lunes, 24 de septiembre de 2007

Cursa de la Mercè 2007



Después de una reparadora ducha, de un buen plato de arroz y de un rato de tranquilidad, me monto en el coche rumbo a Barcelona. El objetivo es llegar a Plaça Universitat antes de las 8 de la tarde. Cosa que, dependiendo como esté el tráfico dentro de la ciudad, puede impedir que recoja el dorsal de la Cursa de la Mercè 2007.
Llego por los pelos y aparco el coche en doble fila en Ronda Sant Antoni a riesgo que algún urbano se ponga chulo. Pero siendo las fiestas de la Mercè supongo que tienen cosas más importantes que hacer.
He quedado a las 10 para cenar con Vania y Álex, a los que hace un montón que no veo. Me quedo medio dormido en casa de Carlos mientras veo todas las versiones de lo que los periodistas creen que puede estar pasando con Ronaldinho…
Para llegar al restaurante donde hemos quedado me pillo una bicing hasta Enric Granados con Provenza. Antes de empezar con la cena he pedido tres botellas de agua, tengo una sed insaciable. En la cena pido primero, segundo, postre y una copita de pacharán. Volvemos hasta calle Trafalgar andando y yo me despido, ya no estoy para más trotes.
Cuando suena el despertador a las 8 de la mañana no se exactamente donde estoy. Esto es síntoma que he dormido profundamente. Pero no he descansado. Me da bastante pereza ir a correr.
Pero al final quito pereza y al cabo de poco tiempo estoy otra vez montado en una bicing rumbo Plaza España. Una vez allí me doy cuenta que no soy el único corredor que ha escogido las bicis públicas para desplazarse hasta la línea de salida y que todos los lugares de depósito de bicicletas están ocupadísimos y no queda absolutamente ninguna plaza libre. Tengo que subir hasta el cruce de Josep Tarradellas con Entença para encontrar un hueco libre. Tengo el tiempo justo para llegar a Plaza España corriendo y subir hasta la fuente para dejar mi mochila y dirigirme a la línea de salida.
No ha empezado la carrera y ya estoy sudando como un pollo. El día es bastante gris y la humedad debe ser altísima, por suerte no hace mucho calor.
Al cabo de poco dan la salida y comienza otra nueva aventura de 10.000 metros. Al principio el atasco es monumental, como siempre. Se tuerce hacia la izquierda y se desciende hacia Paralelo previo Tamarit, luego subimos por Entença donde cruzamos Avinguda Mistral y llegamos a la Gran Vía. Una vez allí se puede ver, en el horizonte la cabeza de carrera que a esas alturas ya está en la parte más alta de la carrera a su paso por Paseo de Gracia. La distancia entre la cabeza y el grupo con el que voy corriendo está cubierta por una espesa alfombra de corredores uniformados, casi todos con la camiseta naranja fosforescente que la organización ha regalado a todos los participantes. Al cabo de pocos minutos yo ya estoy allí, sigo el ritmo de dos amigos que corren juntos. Uno de ellos está continuamente animando al otro. Ambos parecen ser buenos, pero al que se le está animando parece que le cuesta. Las piernas de este son extremadamente delgadas, sobretodo la musculatura de los gemelos. Me fijo en que tiene unas cicatrices de intervención quirúrgica en ambas piernas. Les adelanto. Hasta que llegamos a calle Marina me siento bastante bien y con fuerzas y creo haber cogido el ritmo con el que puedo acabar por debajo de los 43 minutos (desde el resfriado que me he olvidado de bajar de 40’). Pero al torcer a la derecha por Ausías Marc, donde veo que muchos participantes toman la esquina atajando por la amplía acera, me indigno y me desconcentro. Llega el kilómetro 5 y oigo a alguien que llevamos 22 minutos. Estoy bastante destrozado, las piernas han dejado de correr solas y ahora requieren de ordenanzas y decretos para que se muevan. Llegamos a Universitat y tomamos Ronda Sant Antoni hasta Sepúlveda. Sepúlveda es todo subida hasta Paralelo y se vuelve a ver toda la marea naranja que llega hasta el final, pero esta vez ya no veo la cabeza de carrera, que se distingue por las luces azules de los coches patrulla que escoltan a los líderes de la carrera.
Intento disfrutar de esta imagen única pero mi parte racional se sobrepone a la emocional y me empiezo a preguntar cuando cruzaremos el kilómetro 6. Al poco rato diviso el cartel del kilómetro 7, así que se me sube un poco la moral. No obstante debe de quedar 1 y medio para llegar a Paralelo, y a medida que nos acercamos, la subida se hace más notable. A pesar de tener el sentido del olfato un poco desgastado por el resfriado de la semana, puedo sentir el olor a sudor de todos los corredores mezclado con linimentos y spray muscular a la vez que se empiezan a oír los primeros bufidos de flatos, los primeros vómitos y abandonos por rampas en los muslos o gemelos. A mí se me está haciendo especialmente dura esta carrera, 10.000 metros son siempre duros, pero cuando estás intentando superar una marca o al menos mantenerla es más duro todavía. Especialmente el último kilómetro.

