Esta noche, después de haber dejado la bici como una patena, toca dormir en haima común, directamente en el suelo, sin colchones ni ducha previa, dentro de nuestros sacos de dormir.
Ha sido un infierno de noche, no he podido pegar ojo más de media hora seguida y como yo tantos otros a juzgar por las caras que he visto durante el desayuno. Al menos el cielo me ha recompensado con un montón de estrellas y nebulosas cuando me he despertado a hacer pis a eso de las 3 de la madrugada.
Se oye el generador que suministra electricidad al campamento, arriba!!
Hoy nos han prometido que la etapa nos va a gustar mucho, que a pesar de lo larga (es la más larga de las cinco que vamos a disputar, 118 km) es rápida y entretenida.
Para empezar, antes de dar la salida hay que cruzar el río, la poco agua que lleva y parte del lecho seco como la mojama, que es un pedregal de mucho cuidado. La etapa consiste en ir remontando este río seco montaña hacia arriba hasta llegar a una mina a cielo abierto y luego debe de ser gran parte pista rápida. Al menos eso es lo que nos han dicho. Mucha gente empieza a no creerse nada.
Bengalazo de salida. Estoy en la plazas del medio tirando hacia atrás, veo como hay que volver a cruzar el río por y nada más cruzar enfrentarse a un buen desnivel en curva hacia la derecha y luego gira a izquierda para coger la pista principal por la que ya avanzan los primeros, allí se amontonan un mogollón de ciclistas, el clásico embudote MTB. Por suerte el tío que va delante se da cuenta de un atajo que evita esta subida y que lleva, girando hacia la izquierda antes de la subida, hacia la pista principal evitando la aglomeración. Le sigo a tope, una vez en la pista principal, me doy cuenta que debo de haber salvado 30 puestos de golpe.
Vía libre, los primeros veinte kilómetros son un rompe piernas con continuos giros, subidas y bajadas cortas (con tendencia hacia arriba) y numerosos cruces del río. Subo de pulsaciones, este es el ritmo que me gusta. Pero hay que reservar, además, al haber ganado posiciones con tanta facilidad estoy rodando con gente bastante más preparada que yo.
Hasta el AV1 me encuentro fenomenal, voy rodando con un chaval del equipo Buff, que se dedican a promocionar la marca realizando raids de esta guisa en todo el mundo, y un par de hombres que pasaran de lo 40. Los tres ruedan que se las pelan. 10 kilómetros después del CP1 los dejo ir, no puedo seguir ese ritmo.
La etapa en este punto es preciosa, hemos llegado a los 1200 metros de altitud, el paisaje es de montaña, montaña completamente pelada, aunque las pendientes siguen siendo suaves. Estamos llegando a la mina. Se ve desde lejos, es una mina enorme… de color verde turquesa, parece abandonada, solo he visto a un operario montado en Vespino que me ha adelantado por la pista, pista que en este punto se ha convertido en hiperpista por donde podrían circular dos, la bici va como la seda puesto que el terreno empieza a presentar desnivel negativo, sólo hay que levantar el culo en los pequeños repechos para mantener un buen ritmo.
Conato de pájara y la rodilla que me esta empezando a dar molestias más que serias. Paro a comerme una naranja y tomarme un antiinflamatorio (me lo debería haber tomado en el desayuno), mientras me pasan machines que todavía están pagando el error de la primera curva, aunque parece que están recuperando tiempo a base de bien. Algunos llevan un ritmo imposible de seguir. Yo a lo mío, saboreo la naranja y bebo un buen trago para que pase el pastillote. Arriba otra vez.
