduras en la plaza y nos sorprendemos ya que elegimos el género con nuestras propias manos. Quizás sea el mismo género que el vendido en Caprabo, pero al menos es más auténtico compralo a plena luz del día. Pero hay cosas que se tienen que comprar en el super, inevitable: birras, alcoholes, carbón, hielo, servilletas (¿pa qué?)... La carne ya está comprada. El trayecto St. Julià Vic no dura más de 10 minutos en coche. Los teléfonos de Vania y Alex no dejan de sonar continuamente. Nadie sabe como llegar y además mucha gente está empezando a despertar a las 13.00, con lo que llegarán tarde muchos de ellos.
A la una empezamos a preparar la barbacoa, se supone que soy el encargado. Recogemos unas cuantas ramas del jardin y empezamos con el fuego. Las ramas están secas, en su punto, así que no cuesta arrancar una buena fogata. Sale una buena brasa que supongo durará mucho tiempo.
Los padres de Alex abandonan en este momento la escena pidiendo que no bebamos mucho y esas cosas que nosotros, en caso de tener churumbeles, tambien les diremos a ellos.
En la nevera hay 96 latas de Estrella Damm, se abre la veda, empieza a legar gente sedienta, te explican las vueltas que han dado para llegar allí, las mismas que di yo ayer. Pero sólo hay algo que me importa en estos momentos: observar el fuego y ver como la madera se convierte en rocas rojas poco a poco, verdaderamente es un espectaculo que merece ser disfrutado con una cerveza bien fría y con una bolsa de patatas.
Vania se encarga de recibir a la gente, la anfitriona perfecta, ensenya la casa a los invitados (gran parte de ellos son arquitectos) mientras atiende por teléfono a los que tienen que llegar. "Alex!! ¿Cómo se llama esta calle? ¿Pugi y qué más?" La calle se llama Puig i Cunyent y la pregunta de Vania se va a repetir durante toda la tarde hasta que llegue el último invitado, todos nos descojonamos.
Empieza a llover, mal rollo. Pero mis brasas no las apaga ni un diluvio universal. A pesar de eso decidimos cambiar el emplazamiento de la barbacoa hacia el porche de la casa. Una vez allí deja de llover y hay que moverlo hacia otro lugar, estresante. Comienzo a asar pimientos, berenjenas y cebolla: Super escalivada al ataque!!
Acto seguido butifarras (brutales), costillas de cerdo y acabamos con chuletas de cordero. Todo espectacular. Tengo a mi servicio un par de pinches que permite dedicarme a jalar como a mi me gusta mientras ellos le dan la vuelta a las viandas, good job boys, we really were a team!! La barbacoa se acaba. No hay café, así que la gente sigue bebiendo cerveza y creo que por ahí alguien ha hecho sangría. Muchos se tumban a la bartola, otros a la tertulia: Summer Case, Piqué, ¿dimite o dimitido? Fernando Alonso por aquí, ¿que tal el curro? y largo etc.
Hablando hablando entra el apetito y nos damos cuenta que en la nevera ya no queda ni una mísera birra. Los chavales que han llegado en bicicleta a las 17:00 están que muerden por que no les hemos guardado más que una misera chuleta por barba. Alerta ROJA!!!! Alex se pone las pilas y organiza un convoy especial de ayuda barbaconiana para comprar más carne y más cerveza. ¿Enciendo más brasas? ¿Si o no? SI, rotundo. No problem, carretilla y peinado intesivo de la zona del jardín. Tiro las cenizas de la antigua barbacoa y empiezo otra, la segunda del dia. La vecina de al lado sale a quejarse que ja n'hi ha prou que cremareu casa meva, le digo que llame e los mossos si quiere y Vania me bronquea, me callo, esto de tener mano izquierda con según quien nunca se me ha dado bien.
Bueno, llegan los refuerzos: pollo y hamburguesas, más verduras para hacer 10 kilos de escalivada. Pero no hay papel de plata. Ya es oscuro, la gente tiene hambre y en el mismo momento en que servimos en la mesa los primeros muslitos de pollo, a un panal de rica miel, dos mil moscas acudieron...
Como todo lo bueno y de la misma manera que antes, se acaba la comida y la cerveza, por suerte alguien ha preparado un cotel llamado "Matador". La fiesta se traslada a la parte más frondosa del bosque, los encargados de la fiesta nocturna se han currado un buen escenario en el que todos podamos ser protagonistas: lámaparas de pie con pantalla distribuidas por el bosque, una mesa con platos para mezclar la música, un proyector de imágenes, Ahim tocando el clarinete a duo con Alex. Cuanto más tarde, más difícil se me hace retener lo que va pasando, ahora lo que importa es mover el esqueleto, "we learn brand new dances like the nuclear bomb". Jornada maratoniana. Muchos van enfilando hacia sus aposentos y se despiden o prefieren no despedirse por temor a represalias. Los que nos quedamos pedimos más caña a Dj Máximo, él no acredita, ¡¡no se puede dar más caña!!, triunfa el tema-lema "We're arkitects!!".
Dan las cinco y Alex nos hace cerrar el chiringuito, no da opción a más jaleo. Recogemos las cosas y los que quedamos nos despedimos hasta el siguiente día.
A muchos les dio vueltas el techo, otros durmieron como santos, algunos se levantaron con gratas sorpresas en la cama, los que menos tuvieron indisposiciones gástricas sin mayor importancia própias de una barbacoa épica.
Dolores de cabeza que no le quitan las ganas de desayunar a nadie ni de visionar la carrera de F1 más accidentada en mucho tiempo. Los coches van saliendo uno tras otro de la pista empapada de agua y todos cantamos a coro "Ooooolééééé, ooooooléééé´!!!", parece que estemos viendo la Feria de San Isidro.
Poco a poco, con cuenta gotas, nos vamos despidiendo todos. Me quedo hasta el final y tengo el honor de ser el último en salir, justo detrás del coche donde van Vania, Alex y Ahim. Adeu Vila Carme, fins a reveure.
Ha sido una celebración en toda regla, gente que nos conocíamos de vista o que no nos conocíamos nos despedimos, alegres de habernos conocido un poco más o simplemente de habernos conocido. Estoy seguro que si algún día volvemos a coincidir todos otra vez, nos acordaremos de esta fiesta.
3 comentarios:
hey you men.
en tres palabras: en-vi-dia. que kabron, y nohotros aqui de lluvias. tb he leido la del festival... en fin. disfrútalo tú que puedes.
un abrazo nigga!!
no es porque seamos familia pero que bien y divertido escribes. Gracias por compartirlo. besos
Vaya vaya lo que encuentra por ahí uno navegando, el blog de un coleguilla...
Supongo que igual te acuerdas de mí, soy Jorge Huerga, de hecho me molaria ponerme en contacto contigo again que perdi tus señas hace siglos!
Te paso mi correo, espero que me escribas washing@entertoinet.com
Un saludo!
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