Cuando llego a Paralelo hay que girar hacia la izquierda rumbo mar, por el lado dónde normalmente circulan los coches dirección Plaza España, hasta la altura de Rocafort. Por el otro lado ves a los corredores que van a acabar por debajo de los 40 minutos. Giras a mano derecha y te encuentras de morros con que Paralelo es un buen pedazo de subida, pero por otro lado te alegra ver que ya es el último kilómetro, aunque lo único que puede consolarte es la visión de la meta, es decir, todavía puede ser que te hagan dar la vuelta a la plaza. Pero por suerte una vez llegas a la plaza sólo tienes que girar a la izquierda y veo que todavía puedo apretar un poco para no sobrepasar los 45 minutos y mantenerme en los 44 y pico.
Cuando acabas una carrera de estas siempre están empezando la sesión de estiramientos los que han llegado antes que tu, yo estiro a su lado mientras bebo Aquarius y agua que reparten los voluntarios. Los que han finalizado comentan con la cara aún roja del esfuerzo “no he hecho buena marca… no he podido bajar de 3’35” en ningún momento y todo el rato a 180 pulsaciones macho… hoy no es el día… el fin de semana pasado con Paco si que me encontraba bien, que te lo diga ¿eh Paco? Díselo!!… esta es para pasar el trámite… vamos a ver que pasa el fin de semana que viene… el miércoles estuvimos entrenando unas series con Pep, Laura y Juanmi a 3’05” y estos cabrones están muy fuertes macho… joder!! Pero si son muy jóvenes para ti, que tu ya eres un abuelo!!…”.
Los humanos vivimos en el pasado o en el futuro, rara vez nos damos cuenta del presente. Pero una carrera es una ocasión ideal para vivir el presente. Debes concentrarte en el ritmo: en el “un, dos, un, dos, izquierda, derecha, izquierda, derecha” coordinar los pasos, no tropezar, levantar las rodillas, mover los brazos respirar como un pulmón de acero, escupir y sonarte las narices en el momento preciso, evitar un flato como sea. Esa ración de 40 minutos y pico de presente es suficiente por un buen periodo de tiempo. En cuanto acabas la carrera vuelves a tu estado original de recuerdos y sueños por cumplir.
Por eso una carrera sin esos u otros comentarios sería como un jardín sin flores.

Ruta 8 del Centro BTT Salines Bassegoda

El sábado comenzó con un poco de de dolor de cabeza y tos de finales del resfriado que he sufrido durante toda la semana.
Aún y así, después de un buen desayuno el cuerpo empieza a pedirme marcha y me empiezo a preparar para salir con la bici.
Me disfrazo de ciclista y me dirijo en coche hasta Albanyà. Este pueblo esta a unos 15 kilómetros, en el principio del Vall de la Muga y es donde acaba todo tipo de civilización. Una vez se deja a espaldas Albanyà, todo es subida. Nada más empezar la subida me encuentro con fuertes pendientes sin descanso, así hasta durante los cinco primeros kilómetros. A partir de ahí la pista se divide en dos y se puede seguir subiendo o girar hacia la derecha por donde marca la señal para BTT. Después de un corto repecho empieza una bajada bastante prolongada hacia la otra vertiente del valle. Cuando acaba la bajada comienza una zona de rompepiernas muy divertido que obliga a coger ritmo, incluso levanto el culo del sillín alguna vez. El paisaje es precioso, muy húmedo y bastante frondoso. Hay tramos en que la pista parece una pista de tenis de tierra batida y la rueda se queda rebozada de este polvo. Varias veces hay que cruzar charcos de riachuelos que bajan con agua desde lo alto del monte.
Al cabo de 10 kilómetros se corona una colina en la que hay una casa abandonada, al cabo de poco rato veo llegar a un grupo de ciclistas, les pregunto si voy bien para volver a Albanyà, ellos están haciendo el mismo recorrido que yo pero en sentido contrario. Los más fuertes me dicen que no me queda mucho, los que están más jodidos dicen que me espera una buena todavía. Me invitan a comer con ellos unos macarrones (vienen con coche todo terreno que les hace de escoba, así da gusto. Les doy las gracias y les digo que tengo un poco de prisa y sigo mi ruta.
Después de este descanso sigo bajando durante un buen rato, hay muchas piedras que saltan y golpean violentamente el cuadro, es un milagro que no haya pinchado.
Sigo las indicaciones de l’Hostal de la Muga, pero no encuentro nada que se parezca a un hostal donde haya un posadero que se encargue de servirme una refrescante cerveza de medio litro acompañada de un buen chuletón de vaca autóctona con patatas fritas y unos buenos melocotones ce postre.

¿Dónde esta el hostal de las narices?