Parece que ya estamos abandonando la zona de montaña, ya queda poco para el CP2 y el AV2. Tengo en el punto de mira a parte del equipo Contador y al sevillano de Dos Hermanas con su camiseta verde loro se le ve a la legua, es uno de los más cachondos del pelotón, siempre que se baja en los avituallamientos le quedan fuerzas para hacer alguna broma, siempre va bien un poco de alegría. En el AV2 ya los he cogido: “A mi me vah a poneh un montaito pollo unah friturah y ponte unah cañitah bien fresquitah hasta que me valla pisha…”
10 kilómetros hasta el CP3, 25 km hasta el AV3 y 40 hasta meta, esto va cogiendo color. Los diez hasta el CP3 se hacen rápidos. Pista rápida sin complicaciones, zona limítrofe entre montaña y lo que vuelve a parecer desierto… una vez más, a eso hemos venido ¿no? Pasamos una aldea, más niños, más adobe, “Bonjour monsieur, un stylo s’il vous plaît!!”
CP3, teóricamente quedan más de 25 kilómetros a meta, y 15 al AV3, sin embargo, el puntero del GPS marca 10 hasta el AV3, el GPS siempre te marca la ruta más corta en línea recta. En línea recta es imposible seguir, debería subir una montaña, el instinto me dice que siga recto y tarde o temprano deberé girar a la derecha. La pista se ha convertido en un pedregal relleno de arena, o arena o piedra, un infierno, y los kilómetros no bajan del GPS, estamos dando un buen rodeo. Al final toca girar hacia el Suroeste a partir de ese mismo momento la distancia empieza a bajar. Ya comienzo a notar otra vez el cansancio. Piedras, piedras, piedras, arenaaaaaaaal.
Hay que cruzar el lecho de otro río seco y parece que ya llegamos a civilización, hay una gran población en la otra orilla que dejamos a nuestra derecha, tomamos una carretera de asfalto y giramos a la derecha donde se encuentra el AV3. Poco menos de 15 kilómetros a meta. Hace un calor de cojones. El agua que bebemos en este avituallamiento es caldo.
Lo que nos queda ahora es seguir paralelamente a una carretera en obras, es un tramo aburrido y pastoso, a pesar de ser una pista muy buena y rápida tiende hacia arriba y es interminable. Tras unos siete kilómetros a plato jugando con los piñones no me queda más remedio que bajar a plato mediano. Me empieza a costar, el coco empieza a ir por un lado que yo no quiero que vaya. Se me pasa por la cabeza que hoy no voy a poder.
Al final me da la pájara, no deben de quedar más de 2000 metros pero no puedo más. Me bajo de la bici a respirar un poco, empiezo a andar empujando lo bici, solo queda un repecho y llegar a la meta, me vuelvo a subir a la bici justo antes de acabar el repecho. Ya s ve la meta, hay que dar un poco de rodeo para llegar hasta allí, la meta está justo por detrás del campamento… Un último esfuerzo. Al fin he llegado.
A pesar de ser la mejor etapa que he hecho hasta el momento es en la que peor me voy a sentir después de acabar. La pájara me ha dejado fatal. Me ducho, como y me tumbo en la haima para descansar un rato. El calor en la haima es demoledor. Aún y así, me quedo dormido, me despierto con sensación de fiebre, la cabeza me arde y tengo diarrea.
Salgo fuera de la haima, fuera se está mejor, bebo agua a raudales. Visito al médico. Me dice que me hidrate, y que mejor no tomar Fortasec hasta volver a estar encima de la bici. En cuanto a la rozadura del culo… ya se ha convertido en una pequeña ulcera. Tendré que ponerme crema cicatrizante y después de la etapa de mañana un parche.
Vamos a descansar como podamos. Mañana toca montaña. 98 kilómetros.
Ha sido un infierno de noche, no he podido pegar ojo más de media hora seguida y como yo tantos otros a juzgar por las caras que he visto durante el desayuno. Al menos el cielo me ha recompensado con un montón de estrellas y nebulosas cuando me he despertado a hacer pis a eso de las 3 de la madrugada.
Se oye el generador que suministra electricidad al campamento, arriba!!
Hoy nos han prometido que la etapa nos va a gustar mucho, que a pesar de lo larga (es la más larga de las cinco que vamos a disputar, 118 km) es rápida y entretenida.