Llega un momento en el que hay que subir, subir y subir hasta llegar a la cota 1050 mts. Llegar allí supone invertir más de hora y media. La ascensión se realiza por una típica pista estrecha, muy cubierta por los árboles, que llega a lo más alto de la montaña mediante una serie de “eses” que se suceden sin cesar y siempre con desnivel importante. Cada vez que tuerces por una de las curvas puedes ver lo que te espera hasta la próxima curva y procuro animarme a mi mismo diciéndome: “Va!! Tira!! Que seguro que esa es la última curva”. Pero no es así. Me empiezo a desesperar un poco y además se me está acabando el agua y no quiero beber agua de los riachuelos que te encuentras de vez en cuando, por miedo a una canalera. La subida parece que llega a su fin cuando se llega a un descampado en el que no se puede disfrutar del paisaje debido a la niebla. Me paro y me abrigo pensando que ya he llegado a la cota 1050 prometida. A partir de ese descampado vienen varios tramos llanos combinados con fuertes bajadas. Pero no se tarda mucho en llegar a una nueva serie de subiditas tocapelotas. Al cabo de un par de kilómetros encuentro este indicador y poso con la mejor cara que puedo para inmortalizar el momento del feliz encuentro. Tras repetir la foto cuatro veces, creo que en la que mejor salgo es esta. Las otras fotos creed que dan miedo.



Coll de Bassegoda (1.105 mts.)

Ahora si que ya sólo queda bajada, 12 kilómetros de bajada. Por pista estrecha con múltiples cambios de rasante y un montón de pedruscos que vuelven a atacar violentamente al cuadro y los pedales. A pesar de la horquilla, los brazos me piden un descanso cuando solo he descendido dos kilómetros. Mientras freno oigo “psssssss”. Pinchazo, lo que me faltaba. Cambio la cámara lo más rápido que puedo pero me noto que estoy agotado. Pasa un todo terreno de un cazador. Me ofrece llevarme, pero le digo que ya estoy listo y le doy las gracias.
Monto la rueda otra vez y al cabo de otros dos kilómetros me encuentro un masia en la que hay colgado un cartel que reza “Begudes”, entro y compro una botella de agua. Descanso un poco y contemplo las vistas, desde aquí se puede ver un poco más el valle.


La que te espera chaval!!

Vuelvo a montar en la bici y al cabo de doscientos metros vuelvo a pinchar. No me lo puedo creer. No me queda otra cámara de recambio.
Ahora si que la he cagado. Me quedan unos ocho kilómetros hasta llegar a Albanyà, de bajada eso si.
Pero bajar con las zapatillas con calas para pedal automático es bastante incomodo por que no pisas muy bien y menos en un terreno pedregoso como el de esta pista. Por suerte hay algún tramo de la pista que esté pavimentado con losas de hormigón y entonces me monto en la bici, pero cuando vuelven tramos de tierra tengo que bajar para no cargarme la llanta. Claro que en este hormigón estoy seguro que no le va bien ni a la llanta ni por supuesto a la cubierta, que ya la tendría que haber cambiado hace algunos kilómetros.
Al final llego al coche. Son las cuatro y media de la tarde, desde las once montado en la bici y un total de 53 kilómetros. Vaya contratiempos. Y encima ahora ya he perdido el tren que tiene que llevarme a Barcelona. Tendré que ir en coche. En fin, la etapa a acabado pero el día continúa. Así es la vida.

lunes, 17 de septiembre de 2007

¿Quién me iba a decir que un día como hoy podría acabar tan bien?



A petición y con permiso de mi primo Charles, esta vez comenzaré este relato de la siguiente manera:
¿Quién me iba a decir que un día como el de hoy podría acabar tan bien?
La noche anterior había aguantado hasta bastante tarde con algunos de los ex compañeros del Master. Muchos de ellos fallaron, pero esto no impidió a los que nos reunimos aguantar hasta bastante entrada la noche. A mí y a los últimos que aguantamos nos dieron las cinco y pico. Las noches de juerga me impiden dormir con tranquilidad, supongo que la mezcla de cerveza, vino, agua, café y copas no es muy buena idea si se quiere tener una buena digestión y despertar con las neuronas en su sitio.
A las cinco horas de acostarme decidí levantarme para no perder más tiempo entre bostezo y bostezo, ducharme, vestir y salir a la calle.
Un día bochornoso en la Ciudad Condal, no especialmente caluroso pero descaradamente pegajoso. Dado que mis primos no contestan a las llamadas que hago a sus móviles decido darme un paseo con Bicing hasta plaza Catalunya y entrar sin objetivos claros a tiendas de discos. Se me ocurre una idea, entrar a discos Castelló y hacerme pasar por friqui de la ópera. Pregunto a uno de los dependientes por grabaciones de óperas de Pietro Mascagni que no sea Caballería Rusticana y me muestra un par en las cuales no estoy interesado, así que le pido por Gugliemo Ratcliff o Silvano. El tío me pone cara de “¡no me fotis la mañana macho!”, me dice que no le suena ni que tenga en existencias grabaciones de estas óperas ni que existan ni tan siquiera; “Compruébelo por favor”, vuelve a poner cara de no me fotis y se dirige al mostrador arrastrando los zapatos perezosamente. Efectivamente en su catálogo de grabaciones de óperas no existe ninguna de Silvano que pueda conseguir, sin embargo puede encargar alguna de Gugliemo Ratcliff.
En ese momento me llama mi primo Charles diciendo que se acaban de despertar él y George. Dice que están bastante perjudicados de la boda de la noche anterior y que todavía se tienen que levantar, desayunar, lavarse y ponerse las pilas. Que a mis primos les quede por hacer todas estas cosas quiere decir que puedo seguir mirando discos, gafas de sol, bicicletas (y todo lo que rodea al mundo de la bici) y otras cosas además de ir a esperarles al vestíbulo del hotel.
Aparece Charlie y lo que queda de Jorge. Jorge tiene que embarcar en un avión de Vueling que sale en menos de una hora, pero antes de dirigirse al Prat tiene que sacar dinero en un cajero y tomar un taxi. ¡¡Si no pierde el vuelo será por el poco pelo que le queda al mamón!!
Nos quedamos Charlie y yo solos ante el peligro. Después de una obligada parada técnica en una óptica en la que mi primo se prueba unas cuantas gafes de sol (por supuesto ninguna acaba de convencerle) cogemos un taxi en el que obligamos al peseto a que haga uso del aire acondicionado y nos dirija al Port Olímpic. Una vez allí nos apeamos y seguimos a pié por el paseo marítimo de la Nova Icaria hasta el Bogatell. Nos sentamos en uno de los chiringuitos que se encuentran en la playa (anteriormente descrito en “Renos en la Barceloneta” y desde el cual está tomada la foto que encabeza este relato) y tomamos cervezas y ensaladas a ritmo de Bob Marley y posteriormente de DJ nisupu. Parece que el día empieza a coger color.
A mi primo se le ocurre la idea de darnos un baño en la piscina del hotel. Yo, esta vez no he traído el bañador a Barcelona y me compro uno con abre botellas incorporado (reconozco que es una exageración dicho complemento y que seguramente el bañador esté dirigido a un público que se lo monta todavía mejor que yo).
Otro taxi, otro peseto a quién obligar a hacer uso del aire acondicionado y rumbo a la Illa Diagonal.
Una vez en el hotel, nos ponemos el bañador y nos damos un baño en la piscina.
La piscina está situada en la azotea del edificio y es de estas que salen en las revistas de arquitectura moderna en la que el agua está rodeada de láminas de madera y se tiene vistas a la ciudad. Como una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo una foto para que os hagáis una idea de la piscina y mi bañador.




Después de un rato de descanso, descubrimos que en el piso de abajo había un Spa. Así que recorrimos varias veces el circuito de hidroterapia: masajes en los gemelos, rodillas, muslos, espalda, hombros, burbujas, baño de agua helada, sauna…

Una vez acabado el circuito, vimos en la habitación del hotel la semifinal de España contra Grecia del Eurobasket, buen partido y merecida victoria de los españoles.
Nada más acabar el partido nos dirigimos a la parte alta de Barcelona para saborear las siempre sabrosas hamburguesas del O.K. de Sarriá. Ya había intentado una vez enseñarle este lugar pero dio la casualidad que estaba cerrado. La visita al O.K. no defrauda, pero Charlie se ha dejado un hueco en el estomago para una Cervela en el Frankfurt Pedralbes. Bajamos por Major de Sarrià hasta Plaza Artós, calle Santa Amèlia para tomar Capitán Arenas, passeig de Manel Girona y calle de Jordi Girona. La calle de Jordi Girona se ha vuelto un cluster de Frankfurts y restaurantes. Sorprende la gente que hay en las dos aceras de la calle comiendo bocadillos y bebiendo cerveza. Los jardines de la Universitat Politècnica de Catalunya se convierten en improvisados campings de orgías salchichísticas.
Después de acabar los bocadillos nos vamos andando hasta el hotel de Charlie. Nos despedimos y yo vuelvo a casa para dormir plácidamente, el Spa me ha dejado destrozado. Sin lugar a dudas la vida del turista gastronómico es bastante dura.
Al día siguiente, decido que ya tengo los deberes hechos y me voy pronto a Figueres. Pierdo el tren Express y para amenizar las dos horas de tren me compro Rockdeluxe y El País.


lunes, 10 de septiembre de 2007

Burriac Atac 2007


Me alegra comunicaros a todos que la carrera de Burriac 2007 ha sido un éxito personal. En caso que queráis curiosear, tendréis que buscar el nombre de la persona por quien corrí: Pau Panyella Montlleó, con el dorsal 181.

He rebajado mi anterior tiempo en 26 minutos, exactamente he tardado 1 hora y 37 minutos en acabar el recorrido. Y no solo eso, he quedado en la posición 41 tened en cuenta que este año la participación llegaba a los 300 corredores.

La táctica que decidí llevar a cabo ha resultado ser efectiva y sostenible.

Esta táctica consistía en comenzar fuerte desde el principio y adelantar a mucha gente antes de comenzar el primer ascenso, una vez comenzado el primer ascenso la idea era subir a muy buen ritmo para evitar atascos en las subidas y así aprovechar las subidas que son mi punto fuerte (muy parecido a subir puertos en bici) y bajar a un ritmo moderado sin presión por parte de los expertos en bajada.