Para empezar, antes de dar la salida hay que cruzar el río, la poco agua que lleva y parte del lecho seco como la mojama, que es un pedregal de mucho cuidado. La etapa consiste en ir remontando este río seco montaña hacia arriba hasta llegar a una mina a cielo abierto y luego debe de ser gran parte pista rápida. Al menos eso es lo que nos han dicho. Mucha gente empieza a no creerse nada.
Bengalazo de salida. Estoy en la plazas del medio tirando hacia atrás, veo como hay que volver a cruzar el río por y nada más cruzar enfrentarse a un buen desnivel en curva hacia la derecha y luego gira a izquierda para coger la pista principal por la que ya avanzan los primeros, allí se amontonan un mogollón de ciclistas, el clásico embudote MTB. Por suerte el tío que va delante se da cuenta de un atajo que evita esta subida y que lleva, girando hacia la izquierda antes de la subida, hacia la pista principal evitando la aglomeración. Le sigo a tope, una vez en la pista principal, me doy cuenta que debo de haber salvado 30 puestos de golpe.
Vía libre, los primeros veinte kilómetros son un rompe piernas con continuos giros, subidas y bajadas cortas (con tendencia hacia arriba) y numerosos cruces del río. Subo de pulsaciones, este es el ritmo que me gusta. Pero hay que reservar, además, al haber ganado posiciones con tanta facilidad estoy rodando con gente bastante más preparada que yo.
Hasta el AV1 me encuentro fenomenal, voy rodando con un chaval del equipo Buff, que se dedican a promocionar la marca realizando raids de esta guisa en todo el mundo, y un par de hombres que pasaran de lo 40. Los tres ruedan que se las pelan. 10 kilómetros después del CP1 los dejo ir, no puedo seguir ese ritmo.
La etapa en este punto es preciosa, hemos llegado a los 1200 metros de altitud, el paisaje es de montaña, montaña completamente pelada, aunque las pendientes siguen siendo suaves. Estamos llegando a la mina. Se ve desde lejos, es una mina enorme… de color verde turquesa, parece abandonada, solo he visto a un operario montado en Vespino que me ha adelantado por la pista, pista que en este punto se ha convertido en hiperpista por donde podrían circular dos, la bici va como la seda puesto que el terreno empieza a presentar desnivel negativo, sólo hay que levantar el culo en los pequeños repechos para mantener un buen ritmo.
Conato de pájara y la rodilla que me esta empezando a dar molestias más que serias. Paro a comerme una naranja y tomarme un antiinflamatorio (me lo debería haber tomado en el desayuno), mientras me pasan machines que todavía están pagando el error de la primera curva, aunque parece que están recuperando tiempo a base de bien. Algunos llevan un ritmo imposible de seguir. Yo a lo mío, saboreo la naranja y bebo un buen trago para que pase el pastillote. Arriba otra vez.
Parece que ya estamos abandonando la zona de montaña, ya queda poco para el CP2 y el AV2. Tengo en el punto de mira a parte del equipo Contador y al sevillano de Dos Hermanas con su camiseta verde loro se le ve a la legua, es uno de los más cachondos del pelotón, siempre que se baja en los avituallamientos le quedan fuerzas para hacer alguna broma, siempre va bien un poco de alegría. En el AV2 ya los he cogido: “A mi me vah a poneh un montaito pollo unah friturah y ponte unah cañitah bien fresquitah hasta que me valla pisha…”
10 kilómetros hasta el CP3, 25 km hasta el AV3 y 40 hasta meta, esto va cogiendo color. Los diez hasta el CP3 se hacen rápidos. Pista rápida sin complicaciones, zona limítrofe entre montaña y lo que vuelve a parecer desierto… una vez más, a eso hemos venido ¿no? Pasamos una aldea, más niños, más adobe, “Bonjour monsieur, un stylo s’il vous plaît!!”