Llevar a cabo esta esta estrategia supone estar a tope de pulsaciones durante la subida y aprovechar las bajadas para tomar aire y coger velocidad. No andar en la subida para no romper el ritmo ha sido lo que me ha permitido ir avanzando posiciones en las primeras rampas, en las cuales me encontraba a los primeros sorprendidos ingratamente por las pendientes de la carrera. Conocerse el terreno es un punto a favor para cualquiera de los corredores y haberla corrido una semana antes suma otro punto.

El pistoletazo de salida se dio puntualmente a las 21:30 en Vilassar de Mar al lado del famoso Espinaler, ya de noche y con algo de viento de levante. Antes de salir tenías que validar el chip exclusivo para esta carrera. Tras unas cuantas carreras de calentamiento y estiramientos dentro del cajón de salida, no quedaba más remedio que esperar quieto entre las primeras posiciones para conservar un buen sitio de salida. Esperas impaciente la salida a ritmo de batucada que provocan los gritos, aplausos y el aumento de excitación de todos los corredores. Josep, Xavier i otros amigos de estos nos encontrábamos juntos y notábamos los nervios característicos previos a una carrera de semejante magnitud.

Empezamos todos juntos y decido empezar a apretar. Un leve pinchazo en los riñones auguran el comienzo de un flato que me ha venido acompañando durante toda la semana. No me encuentro tan bien como pensaba.

Antes del segundo kilómetro tenemos que girar a la izquierda para abandonar el recorrido asfaltado y comenzar el todo terreno: arena, tierra, agua, piedras y raíces. La mayoría de los participantes (entre ellos Josep y Xavier) giran antes de lo debido hacia la izquierda y ahorran unos metros y segundos. Yo decido ser legal y no atajar. En ese instante me desaparece el flato y comienzo con el ritmo de apisonadora. Al cabo de tres minutos alcanzo a Josep y Xavier, justo en ese momento tengo tiempo para mirar hacia atrás y observar el espectáculo: cientos de personas con su frontal encendido detrás nuestro conforman una hilera de lucecitas blancas pertenecientes a locos por la locura, Josep y yo nos decimos "Això es la llet!!" y al cabo de poco nos separamos, lo dejo atrás. Es entonces cuando empiezan los primeros desniveles. Llegamos al club de tennis que hay que cruzar y allí empieza el ascenso a la primera cima. Veo los primeros pinchazos y primeras personas caminando. Yo aguanto hasta el primer tramo de montaña, allí me permito subir 10 metros andando y es la primera y la última vez que pienso "¿Qué hago aquí?". Empieza la parte de sendero en el que hay que ir en fila india y es casi imposible adelantar. La chica que llevo delante, durante un buen tramo, me deja pasar y ya no la vuelvo a ver hasta la llegada. Después de pasar a la chica empieza el primer tramo en el que hay que utilizar las manos para subir. El chico que me hace de rueda se equivoca de ruta y tengo que volver hacia atrás, pero solo un par de metros. A los dos tercios de ascensión oigo un petardazo que significa que el primero ya ha coronado la primera colina, Turó de l'Infern. No me desanima, de hecho me anima, voy muy bien mejor que el año pasado desde luego, pero sigo teniendo miedo por la bajada.

Unos cuantos minutos más tarde corono el Turó de l'infern y empiezo a oír algo que durante toda la carrera me repetirán los de la organización: "Vamos!! Vas con los primeros!!" Me vuelve a animar. Llevo delante un tío con aspecto de pro. Le pierdo pronto, en los primeros tramos de bajada pero me anima el hecho que no oigo a nadie que me pise los talones. Esta primera bajada es corta pero intensa y rápidamente se llega al primer avituallamento en un llano en el que se empalma con la subida al segundo pico. Decido no parar el ritmo y prescindir del refrigerio. Lo que me supone adelantar a otros tantos corredores y ahorrar unos segundos. La subida al segundo pico empieza con una subida fuerte que rompe bastante el ritmo y te obliga a a subir a paso lento. Acto seguido entramos en un camino en el que hay que agachar la cabeza para evitar las ramas. La visión no alcanza nada que vaya más allá de cinco metros y además el sendero es muy sinuoso, con curvas a derecha e izquierda combinadas con rocas que hay que sortear o saltar como buenamente puedas.

El ascenso a este segundo pico se hace más ameno por que se puede correr y notas la sensación de recorrer metros. La llegada al segundo pico, no es tan espectacular como el primero o tercero, no tienes la sensación de altura puesto que los arboles tapan la visión que pueda haber.

En este pico no hay control. Voy solo y comienza el descenso que me parece más complicado por la dificultad del terreno. Si no vas con cuidado, puedes acabar rodando por la ladera o con un buen rasguño. Aquí si que hay un par de personas que me piden permiso para adelantar, "En cuanto encuentre un hueco te dejo macho!!", así lo hago. Pero en es instante el descenso se ha acabado y comienza un tramo fácil en el que hay que dar piernas y coger ritmo. Estamos en el Kilómetro 8 y medio y hay que abandonar el camino llano hacia la derecha para tomar una pista que vuelve a romper el ritmo completamente. Las personas que me han adelantado en la bajada están encarando la subida caminando. Yo no dejo de trotar, me imagino que voy en bici y pongo plato pequeño y piñón grande aumento la cadencia de pasos y disminuyo la zancada a pocos centímetros. Adelanto a tres personas que están completamente asfixiadas. Llego al lugar en el que los que ya han coronado Burriac cruzan delante de los que todavía les queda lo más duro de la ascensión al Castillo. Lo más duro son unas rocas de granito en los que tienes que volverte a ayudar de las manos. Pero la recompensa se empieza a saborear. Las luces de Premià, Cabrils Cabrera y Vilasar de Mar se empiezan a ver y más allá puedes imaginar que el enorme espacio negro que se extiende a espaldas de estos municipios es el Mar Mediterráneo. Vienes de allí y ahora tienes que volver.

Otro puesto de avituallamiento. Este si que lo aprovecho, bebo un vaso de agua y otro me lo tiro por encima. Vuelta a bajar. Ahora me cruzo con los que van hacia arriba, voy solo y esta bajada ya no es tan técnica, además me siento muy fuerte todavía. A pesar de todo no fuerzo la máquina. Aunque lleve un buen frontal y ahora la luz ilumine unos 15 o 20 metros, no quiero arriesgar en la bajada. Sólo queda un par de tramos de bajada técnica con algunas raíces y creo recordar que algún que otro cactus. Oigo a alguien que me pisa los talones. No me alcanza hasta que llegamos a la pista: "Vamos!!"

Llegamos a Cabrils, la civilización y más avituallamiento, decido no parar y empiezo a bajar las escaleras. Ahora queda la última subida Ca l'Escarraman, no se que querrá decir Escarraman, pero suena a putada, y lo es. Es la última subida. A estas alturas los que van por delante cuesta cogerles y no pecan de inexperiencia, pero les puedo seguir el ritmo. Acaba l'Escarraman y llegamos al mismo sitio por donde pasamos a la ida para encarar la primera ascensión al turó de l'Infern, comienza una buena bajada que hay que frenar con los muslos. Cruzamos la autopista y oigo que a la persona que viene detrás le dicen "Ets la segona noia!!!" Esto es increible tengo sólo una chica por delante, esto quiere decir que estoy haciendo un muy buen tiempo. La segunda chica viene a muy buen ritmo, es Laia, la conocí la semana pasada en el entrenamiento, cuando me adelanta le doy ánimos y ni se me ocurre seguir su ritmo. Sólo quedan dos kilómetros. Hay que girar a la derecha y bajar perpendicular a la playa por una riera y por un paseo, cruzar las vias del tren por un pasillo subterráneo y llegas a la playa. El tío que tengo delante se desespera y baja totalmente el ritmo, se hunde literalmente en la arena mientras yo parezco flotar en ella. Lo adelanto. Como si de una película yankee de tratara levanto los brazos y disfruto de este adelantamiento, de mi llegada en solitario y de los aplausos de todo el público, estoy entusiasmado. Entrego mi chip y el organizador de la carrera, Alex, me reconoce y me felicita con un abrazo. Cojo una botella de agua y otra de bebida isotónica me entregan en el acto una estadística con mis tiempos parciales y totales. No me lo puedo creer. Esto hay que celebrarlo.

Al cabo de bastante rato encuentro a Josep, el también ha mejorado su marca de el año pasado. Nos tomamos unas cervezas y unos bocadillos. Saboreamos durante un buen rato nuestra proeza y ya sólo nos queda comenzar a planificar futuras carreras y retos.

sábado, 8 de septiembre de 2007

La vuelta al cole!!

Esta ha sido una rápida semana que ya es historia. El lunes probé por primera vez ir y volver en el dia en tren a Barcelona. La idea no es mala y se llega en poco tiempo cuando coges el expreso que lleva directamente a Barcelona sin hacer más paradas intermedias que las imprescindibles como en Girona, Sant Celoni o Granollers. Pero a la vuelta, un grave despiste implicó que cogiese el tren que para en todas las estaciones secundarias y apeaderos de mala muerte que hay entre Barcelona y Figueres.

Con la vuelta al cole de la mayoría de los niños y niñas de toda Europa, la mayoría de los turistas que veranean en Empuriabrava han abandonado la urbanización canalizada rumbo a sus países respectivos, mayoritariamente Francia, Alemania, Bélgica, Holanda e Inglaterra. Este es uno de los aspectos que me hace pensar en que el verano ya ha llegado a su fin.


Pero en el Alt Empordà, la huída de los turistas este año ha coincidido con la llegada de la Tramuntana. La temida y prometida Tramuntana. Potente, frío y seco viento proveniente del norte que nace en el macizo central francés acelera su velocidad ayudado por los Pirineos para arrasar el golfo de Roses y peinar todos los cipreses del Pla de l’Empordà. Alguien me había dicho que este viento ya no es lo que era. Sin embargo a mi me parece que se equivocaba. El viento llego el jueves por la tarde y no nos ha dejado hasta ayer, para convertirse en un fuerte Poniente igual de molesto pero no tan persistente ni estremecedor.