CP3, teóricamente quedan más de 25 kilómetros a meta, y 15 al AV3, sin embargo, el puntero del GPS marca 10 hasta el AV3, el GPS siempre te marca la ruta más corta en línea recta. En línea recta es imposible seguir, debería subir una montaña, el instinto me dice que siga recto y tarde o temprano deberé girar a la derecha. La pista se ha convertido en un pedregal relleno de arena, o arena o piedra, un infierno, y los kilómetros no bajan del GPS, estamos dando un buen rodeo. Al final toca girar hacia el Suroeste a partir de ese mismo momento la distancia empieza a bajar. Ya comienzo a notar otra vez el cansancio. Piedras, piedras, piedras, arenaaaaaaaal.
Hay que cruzar el lecho de otro río seco y parece que ya llegamos a civilización, hay una gran población en la otra orilla que dejamos a nuestra derecha, tomamos una carretera de asfalto y giramos a la derecha donde se encuentra el AV3. Poco menos de 15 kilómetros a meta. Hace un calor de cojones. El agua que bebemos en este avituallamiento es caldo.
Lo que nos queda ahora es seguir paralelamente a una carretera en obras, es un tramo aburrido y pastoso, a pesar de ser una pista muy buena y rápida tiende hacia arriba y es interminable. Tras unos siete kilómetros a plato jugando con los piñones no me queda más remedio que bajar a plato mediano. Me empieza a costar, el coco empieza a ir por un lado que yo no quiero que vaya. Se me pasa por la cabeza que hoy no voy a poder.
Al final me da la pájara, no deben de quedar más de 2000 metros pero no puedo más. Me bajo de la bici a respirar un poco, empiezo a andar empujando lo bici, solo queda un repecho y llegar a la meta, me vuelvo a subir a la bici justo antes de acabar el repecho. Ya s ve la meta, hay que dar un poco de rodeo para llegar hasta allí, la meta está justo por detrás del campamento… Un último esfuerzo. Al fin he llegado.
A pesar de ser la mejor etapa que he hecho hasta el momento es en la que peor me voy a sentir después de acabar. La pájara me ha dejado fatal. Me ducho, como y me tumbo en la haima para descansar un rato. El calor en la haima es demoledor. Aún y así, me quedo dormido, me despierto con sensación de fiebre, la cabeza me arde y tengo diarrea.
Salgo fuera de la haima, fuera se está mejor, bebo agua a raudales. Visito al médico. Me dice que me hidrate, y que mejor no tomar Fortasec hasta volver a estar encima de la bici. En cuanto a la rozadura del culo… ya se ha convertido en una pequeña ulcera. Tendré que ponerme crema cicatrizante y después de la etapa de mañana un parche.
Vamos a descansar como podamos. Mañana toca montaña. 98 kilómetros.
4 comentarios:
Eso es VIVIR! Pero casi parece una trauma - vaya Challenge para el cuerpo y el coco!!!
tienen q ser jodidas esas bajadas con tendencia hacia arriba...jaja
juas!! los sevillanos ahi pidiendose sus tapitas y unas cañas... no pillasteis ningun doner kebab on your way?
despues de la pajara te tendrias q haber fumao un kanuté jajaja...
y pal buyate cemento o algo...
sigue contando tio, q esto es increible, vaya experiencia.
big up homeboy!!
Increible tio... me tienes aqui enganchao leyendo tu aventura! Muchos recuerdos y me alegro un monton de ver lo bien que andas!!
Que pasada... que envidia sana me dassssss!!
MUNI.
Bueno, esto ya tiene su asignatura de patología médica, quirúrgica y traumatológica.
Seguramente gracias a la diarrea y a la hipoglucemia, el anestesista no querrá anestesiarte para operarte definitivamente de la rótula, y de la fisura anal. De todas maneras, con tanto inflamatorio y esa mierda de agua, estoy corriendo para ver si en el siguiente capítulo, definitivamente te tienen que operar de úlcera sangrante del duodeno.
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