El viento posee una capacidad de limpieza espectacular. Los dias de Tramuntana se caracterizan por un cielo azul eléctrico totalmente despejado, en ocasiones con altas y alargadas nubes blancas como el algodón que aparecen y desaparecen rápidamente en ambos extremos del horizonte.

Es espectacular ver como los pocos árboles de la zona (deben de haber 4 por cada cuatro kilómetro cuadrado) están totalmente adaptados a los fuertes vientos mediante un tronco flexible que devuelve al árbol a su posición inicial al mínimo despiste del viento. A pesar de lo poética que pueda parecer la llegada de la Tramuntana, tengo que decir que presiento bastantes inconvenientes a este fenómeno meteorológico. Uno de ellos es la dificultad de realizar cualquier tipo de actividad al aire libre, ya sea pasear, ir a hacer la compra o, por supuesto correr o pedalear. Lo digo por que precisamente esta ha sido la primera semana que me he auto impuesto como comienzo de la nueva temporada 2007-2008 en la que me propongo a alcanzar la meta de rebajar los 37 minutos en la distancia de diez kilómetros. Así que podéis imaginar lo incomodo que es correr con el viento dándote en la cara, desequilibrándote y frenando el ritmo que tanto ha costado coger. Y ahí tenemos otro síntoma de la vuelta a la rutina que el verano se empeña, año tras año, en querernos hacer olvidar, mi vuelta a los entrenamientos. Como ya he comentado en la entrada anterior de este blog, hoy, sábado 8 de septiembre de 2007 corro mi segunda Burriac Atac, y esto implica preparación y concentración.

Sigamos con más síntomas que evidencian la llegada del curso 2007-2008. Ni que decir tengo que el comienzo de La Liga, este año ha tenido, por desgracia, uno de los comienzos más sonados desde hace muchas temporadas. La Liga llena vacíos difícilmente sustituibles para la mayoría de mortales. Sobre todo los vacíos de las penosas tardes de domingos en las que uno aterriza de su fin de semana y se encuentra planchando los pantalones y camisas que va a llevar durante el resto de la semana, o mientras se traga un atasco espectacular en la autopista o carretera de turno cuando volvemos de pasar un relajante fin de semana en el pueblo, o con suerte cuando vamos a ver el partido en vivo al campo y descargamos nuestras iras en los jugadores de nuestro equipo por vagos, nos cagamos en los muertos de los jugadores de los equipos rivales por demasiado listos o simplemente recordamos lo puta que es la madre del árbitro. Incluso nos podemos alegrar o emocionar por ver alguna jugada genial. El caso es ocupar el tiempo y esperar a que pasen las diez primeras jornadas para empezar a especular sobre el resultado final para fastidiar a los amigos de equipos rivales. Una excusa más para socializar, desde luego más fácil que discutir sobre política.

Más síntomas que corroboran el principio de un nuevo año: el Eurobasket, este año parece que el conjunto español tiene ganas de confirmar su magnífico estado de forma y así parece que lo está haciendo con un único partido perdido in extrémis por un triple en el último segundo del equipo de Croacia. No obstante, fue un buen partido y la paliza que acaban de propinar a Grecia augura un buen torneo para los de Pepu Hernández liderados por Pau Gasol y un fantástico e inspirado Rudy (Mr. Catering) Fernández.

Sin olvidarnos de la Vuelta, que ya ha disputado su séptima etapa y probablemente se decida en alguna de las contrarreloj se van a disputar. Recordemos que el plato fuerte en la Vuelta, por desgracia no son las etapas de alta montaña y los contrarrelojistas tienen tantas posibilidades de disputar la general como los escaladores. De momento me quedo la voz de un corredor del Saunier-Duval que se cayó en una de las primera etapas y se abrió la barbilla. Tuvo que ser operado al finalizar la etapa y el dolor que le provocó el golpe le impedía masticar e ingerir cualquier tipo de alimento sólido y de tanto mal estar que no pudo dormir ni descansar correctamente. Al día siguiente le subieron a la bicicleta para disputar la etapa. En la meta le estaba esperando uno de los periodistas de TVE para recoger su testimonio. Su voz sonaba más rota de lo que ya suena la voz de un ciclista recién bajado del sillín de la bicicleta con la que acaba de recorrer 180 kilómetros, se le notaba que no podía hablar correctamente y por cada palabra que pronunciaba podía ver en sus ojos una lágrima que no se atrevía a asomar por orgullo propio o por que quizás ya las había derramado todas durante la etapa. En cualquier caso una demostración de lo que las personas podemos llegar a hacer por ganarnos la vida.

No obstante ante tanto fútbol, baloncesto y ciclismo, hay que recordar que hoy ha sido el partido inaugural de la VIª Copa del Mundo de Rugby. Enfrentaba a Francia, el equipo anfitrión, versus Argentina. Argentina se ha impuesto al XV del Gallo sorprendiendo a todos los aficionados congregados en el Stade de France. No obstante los Pumas llegaban bastante igualados al partido y con muchas ganas e imbatidos ante los partidos amistosos que habían disputado contra los galos. Francia no ha estado a la altura y ha demostrado demasiada condescendencia ante un equipo técnica y físicamente inferior pero con muchos más litros de sangre en las venas. Este partido me recordó a mi época de juvenil en el C.N. Montjuïch, precisamente un argentino era nuestro segundo entrenador, un día ante la pasividad y el poco entusiasmo que mostrábamos la mayoría de los jugadores, paró el entrenamiento y nos dijo con un acento porteño brutal: “¡Chicos, chicos, por favor! Yo os puedo enseñar a pasar el balón, a percutir correctamente, a propinar al rival un tackle como Díos manda, haceros correr kilómetros para que tengáis más resistencia… pero lo que no puedo es poneros sangre en vuestras venas.”


Ignacio Corleto anota el único ensayo del partido inaugural para los Pumas


Pero esto era hace mucho tiempo, hoy en día si que es posible poner sangre en las venas a los deportistas. ¡Y que sangre!

sábado, 1 de septiembre de 2007

Preparación Burriac Atac 2007

Este primer fin de semana de septiembre se suponia que iba a ser elprimero que pasaría integramente en mi nueva casa, sin embargo un mail en última instancia de Josep Ferrer, mi antiguo compañero de piso en Barcelona, me hizo cambiar los planes en en plazo de un día.

El mail que recibí decia, en resumidas cuentas, lo siguiente: "un conocido mío no va a correr la Burriac de este año y si quieres puedes correr por él. En caso que quieras dímelo por que te pasaré sus datos de contacto y puedes correr bajo su identidad con su dorsal y su chip".

Nada podía haberme hecho más feliz. Así que he aceptado correr bajo otra identidad.

Una vez aceptada la invitación Josep me comunica lo siguiente: "Si quieres entrenarte bien, ven mañana viernes 31 de agosto a Vilasar y corremos junto con los organizadores una carrera de prueba".

Obviamente dije que sí y a las 19:30 ya estaba en la plaza del ayuntamiento de Vilasar de Mar. La gente que había convocada era de muy alto nivel,empezando por los organizadores. Éstos son aficionados a disputar Iron Man's y sus físicos son espectaculares. Pero sobretodo es espectacular el rendimiento.

La Burriac Atac es una carrera nocturna que se disputa durante los primeros días de septiembre en el municipio de Vilasar de Mar (Maresme, provincia de Barcelona) y que transcurre por los municipios de Cabrera y Vilasar de Munt. La historia de esta carrera se remonta a hace sólo tres años, pero sus organizadores han querido dotarla de una cierta tradición historica.

Como he dicho, la carrera es nocturna,comienza a las 21:30 y acaba cuando el corredor antes puede. El año pasado, la única edición que he disputado hasta ahora el recorrido total era de unos 15 kilometros y medio. Este año dicen que seuperará esa distancia y quizás se llegue a los 17, pero no lo se seguro. Mi tiempo fue de 2 horas y tres minutos, lo que supone una media de algo más de 8 minutos el kilometro. Tal media de velociad se debe a las características del perfil de la carrera. Grandes pendientes que implican subir ayudándose de las extremidades delanteras (o superiores) y bajadas donde los tobillos y las rodillas peligran más que una piruleta a la salida de un colegio.

Los tramos más fáciles se hacen totalmente a oscuras por pistas en las que no ves más allá de 10 metros y donde la única referencia que tienes es la del corredor que llevas delante, normalmente vestido con alguna pieza reflectante a la luz del frontal que todos los participantes deben de llevar en su cabeza. Los tramos más difíciles debes evitar chocar contra fantásticos ejemplares de cactus que te esperan con sus brazos abiertos mientras tu bajas una pendiente a toda velocidad en la que todos tus músculos estan en tensión y concentrado al 100% para no tropezar con ninguna raiz de pino o resbalarte con la tierra suelta del monte.

El objetivo es coronar tres picos, el primero de los cuales se llama Turó del infern, allí hace siglos se empalaba a los herejes y las brujas. Luego, tienes que coronar otra colina y acabas llegando al Castell de Burriac (del cual os dejo un par de fotos de muestra arriba y abajo para que os hagáis a la idea de lo que es). Este castillo servía de atalaya de vigilancia del siglo XI desde el que se ve Barcelona, Badalona, Masnou, Premià, Vilasar, Mataró, Llavaneres, Argentona, Granollers... Está situado en un sitio completamente estratégico. Por suerte dentro del Parque Natural de la Serrelada Litoral y no hay construcciones nuevas cercanas que rompan el encanto de esa construcción casi milenaria.



Nada más. El entrenamiento fué muy bonito. Espero que la seman que viene pueda mejorar el tiempo del año anterior y pueda celebrarlo haciendo una nueva entrada en este blog para conmemorarlo.